Como el fiscal Julio Strassera, el hombre que juzgó a las juntas militares de la última dictadura en el país, Ricardo Darín consiguió mucho más que uno de sus papeles más destacados. La película fue premiada y celebrada en diferentes partes del mundo y llegó a la instancia final de la Academia, en la categoría mejor película internacional. Pero este fue apenas un detalle en el camino de una historia que puso en el centro del debate una de las etapas más oscuras del país y que continúa abriendo canales para la reflexión.
Con ese tema como hilo conductor, Darín fue entrevistado por Matías Martin y Clemente Cancela en Todo pasa (Urbana Play) en una charla que disparó hacia diferentes direcciones, como el rol de la juventud -en el filme y en la realidad-, las virtudes y los defectos de los argentinos y su mirada sobre la fantasía de emigrar.
“Es algo que cayó a personas comunes en un momento histórico y con escaso respaldo político”; analizó respecto al equipo de fiscales que encabezó Strassera secundado por Luis Moreno Ocampo, interpretado por Peter Lanzani. Y minimizó el riesgo de caer bajo la sobre interpretación y la grieta. “Estábamos muy enfocados en lo que teníamos que hacer, qué había pasado en las familias de Strassera y Moreno Ocampo y eso le dio humanidad a la película, más allá de las controversias”, afirmó.
Entre tantas anécdotas de los días de filmación, se le ocurrió una junto a un matrimonio cuando salía de Tribunales caracterizado como Strassera en un alto de trabajo. “Se me acerca un matrimonio y me dice ‘yo fui compañero de colegio de Julio Strassera. y éramos vecinos, nos cruzábamos en la calle, tomábamos cafés. No te pareces en nada, pero estás igual’ me dijo, y me encantó, porque arrimar el bochín para que esté en el eje de lo que queríamos contar, pero sin buscar imitarlo es el mejor de los elogios”.
En este sentido, se refirió a la conmovedora escena del alegato final del fiscal “No había visto muchas veces, no lo había investigado”, admitió, y explicó que no quería que se le impregne. Después vi ediciones del alegato verdadero y el de la película, y me di cuenta de algo, que yo le puse mas emoción que la que le ponía él. Tenía más temple que yo, que caí en la tentación de emocionarme más de la cuenta”, admitió. Y se justificó en el contacto visual que hacía durante la interpretación: “Veía a todos con los ojos llenos de lagrimas, y esa energía te vuelve”; explicó. “Fue muy emocionante, hacerlo en esa sala, la verídica y con toda el equipo técnico subido a lo que estábamos haciendo, es algo que recibís”, añadió.
A continuación, le preguntaron por el recorrido de la película afuera, que obtuvo reconocimientos del público y la crítica en los festivales europeos, y concluyó en la ceremonia de los Oscar. “Lo Venecia fue impresionante. La primera vez que vimos la peli en una sala grande, 900 personas, de las cuales solo el 15 por ciento eran argentinos. Era una incógnita saber qué iba a pasar afuera del país, y estuvimos diez minutos recibiendo un aplauso que no podíamos salir de la emoción”, reveló. Y ensayó una explicación: “Argentina, 1985 no se trata ni más ni menos que de un reclamo de justicia para la sociedad, y se puede trasladar a otras partes del mundo”.
Con la consagración en el Mundial de Fútbol, y el recorrido exitoso de la película, los conductores lo consultaron sobre la posibilidad de trasladar estos modelos al país. “Nos cuesta, pero es raro porque somos gente buena, sensible. Tengo la esperanza que se pueda producir eso, que podría venir de la mano de una idea generalizadora de un plan, poner una idea sobre la mesa, someterla a debate, y si estamos de acuerdo, ir todos en la misma dirección. Si todos estamos haciendo un esfuerzo muy grande, ¿por qué no tratar de encontrar la forma de tener un plan?”, se preguntó.
Volviendo a la ceremonia en Los Ángeles compartió sus sensaciones a dos semanas de quedarse a la puerta de la estatuilla. “No lo tomo como ganar o perder, a esa instancia ya es mucho más de lo que vos habías pensado que podía pasar con tu película”, explicó. Y se refirió a los méritos de Sin lugar en el frente, la alemana ganadora: “En una época como la uqe estamos viviendo, con la invasión de Rusia a Ucrania y demás, que haya ganado una película con un contenido anti belicista es razonable entender. Y más en este rubro de mejor película internacional, donde es una decisión más política que cinematográfica. La película es una gran producción, tiene cosas increíbles, pero por temática y mensaje es probable que te incline la balanza”, analizó.
La historia de Argentina, 1985, y el papel de los fiscales jóvenes indujo a Cancela a preguntarle sobre la juventud. “No soy amigo de exigirles nada, tenemos que revisar qué herramientas les damos para en todo caso exigirles algo. Confío en la gente joven, tiene una procesadora de datos más actualizada que la mía, son más prácticos, directos, funcionales, mientras están atravesando un momento en el que definen quiénes son”, afirmó.
Y vinculó esta afirmación con la cantidad de jovenes argentinos que se cruza en el extranjero, principalmente en España, para probar suerte en desencanto por lo que ocurre en su país. “Es ir a probar en otro lado qué hacer, mientras estás averiguando quién sos. Escucho a muchos adolescentes que no agotaron instancias acá para probarlo, y es triste ver que un pibe de 20 años está intentando otra parte sin haber tenido la chance de hacerlo en su propio país”, añadió. Y cerró reflexionando sobre las dificultades de progresar en el extranjero. “De acá parece un paraíso, pero sos sapo de otro pozo, la vida es cara, ganarse el mango es difícil, mucha gente pugnando por el mismo puesto de trabajo”; cerró.
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