En agosto de 2001, en el entonces Chateau Carreras de Córdoba, tuvo lugar el último recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, jornada que marcaría el fin de la dupla creativa conformada por el cantante Carlos Indio Solari y el guitarrista Eduardo Skay Beilinson. Sin saberlo, miles de fanáticos asistían al concierto final de una de las bandas más populares del rock argentino, que a fin de ese año anunció su separación.
Desde ese final fueron varias las batallas mediáticas en que se vieron envueltos ambos, con acusaciones cruzadas respecto a la utilización de las canciones, del material tanto en audio como en video que se conservaba y hasta del rol que ocupaba cada uno en el grupo. El público, expectante, y con una sola consigna que acompañó a cada recital de ellos como solistas, un canto que se replicaba en las tribunas y que nunca llegó a buen puerto: “Solo te pido que se vuelvan a juntar”.
“El Indio era una persona muy interesante, porque cuando está de mal humor es insoportable, es un tipo que lo querés tirar por la ventana, pero cuando está de buen humor es un tipo que tiene mucho humor y te hace cagar mucho de risa y es un tipo con mucha chispa”. explicaría Skay Beilinson al momento de la salida de su primer disco solista en referencia al Indio Solari.
En otra entrevista y consultado sobre el mismo tema, aseguró: “Yo había pensado que nos íbamos a tomar un año para que las cosas se calmen, se acomoden, para volver a retomarlo. Yo espetaba un llamado que nunca sucedió. Y fue momento de pegarse una sacudida, sacarse el polvo del camino y seguir caminando hacia adelante, y de repente pasaron 20 años y el llamado nunca llegó”, lamentó con amargura, y entendiendo que había que continuar.
“Me di cuenta de que cada uno debía tomar su propio camino, que es lo mejor que nos podría haber pasado”, analizó. Y se refirió al clamor popular: “Yo soy contrario al ‘que se vuelvan a juntar’ porque si no pasa lo que estaba sucediendo es como una infracción, es como cagarme en todo lo que hicimos. Creo que lo verdadero acontece, simplemente eso”.
Por su parte, el Indio Solari, en una extensa charla en el documental Tsunami, consultado por Mario Pergolini, se refirió a los roles de cada uno en la antigua banda, y sobre ello detalló: “Cuando yo digo ‘mis canciones de la época de Los Redondos’, es porque son mis canciones. El único que hizo canciones, la melodía y el leit motiv soy yo, de pronto después hay arreglos, adornos, un montón de cosas que hacen que una versión sea mejor que otra”.
“¿Entendés a la gente cuando grita ‘solo te pido que se vuelvan a juntar?”, encaró el periodista al músico: “Por supuesto”, concedió el Indio. “Lo que pasa es que no han sido testigos de la intimidad de la que yo he sido testigo, porque... es una palabra dura, pero es la única que me sale mí... traición. No hay manera. A mí me podés cagar con guita, pero no me podés traicionar, son dos cosas diferentes”, agregó.
Así las cosas, soñar con un regreso de la banda se convirtió en una utopía que sufrió un golpe letal días atrás, cuando el cantante anunció su retiro de los escenarios debido a la enfermedad que lo persigue. Sin embargo, cualquier gesto, por mínimo que sea, marca una luz de esperanza aunque sea para volver a verlos juntos en alguna oportunidad, sea un escenario, un estudio de grabación o la mesa de un bar. Y uno de esos gestos tuvo lugar durante el fin de semana.
“Hay tres solos de Skay que me parecen maravillosos. Uno es Todo un palo”, había afirmado Solari en ese mismo reportaje, en referencia a uno de los clásicos de Los Redondos. Y fue justamente mientras tocaba ese tema en su show de Quilmes cuando Skay se tomó unos segundos para dejarle un emotivo mensaje a su histórico compadre. “Un saludo para mi querido hermano Indio”, disparó el guitarrista frente al micrófono. Una palmada en la espalda que hace muchos años no ocurría, un mimo que pasó algo desapercibido durante el recital pero que se viralizó en las redes sociales y emocionó a los corazones ricoteros. ¿Será el primer paso para concretar el ansiado sueño?
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