Lo suyo ya es un triunfo, aun cuando días atrás perdió contra Mounts (Manuel Montes) en la Freestyle Master Series (FMS), en España. En un cierre que generó gran impacto, la tenerifeña pidió mayor empatía y bajar el nivel de agresión: “No es excusa, pero les aseguro que cuando vas a batallar y te juegas un playoff, y ves que hay comentarios con 500 me gustas diciendo ‘¡Por favor Mounts, méale en la puta cara!’, es súper duro”, acusó.
Sara Socas es la primera mujer en haber participado en la FMS. Primero fue invitada, y lo rechazó: quería ganarse su lugar por mérito propio. Y lo hizo, claro. Durante su paso por la Argentina, conversó con Teleshow sobre un recorrido rupturista que recién comienza. Y prometió volver en mayo para realizar presentaciones en vivo.
—¿Cómo es subirse a un escenario e improvisar?
—Bueno, pues siempre es algo en lo que sientes mucha tensión y demás porque al final, eso es todo improvisado, ¿no? No es como un concierto que te puedas preparar y saber exactamente dónde tienes que hacer cada cosa y decir qué. Pero para mí es mágico; la improvisación tiene algo que la hace un poco adictiva, si no, no estaríamos tan locos de salir ahí a insultarnos (risas).
—¿De qué manera llegaste a ese mundo?
—Pues la realidad es que fue de fiesta con amigos, que empezaron a improvisar, a insultarse un poco entre ellos, y yo me sumé. Luego me llevaron a ver un evento de freestyle y a partir de ahí ya, poco a poco. Tenía 19 años, no era tan chica.
—No te pasó ser la “rara” en el colegio por estar rapeando en el parque.
—No tuve que vivir eso, sería rara por otras cosas (risas). En ese sentido me llevaba bastante bien con el grupo que se considera socialmente “populares” o los “nerds”: yo estaba como en el medio, tenía amigos de todo tipo.
—¿Es difícil entrar?
—No, rapear es de lo más democrático que hay, siempre lo digo. Para tocar el piano tienes que tener un piano. Para ser DJ tienes que tener un (equipamiento) tal. Para hacer freestyle: ganas, amigos y compartir. Yo creo que hoy en día sí que es difícil porque hay mucha gente haciendo freestyle entonces tienes más competencia para destacar. O sea, los chicos desde el instituto, incluso antes, desde los ocho, nueve años, ya están ahí, soltando sus primeras rimas. Como que ya es algo más normalizado.
—¿Y al ser mujer?
—Ser mujer yo lo veo como un arma de doble filo. Por un lado hay gente que es como: “¡Guau!, qué bien que estés ahí, lo que representas”. Y por el otro, hay gente que precisamente no soporta eso, ¿no? Y señala que todos tus méritos se dan porque eres mujer, quitándote credibilidad. Entonces parece que la gente es incapaz de tener una visión objetiva de ti. Como que unos esperan muchísimo de ti por el hecho de que seas mujer, y otros no esperan nada.
—Tengo entendido que cuando te convocaron a participar directamente en la FMS vos dijiste: “No, yo me quiero ganar este lugar”.
—Real. Es que dos se iban de la liga ese año (2020), entonces iban a meter a dos por invitación. Invitaron a otro y a mí. Y yo dije que no, que me lo quería ganar; no me sentía bien aceptándolo. Si siempre está el perjuicio presente, imaginate encima eso: era como ya alimentarlo a muerte.
—¿Y cómo se sintió en ese momento ascender por mérito propio?
—Pues me dio mucha satisfacción, porque de alguna manera es algo a lo que yo me aferro: esto a mí no me lo puede quitar nadie. Es decir, el haber dicho que “no” sin tener ninguna garantía de lo que iba a pasar después, eso es un regalito de mí para mí.
—¿Dónde te sentís más cómoda: en una batalla improvisando o a la hora de componer, en un estudio?
—Es muy distinto, pero ahora mismo en lo segundo, en componer. Siempre me ha despertado ilusión, pero ahora el haberle puesto esfuerzo, cariño, gente trabajando conmigo también ahí, diariamente... como que hay muchas ganas. Las batallas tienen ese lado como más hostil. Yo ya me pegué mucho.
—¿Cómo vivís este momento de las redes sociales, que generan un montón de oportunidades pero a la vez una presión terrible?
—Yo lo noto en muchos compañeros que, bueno, ya están muy metidos en la música y demás en España. Parece que siempre tienes que estar presente ¿no? Es el agobio de que si no sacas música en tres meses, y si ya sacaste un disco y no sacas música en tres, cuatro meses, como que no, tienes que sacar un single, y luego otro, y luego colaboraciones. Sí que veo que las redes generan bastante ese tipo de esclavitud. O si haces música, tiene que ser algo que se pegue en TikTok...
—¿Es verdad que sos periodista también?
—Sí y no, porque te soy honesta: me falta el trabajo de fin de grado, como la tesis. Saqué las asignaturas y justo ya estaba empezando a moverme de un lado para el otro rapeando y era cuando me había inscripto para hacer eso, la tesis, y la tengo ahí. Mi madre me lo recuerda cada semana.
—Y vos le respondés: “Pero me está yendo muy bien con lo que hago”.
—Totalmente, y se alegra mucho. Pero ella, claro, tiene su mentalidad de salir del pueblo, la casa de los padres, tener un trabajo, un título.
—¿Cómo está compuesta tu familia?
—Mamá, papá, hermano, perrito y yo..
—¿Qué opinaron cuando empezaste en este mundo?
—Bueno, al principio no entendían nada, claro. Para ellos las batallas de gallos eran como las batallas de gallos... O sea, mi madre suponía que no, porque veía que a mí me encantan los animales y no creía que me fuera a meter a eso (risas). Pero pues les parecía muy hostil el lenguaje, sabían que en esos videos pues me insultaban, yo insultaba. También yo creo que a mi padre, al ser su hijita y tal, que le digan insultos vejatorios relacionados con ser mujer pues claro, al ver eso le sangraba un poco un ojo y un oído. Pero no, con el tiempo, ya bien; han entendido que es importante que yo haya estado ahí.
—Ya grabaste disco propio, ahí ya no está la improvisación ni ese estrés: sos 100% vos.
—Es muy distinto. Tiene la ventaja de que, bueno, en principio ya te sabes la letra, ya sabes lo que tienes que hacer. A mí me gusta porque es verdad que eres tú, pero eres tú controlando la situación. En el freestyle depende mínimo de dos, de si te gritan o no, y les ha gustado o no, eso alimenta que tú a la siguiente rima la hagas mejor o peor. Depende mucho del factor ajeno. De la música me gusta eso: que al show lo montamos nosotras y lo vamos a hacer nosotras.
—¿Qué conocías de Argentina antes de visitarnos?
—El fútbol (risas). Sabía que lo vivían como ningún país en el mundo. De hecho en España se vive, y no tanto.
—¿Sos futbolera?
—Sí, la verdad que sí.
—¿Messi?
—Messi. Soy del Barca, entonces Messi allá ha sido Dios.
—¿Te gustó que Argentina gane el Mundial?
—A mí sí. Además, ya te digo: es como que Messi se tiene que ir de la Selección con un Mundial. España y Francia tienen como una especie de rivalidad, entonces queríamos que Argentina ganara la final, pero también que Francia la perdiera (risas).
—¿Cómo ves el movimiento freestyle acá?
—Hay una gente talentosísima. A mí de lo relacionado con el rap me gusta mucho Acru, que salió del Quinto Escalón. Luego aquí estos días me han enseñado a Emanero; me gusta mucho su música. Muy social, muy linda. Y luego obviamente Tiago la rompe, Nicki la rompe, Cazzu la rompe.
—¿Y Bizarrap? Funciona muy bien en el mundo.
—Puff, brutal. Todo lo que hace Bizarrap ahora mismo yo lo veo como un billete al éxito directo. Obviamente es porque el chaval también tiene buen ojo, buen oído y escoge a muy buenos artistas para colaborar, pero genera siempre una canción única. En España es queridísimo: ha estado en todos los festivales de allí, te lo digo.
—¿La canción con Shakira te gustó?
—A mí me gustó. O sea, entiendo que cada sesión es distinta, que yo no tengo que esperar lo mismo de la sesión de Villano Antillano que de la de Shakira… Yo no hubiera tirado tanto beef (difamar al rival). Porque decís: ¿la tipa lo necesitaba? Igual, yo ya he hecho la prueba de si la canción funciona o no, que ha sido escucharla en una discoteca bailando y sí, me re ceba.
—¿Vos sabés si un tema funciona cuando lo oís en una discoteca?
—Bueno, en mi caso, mi música no creo que vaya por ahí tipo discoteca porque no es reggaetón ni nada por el estilo. Pero con ese tipo de música sí. Cuando vi a todas las pibas ahí, (cantando) “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, dije: “La ha hecho bien Shakira, mira todas las pibas diciendo eso”.
—¿A tus padres qué música les gusta?
—Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés: esa onda. También mucho Maná. Mi padre me ha puesto “En el muelle de San Blas” hasta que se quemó el disco ese. Luego también música en inglés, por supuesto. A mis padres les gusta mucho The Boss, Bruce Springsteen. Me despertaron interés por la música y por las letras. Al ser Sabina y Serrat cantautores, yo creo que ese interés por las letras, música social, viene un poco por ahí.
—En cuanto a tu militancia, sé que te interpelan las causas vinculadas al feminismo, a la diversidad, a los animales. ¿Va por ahí?
—Sí, va por ahí 100%. En algún momento lo he sentido incluso como una responsabilidad, como a ver qué hago yo con esto. Yo creo que cuando tienes discursos así, la gente piensa que es como: “Bueno, se está sumando a la ola de esto que ahora vende”, y tal, pero no, en mi caso es for real.
—¿Qué le preguntaría la Sara periodista a la Sara artista?
—Si en cinco años, diez, cree que va a seguir metiéndole las mismas ganas que está metiendo ahora. Yo creo que ya me respondo, y es que van a ser más. Ha venido la Sara del futuro a responderse.
—¿Y qué soñás, qué tenés ganas que suceda?
—Para mí, ser feliz, que yo creo que es un poco como estar tranquila con lo que hago. Hacer música, independientemente de si es en salitas pequeñas o estadios. Es que ni me preocupa, mientras más o menos pueda ir tirando para adelante con eso. Y para el mundo: más amor y menos hablar del resto.
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