Desde que salió de la casa de Gran Hermano, conceder entrevistas, visitar programas de televisión y realizar posteos en sus redes sociales ya forman parte de su rutina. Juliana Díaz -remarca que ese es su nombre, porque generalmente lo confunden con Julieta- todavía está con la adrenalina a flor de piel y procesando un mundo nuevo de oportunidades. Así lo evidencia en esta nota con Teleshow, para hablar de su presente y sus nuevos proyectos, de su familia y el amor.
—¿Cómo está hoy después de haber vivido la experiencia de Gran Hermano?
—Me siento muy bien, en un momento muy lindo de mi vida. Creo que mi paso por Gran Hermano fue algo muy emocionante, pero de a poquito se va terminando esa etapa de lo que fue el reality, de lo que es. Y estoy esperando ansiosa una nueva etapa con un montón de proyectos y cosas que tengo ganas de hacer, y que el programa me dio el impulso para hacer.
—¿Volvería a entrar a la casa de Gran Hermano?
—No. Soy muy sagitariana, muy libre, me gusta viajar mucho. Lo tomé en su momento como parte del show del reality, me encantó la experiencia, pero tanto tiempo de encierro… no creo que pudiese volver a ingresar a un Gran Hermano. En algún momento me lo planteé: si hubiese algún Gran Hermano de famosos tal vez puede llegar a pasar. Pero no lo sé.
—¿Soñaba con estar en Gran Hermano? ¿Veía las ediciones anteriores?
—Sí, sí, vi varios al principio; ya los últimos no tanto. Es un poco loca la historia porque no es que vi la publicidad de Gran Hermano y dije: “Quiero estar ahí”. Venía transitando unos años un poco movilizantes para mí y para mi familia, si bien tenía un buen trabajo venía como un poco estancada en el tema de ánimos, de emoción, sentía que le faltaba un poco de adrenalina a mi vida. Y una de mis amigas me dijo: “Yo siento que vos te tenés que anotar en Gran Hermano, tranquilamente te pueden elegir”. Y bueno, después de pensarlo, analizarlo, mandé el video, hice los castings, y empecé a visualizarlo un poco y a creer que realmente se podía hacer realidad.
—¿Se acuerda qué fue lo que le hizo tomar la decisión de anotarse?
—Sí. Un día estábamos merendando y la vi a mi mamá como emocionada, diciendo: “A mí me encantaría. A vos siempre te gustó la tele, los medios, naciste para estar en algo referido a lo artístico”. Desde chica siempre fui muy payasa, de disfrazarme, de grabarme, me hacía la que actuaba escenas y demás. Entonces fue como verla a mi mamá emocionada, como copada con la idea y dije: “Bueno, ¿por qué no?”.
—Cuando la llamaron la primera vez, ¿qué pensó?
—Cuando me mandan el mensaje, me citan a un casting y yo hacía de cuenta que ya había entrado. O sea, imaginate que nunca en mi vida había hecho un casting, entonces, de repente de millones de videos que la gente estaba mandando, me manden un mensaje para un casting, y pensé: “Les encantó”. Cuando vine al primer casting me di cuenta de que tenía que hacer un montón de castings, y ahí me bajoneé un poco.
—Dijo que ver a su mamá contenta es lo que la impulsó a inscribirse. ¿Por qué?
—Mi mamá es mi heroína. Es todo, todo, todo en mi vida. Bueno, también tengo a mi padre, dos hermanas por parte de él, que amo con todo mi corazón. Pero mi mamá es mi pilar fortísimo, es mi ejemplo. Bueno, veníamos de pasar años difíciles. Falleció mi hermano, de parte del marido de mi mamá. Después a mi mamá le diagnosticaron cáncer de mama. Gracias a Dios se lo pudieron agarrar a tiempo. Fueron muchas cosas en las que la vida nos llevó a estar a las dos muy solitas también. Y por ahí puede sonar un poco frívolo pero entrar al programa fue como una emoción muy grande para ella. O sea, ocupó su cabeza en eso: ver a su hija en la tele, verla feliz. Verla encontrar el amor también, porque en el reality encontré el amor. Fue todo el mismo año. Yo creo que el cuerpo, muchas veces, habla y cuando uno está pasando por cosas difíciles, tristes, y el cuerpo reacciona. Ella es una guerrera, las dos somos resilientes, salimos adelante. Y juntos, también lo incluyo a mi papá y a mis hermanas, arrancamos una nueva etapa.
—Es técnica en Nutrición. ¿Cómo se manejó en la casa de Gran Hermano?
—Soy muy anfitriona de la cocina, me encanta cocinar, me encanta la comida saludable, pero entro a la casa y me encuentro con dos personas a las que les gustaba muchísimo la cocina y que también habían cocinado mucho tiempo para mucha gente. Una de las chicas (Romina) para un comedor, el otro señor (Alfa) para sus amigos, para gente, había tenido restaurantes. Entonces acapararon la cocina ellos. Yo los dejé porque la realidad es que a mí me encanta cocinar, pero tenés que cocinar para tener gente. La verdad que lo hicieron increíble, y yo como, bueno, tengo algunos temitas de salud y demás y soy medio complicada, para comer.
—¿Qué problema de salud tiene?
—Tengo problemas de intestino. Yo creo que por estrés. El cuerpo habla y expresa. Entonces me cuido mucho. Trato de no comer carne, no soy vegetariana, pero la evito porque me hace mal. Entonces, adentro de la casa, andá a darles milanesas de soja a los chicos. Eran muy pocos los que querían comer milanesas de soja. Pero bueno, en lo que a mí respecta, trato de comer bien, aunque me doy todos los permitiditos habidos y por haber: salgo el fin de semana y me gusta tomar alcohol, me gusta comer rico. Pero en el día a día sí, trato de comer bien, de entrenar. Pero porque también me hace bien al ánimo.
—Cuando entró a la casa, ¿qué extrañó de su vida cotidiana?
—Me gusta mucho meditar, y en la casa era complicado porque si bien el patio es grande siempre hay gente, siempre hay voces. Y hay mucha energía también, entonces no es lo mismo meditar en tu casa o solo, que en una casa con 20 personas. También me gusta mucho correr y andar en bicicleta, me gusta mucho correr con mi perra, que en realidad era la perra de mi hermano, ellos estaban súper acostumbrados a hacer eso. Esas cositas que me conectaban con mi hogar.
—Entró al reality y se encontró el amor. ¿Cómo fue?
—Yo no creo en el amor a primera vista, pero lo nuestro con Maxi fue amor a primera vista. Desde la primera noche conectamos y empezamos a hablar. Sentía esa conexión con la otra persona, muchas coincidencias de vida. Y bueno pasaron tres días, y nos dimos nuestro primer beso. Nuestro cariño traspasó la pantalla y por eso tenemos mucho fans club y gente que nos sigue, que es muy fan de la pareja, no de uno o del otro.
—¿Qué es lo que más le sorprendió cuando salió de la casa?
—El impacto más grande que yo me llevo es cuando apenas salgo, que entro al estudio donde me recibe Santi (Del Moro), y veo a la gente con carteles con mi nombre, gritándome, y no era ni mi familia ni mis amigos, ellos estaban también, pero era gente equis, y era mucha la gente que estaba en la tribuna apoyándome. Ahí hice como un clic. Adentro de la casa no dimensionábamos.
—¿No se dimensiona nada?
—No. No dimensionás, un poco de idea te podés llegar a hacer por los sponsors que entraban, algunos sponsors fuertes, grandes, que te daban la pauta de que el programa estaba funcionando. Pero yo creo que el impacto con la tribuna y al otro día que la gente del hotel me dijo: “Che, es el programa más visto de la Argentina. Llegó a 30 puntos de rating”.
—Cuando salió de la casa ¿qué fue lo primero que hizo?
—Soy una loca bárbara. La primera semana estás a full, un montón de notas y cosas, entonces estás todos los días muchas horas. Pero ni bien pude terminar con todos esos compromisos, me fui al concierto de Harry Styles. Hacé de cuenta que yo era, no sé, una artista. Las chicas que me gritaban, hacían cola para hacerse fotos, yo no te puedo explicar. En un momento me tuvieron que esconder en una carpa de puestos de comida porque era tanta la emoción de la gente con Gran Hermano, con “Juli que recién salía”, había nenas desde los nueve años hasta los 17, que es como la edad que a mí más me sigue. Fue una locura. Pero yo me fui feliz porque no podía creer recibir tanto cariño, tanta euforia. Y encima de la pura, de la buena.
—Y ahora ¿qué quiere hacer con toda esta energía que quedó después de Gran Hermano?
—Mira, ahora con Maxi Guidici, con mi pareja, estamos haciendo teatro. Arrancamos clases en una academia muy cerradita. Se está armando. Son unos chicos que son extranjeros que hacen cine, teatro… Y bueno, hay un productor que nos vio en las clases y como que le gustamos mucho y nos ofreció hacer una obra en calle Corrientes.
—¿Ya?
—Sí, todo increíble. No puedo dar mucha información porque todavía no hemos cerrado algunas cosas. Y con Maxi tenemos un sueño que lo hablamos mucho tiempo en la casa y que lo queremos hacer realidad, ayudarnos con esta pequeña fama que nos ha dado Gran Hermano, con todo este movimiento, el impulso de redes sociales, y hacer tipo un blog de viaje, comprar un motorhome e irnos a vivir la vida por el mundo, por así decirlo. Es la idea, son como las dos cosas que vamos a empezar a encarar.
—¿Cómo se maneja con el tema de las redes, con las críticas?
—Nosotros tenemos un contrato con la producción, pero lo que es la representación nuestra, cada cual se puede manejarse solo o con alguien; en su debido caso ellos te dan una mano también. Junto con Maxi tenemos una persona de muchísima confianza, un amigo mío que se dedica a eso, que trabaja hace muchos años de esto. Él es el quien nos consigue todo lo que son trabajos a través de redes sociales, publicidades o por ahí, proyectos de marcas que te quieren como imagen durante tantos meses. Todo eso lo manejamos con él.
—¿Eso es un mundo nuevo para usted o ya era influencer?
—No, yo no era influencer ni nada por el estilo. Es algo muy loco. Está bueno porque es algo que está al alcance de la mano. O sea, con un poco de fama y un poco de seguidores conseguís un montón de cosas.
—¿Qué es lo que más consiguió hasta ahora?
—Y... muchas marcas de ropa.
—¿Canje o plata?
—No, plata, plata. Porque imaginate que por ahí son emprendimientos o marcas que no tienen pero ni la mitad de los seguidores que tenemos nosotros.
—¿Cuántos seguidores tenía cuando entró a la casa?
—Tenía, creo, 11 mil y algo. No sé por qué tantos, te soy sincera.
—¿Y ahora?
—Y ahora tengo casi 600 mil. Y 80 % de la gente que a mí me sigue, literal, son mujeres. Entonces claro, vos le ves, qué sé yo, a Juli unas botas divinas, y te vas a querer comprar las mismas botas.
—¿Se hace mucha plata siendo influencer?
— Si realmente le ponés pilas y te dedicás solamente a eso, sí. Yo no me estoy abocando puramente a eso, pero creo que si una influencer se dedica solamente a eso, que aparte les demanda también mucho tiempo, que los tutoriales, que los videos…
—No debe ser tan fácil…
—No. A mí me gusta hasta por ahí, porque me genera estrés. Es un montón. Pero creo que si le ponés todas las pilas, me animo a decirte que podés llegar a hacer 1 millón por mes.
—Para finalizar, ¿qué le diría a todas las chicas que sueñan con la fama? ¿Es puro cuento o sirve para algo?
—Yo creo que está en la vocación que le ponga cada uno. Siento que hay mucha gente, por ejemplo, que dice “no, aprovechá tus dos minutos de fama”. El hater, obviamente. Y un poco de razón tienen porque Gran Hermano no va a durar para siempre, ni yo voy a ser “Juli de Gran Hermano” para siempre. Pero lo bueno es que si te dan exposición y vos tenés carisma, ganas, vocación, ganas de estudiar, y lo que vos querés hacer es trabajar en los medios, en la tele o hacer algo referido a lo artístico, es la puerta grande a todo eso. Creo que está bueno aprovechar las oportunidades. Yo, por ejemplo, que tengo 32 años, era como que decía: “Nah, ya estoy grande, no creo que pueda llegar a hacer tal cosa”. Pero sin embargo en el fondo como que lo seguía soñando. Entonces, que se animen. Todos los impulsos, todas las emociones que yo sienta que son para bien y no le hacen mal a nadie, ¿por qué no hacerlo? Es muy importante no dejarse venir abajo, no frustrarse. No estar triste o pensar negativo. Ser un poco más optimista. Yo creo que la puerta está abierta para todos. Para todos. Para todas las personas que son buenas personas.
—Si pudiera recuperar algo que perdió en estos 32 años de vida, ¿qué sería?
—Mi hermano.
—Estaría muy contento de verla hoy así.
—Sí. Muy orgulloso. Eso me deja tranquila.
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