Martín Bossi no es el mismo de hace 30 años, claro. Es más verdadero, es más natural, ya que dejó de lado las máscaras que utilizaba para mostrarse tanto en la vida como en la ficción. Y sobre el escenario, como él mismo aclara: “Puedo jugar sin condicionamientos con la gente y mirarlos a los ojos”. En momentos en que se encuentra presentando su regreso a la calle Corrientes con el espectáculo Bossi Live Comedy en el Teatro Astral, su casa de los últimos años, antes de una gira internacional por los Estados Unidos, Latinoamérica y Madrid.
En una charla con Biri Biri, el ciclo de República Z conducido por Yeto de Gregorio, la Tía Sebi, Juli Puente y Mica Lapegüe, el actor se refirió, entre otros temas al cambio de paradigma, a la mirada del otro y cómo fue el hecho de haber tenido un “ACV espiritual”.
“A mí ya me dejan de decir ‘mujeriego’. que era algo que me molestaba mucho. Porque si nos vamos a deconstruir, ¿me vas a juzgar por ser libre? ¿por haber disfrutado de la sexualidad que Dios me regaló y la que elijo cada día de mi vida?¿qué me vas a acusar de eso? Pero se cortó eso, y me parecía exponer a las personas que elijen estar conmigo”, se refirió a los cambios de paradigmas y cómo son vistas actualmente las relaciones en lo que respecta a las preguntas de la prensa.
Además, recordó sobre sus relaciones que “a partir de los 38, 39 tuve como un ACV espiritual y decidí ir al frente como loco y he tenido parejas de muchos años donde yo estaba con otras personas que no eran ellas y era fiel, porque el pacto era ese. No es amor ni pareja abierta, es decir lo que no se dice. Es de lo que yo veo en la sociedad que el 85% no se anima, y no es ser libre, es decirte lo que yo antes hacía por atrás”.
En lo que respecta a su vida privada, aclaró: “Yo celebro mi sexualidad, e insisto, si yo mañana me enamoro de una jirafa voy a ser jirafasexual y está todo bien”. Luego recordó una anécdota que lo marcó. “Nos vamos con mi amigo Fede Hoppe de vacaciones, mi hermano de la vida que se había separado recién. Él sube una foto de nosotros dos y pone ‘Simplemente amigos’. A los dos días me llama mi mamá y me dice ‘Martín, yo quiero que me cuentes la verdad’, la verdad es que yo no tenía ningún complejo, pero soy heterosexual, y siguieron dos meses así. A tal punto que un día nos vamos a comer con Fede y le tuve que decir que sacara las velas que había de decoración en la mesa porque la gente nos miraba”.
Pero claro, su madre no sería la única que se había preocupado por ello: “Otra vez estaba con una chica en la puerta de mi casa y me dice ‘no quiero hacer nada con vos, me gustás, pero no quiero tener problemas con Federico’. Y no puede ser que no se pueda pensar que en este medio tan competitivo pueda haber formado una amistad tan pura. Punto. ¿Es pareja? Tampoco estaría mal, pero podemos pensar que se pueden construir amistades, que estar entusiasmado no es estar drogado, que tampoco está mal. Todo el tiempo se está sospechando”.
En lo que respecta a su faceta teatral recordó con buenos ojos su paso por Kinky Boots: “Celebré mi parte femenina, la celebré como nadie. Yo cada vez que compongo un personaje veo qué le puedo prestar a este personaje y Lola era una persona con un sentido de la masculinidad muy grande y con la parte femenina muy grande. Era una drag y me metí en ese mundo y me fascinó. Saqué sin culpas todas las mujeres”.
Y reveló entonces, quiénes fueron su mayor inspiración: “Yo a lo que más miré en mi vida es a la mujer, porque amanecí mirando a mi madre y a mis abuelas, a mi hermana. Me llamaban mucho la atención mis compañeras de jardín, las miro a ellas y todo me llama la atención. Cuando a mí me seduce algo las miro a ver si están maquilladas, si tuvieron una mala noche, si está indispuesta, si está pálida, si se puso el pelo así nomás... imaginate todas las mujeres que hay adentro mío”.
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