El cumpleaños número 40 de Sofía Zamolo fue una celebración muy especial en la que estuvieron presentes sus mejores amigas de toda la vida. Durante la noche, las risas y anécdotas no pararon, recordando momentos compartidos a lo largo de los años. Sin dudas, fue una noche inolvidable llena de alegría y diversión.
La atmósfera fue de alegría y diversión, haciendo de esta noche un momento único e irrepetible. El festejo se produjo en el restaurante mexicano Taco Box Miami donde no faltó la música y el baile. Degustaron guacamole, esquites (choclo dulce con mayonesa de lima, queso fresco y piquin), elotes (choclo grillado con mayonesa de macha y queso fresco), además de la Taco Box, que incluye burritos, quesadillas y tacos de pollo, de carne y de camarones.
Para el momento de los postres, en la mesa se degustaron volcanes de chocolate y churros con dulce de leche y chocolate con helado.
Entre las bebidas, las más solicitadas fueron el Amor sin razón -ron, licor de durazno, jengibre y miel infusionada con canela-, la margarita frozen de lima y el Wild dreams -tequila, jugo de ananá, vainilla, jalapeño y lima-.
“Compartir mi cumpleaños con mis amigas de toda la vida ha sido como volver al pasado. ¡Rememoramos tantos momentos que se sintió como si tuviéramos 20 años de nuevo! La comida mexicana y los tragos exóticos hicieron que mi cumpleaños fuera aún más especial. ¡No podría haber pedido una celebración mejor!”, le dijo Zámolo a Teleshow. Además la modelo y conductora agradeció a sus amigas por haber viajado desde la Argentina y hacer de esa noche una celebración inolvidable.
Estos son momentos felices para la modelo. En la previa de su cumpleaños, hace menos de un mes, en una charla a solas con Teleshow, Zámolo recordó épocas no tan felices cuando transitó su embarazo en pandemia mientras procuraba contener a Cristina, su madre: “Me enteré de que tenía un cáncer fuertísimo que había afectado su páncreas y su hígado”.
“Mamá solo salía para sus sesiones de quimioterapia, en las que lo pasaba pésimo. Había perdido 40 kilos y estaba muy débil”, describe. “Y yo, a su vez, debía prepararme para ser mamá. Me acuerdo que pensaba: ‘¡Mi bebita no puede recibir a una mamá tan triste!’. Y me esforzaba. Sabía que necesitaría armarme. Pedía ser solo el 10% de lo leona que había sido mi madre, incapaz de victimizarse ni por medio segundo”.
“Desde entonces aprendí que no tenía tiempo para tirarme a llorar”. Además, y en algún punto, “me hacía ilusión creer que la llegada de una nieta pudiera darle fuerzas que la sacaran adelante”, señaló.
Cristina “cruzó de plano” el 4 de febrero de 2021. Y desde entonces, “por consejo de su prima”, Sofía atendió sus señales aunque un tanto rebelde: “¡Yo no quería señales. Yo quería a mi mamá!”. Pero pasada “esa larga etapa de la aceptación”, se predispuso a sentirla. “Al principio la soñé. Estaba con toda mi familia en su casa y ella tenía puesto el vestido de verano que usaba de joven. Nadie podía verla ni escucharla, excepto yo. Entonces me senté en su cuarto y le pregunté cómo estaba: ´Bien, bien... A veces me cuesta, pero va a ir mejor´, me dijo. Y otra vez, una chica que practica el Tarot y siente presencias, me reveló: ´Tu mamá pide que dejes de llorar. Que conectes con ella a través de las flores del jardín de tu casa, que habían sido suyas´. Se trataban de los gajitos de sus hortensias que me traje mucho antes de que se fuera. Porque me ha dejado la pasión por las plantas, las flores, la naturaleza, en las largas horas que pasábamos regando juntas cuando yo era chica”, explica.
Pero no es todo. “Hace poco estaba desayunando con Cali y, de repente, el teléfono me indicó que había entrando una llamada: ‘Mom’, apareció, como le decía. Era del número de mamá, que hace tiempo está dado de baja”, revela. “No entendí nada e hice una captura de pantalla para enviarle a mis hermanos”, contó sobre aquel episodio.
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