A la hora de repasar la historia del rock argentino, la figura de Billy Bond es ineludible. Nació en Italia bajo el nombre de Giuliano Canterini y a fines de los años 40, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, llegó a Buenos Aires con sus padres. Aquí fue donde se contagió de rock and roll y comenzó un camino con agrupaciones beat como Sandy y Los de Fuego, Bobby Cats, Los Guantes Negros, una fugaz aunque prolífica carrera solista y su piedra angular: Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll.
Un resumen de su biografía pública debería mencionar que además fue productor discográfico e instigador de obras clásicas como Vida (Sui Generis), La Biblia (Vox Dei) y el homónimo David Lebón, entre otros. Que con la dictadura cívico-militar que gobernó de facto a partir de marzo de 1976, decidió exiliarse en Brasil para continuar ligado a la música, al formar la banda Joelho de Porco, impulsar la carrera de Ney Matogrosso y convencer a Charly García de que se instalara en el gigante sudamericano para desarrollar a Serú Girán.
Y también será ineludible mencionar el hecho que lo marcó por fuera del ghetto rockero. Ocurrió en el Luna Park el viernes 20 de octubre de 1972: el Gran Festival del Rock tenía programados a La Pesada, Aquelarre, Color Humano, Litto Nebbia, Pappo’s Blues y Pescado Rabioso. Ese show quedó trunco cuando los asistentes comenzaron a destrozar el lugar luego de que la policía entrara al estadio mientras tocaba La Pesada. Cuenta la leyenda que ante la represión, Bond gritó “rompan todo” y las huestes le hicieron caso ante el horror de Tito Lectoure, histórico dueño del templo de box. Con el tiempo, Billy siguió ligado al arte especialmente como empresario de espectáculos y productor teatral.
Y ahora, a sus 78 años, llegó el momento de que todas estas experiencias confluyan en un mismo lugar, a través de la enorme, ambiciosa e inclusiva ópera que se llama Rompan todo - Yo soy el rock: una cruza entre el rock and roll, el teatro, la performance, la danza y más condimenteos que se estrenará el próximo 7 de julio en... ¡el Luna Park!
“Se cumplen los 50 años de Luna Park del ‘rompan todo’, que fue un recital inconcluso, que se quedó por la mitad. Hay toda una cosa simbólica con eso, entonces esto no sería una vuelta: sería una especie de terminar ese recital y, además, conmemorar 50 años de rock and roll”, le explica Billy a Teleshow. Desde San Pablo, donde vive hace muchos años, se preocupa por ser lo más didáctico y claro posible con respecto a este espectáculo inédito, que dentro del rock no tiene antecedentes.
“Durante mucho tiempo yo me negué a hacer vueltas y esa cosa de ‘volver’ y cantar de nuevo. Me da la impresión de que todo eso es un curro, que se juntan para para ver si levantan un peso... Que no lo critico, porque cuando hay necesidades, hay que trabajar y hacer lo que sea para mantener a la familia. Pero yo me he negado a hacerlo, porque gracias a Dios laburo muy bien en lo que hago. Me pareció que teníamos que hacer algo distinto, no un recital como todo el mundo hace”, cuenta.
Con experiencia en dirigir y producir musicales con elencos grandes -Cirque Du Soleil, El Fantasma de la Ópera, La Bella y La Bestia-, Billy sabe de lo que está hablando y desde ahí parte para llevar adelante este “homenaje a los grandes y a las nuevas generaciones: todos los que se te pueda ocurrir Spinetta, Calamaro, La Renga, Serú Girán, Charly García, David Lebón... Más de 50 temas de rock and roll, grandes éxitos que me tomé la libertad de hacerlos a mi manera. La idea es hacer un espectáculo que entre en temporada, no que sea un día solo. Con ocho grandes escenarios, una banda sinfónica de 30 músicos, 24 bailarines, 290 vestuarios, 25 cantantes profesionales de teatro, de esos que la pegan todas... Y también una banda de rock con los mejores músicos”.
El espectáculo, que además tendrá con una banda sonora de una docena de piezas en clave ópera rock, también representará algunos momentos históricos de la Argentina, como para aportarle coyuntura al desarrollo que tuvo el rock del país. “El guion, la historia, está centrada en una vida que podría ser la mía, como podría ser la de Charly o la de cualquier otro rockero que empieza siendo el pendejo que quiere ser el ídolo del rock y va pasando su vida entera: la noviecita, el baile, los hippies, el paz y amor... Pero tendrá dos momentos muy fuertes: uno, cuando el pibe llega a Buenos Aires y entrará un barco enorme, escenográfico, impresionante. Y el otro será una simulación de la guerra de Malvinas. Ahí va a entrar León Gieco para cantar ‘Solo le pido a Dios’”, adelanta.
“Yo todavía estoy en condiciones de cantar y lo voy a hacer. Cuando llegue mi parte, haré temas de La Pesada”, dice Billy a la vez en que le abrirá la puerta a los más jovencitos. “Esto servirá para enseñarle a los más jóvenes una cosa que existió, que era una forma de vivir. El rock and roll es una forma de vida, no un ritmo. Y es por eso que la otra idea es redimirlos a todos los músicos de rock argentino, que de alguna forma han sido ignorados”, resume.
Y amplía: “Que yo haga este musical, no quiere decir que me vaya a morir mañana. Pero con la edad que tengo, nos merecemos un espectáculo grandioso como este, en el cual los padres van a llevar a sus hijos para mostrarles cómo era. Incluso hay mucha gente de la nueva generación, de rappers, que están muy interesados y muy influenciados por el rock, como Trueno o Ca7riel. Ellos también han sido invitados”, revela. Por otro lado, se sorprende al enterarse que Neo Pistea “homenajeó” a la histórica portada de Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll (1971) en la de “Tumbando el club remix” (2019), donde a la usanza de Billy, su cara aparece tatuada con los nombres de Duki, Ysy A, Khea, Cazzu y los demás que lo acompañan en esa versión.
“No lo había visto, pero entiendo que es un homenaje a la tapa mía. Eso quiere decir que todavía me tienen en cuenta... Yo me empecé a informar un poco de los chicos que hacen rap, porque no los niego. Hay mucha gente que dice que no es música... Pero yo no soy un un viejo tanguero, resentido con las nuevas generaciones. Al contrario, ¡que vengan las nuevas generaciones! Lo llamé al padre de Trueno y cuando me atendió me dijo: ‘Bondo, ¿sos vos? ¡Que alegría que llamaste! Yo soy fanático tuyo y con el pibe seguro vamos a estar ahí con vos’. Me pone orgulloso que los viejos de ellos se acuerden de nosotros, pero más aun que los pendejos todavía nos den bola”, dice.
“Esto será una gran fiesta en la cual todo el mundo va a participar porque aquí yo no soy la estrella ¿Quién es la estrella? Es el rock. Por eso el musical se llama Yo Soy el Rock. Pero no es que yo sea el rock. El público también forma parte de esto. Lo estamos haciendo todos: yo, vos que estás ahí, un violero de Villa Matilde, un pendejo nuevo que está empezando, un viejo choto que se acuerda de los años 50 y 60, Johnny Tedesco, que lo llamé hace poco y se emocionó hasta las lágrimas. ‘Billy, ¿cómo vas a hacer esto? Me vas a matar del corazón’, me dijo...”, ejemplifica.
La idea de Billy es que el show continúe mucho más allá de su estreno. “El público lo dirá, dependerá de la aceptación que tenga. El Luna está reservado para ampliar las funciones. Quizás lo más difícil es ahora, explicar de qué se trata. Esto no es un rejunte de firestones y ‘vamos a romper todo’. Nada de eso: es una cosa un poco más sofisticada, mucho más grande, una inversión grande de dinero, mucho dinero”, dice. Y cierra con una sonrisa pícara: “Además, vamos a sacudir un poco el mercado, que está medio aburrido, están dormidos. Hacen un recital, cuentan la plata y se van a dormir”.
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