“Pasaron casi cinco meses. La primera semana decía: ‘No va a aguantar, no va a aguantar’. Romina no sabe nada que sus hijas están ahí. Voy a tratar de que la casa la contenga y la ayude”, avisó Santiago Del Moro, apenas minutos después del inicio de la gala del lunes, sorprendiendo a todos. Luego se enlazó con las chicas, que esperaban en el sum de la casa y les hizo una necesaria aclaración: “Mamá ha pedido verlas mucho a ustedes, está en el medio de una competencia. Lo que les pido por favor es que no pueden hablar del juego, del programa, de lo que pasa afuera. Aprovechen este tiempo, ya falta muy poquito para que esto termine, mamá está entre los mejores cuatro, es el momento de ustedes”.
Un instante después, Santiago se conectó con los participantes y, de manera repentina, les dijo: “Romina, tus hijas están a unos pasos, te esperan en el sum”. Así, la exdiputada fue abrazada por sus compañeros y corrió hasta el salón. El reencuentro, como no podía ser de otra manera, fue a puro llanto. Al abrir la puerta, abrazó primero a Feli, luego a la mayor y por último besó a la beba, quien estaba en brazos de Marita, la niñera de las tres y quien se encarga de llevar el día a día de ellas.
El tema se volvería recurrente en los minutos que se vieron en pantalla. “Están comiendo bien, ¿no? No le están dando pavadas, ¿no? ¿Vos estás siempre con ella?”, le preguntó a la cuidadora. “Re bien. Estoy todos los días. ¿Cómo las ves?”, le repreguntó Marita. “Las veo hermosas, pero quiero quedarme tranquila de que están con vos, de que las cuidan, que toman agua y no coca, nada de eso. Viste que Walter (Festa) es de darle caramelos y darle boludeces...”, dijo, acusando a su exmarido y padre de las hijas de alterar sus dietas.
“¿Se fueron de donde estaban?”, quiso saber también con respecto al lugar en el que viven. “No te puedo decir nada de afuera. Estamos bien, todos bien”, le respondió Marita. “¿Están durmiendo bien?”, preguntó después. “Está todo como antes”, dijo Marita sin dar tanto detalle.
Entre tanta emoción, Romina tuvo tiempo de jugar con ellas en la plaza blanda instalada en el sum, mientras seguía sorprendida por estar con ellas. Luego le pidió al Gran Hermano si podía llevar a Caramelo, el perrito de la casa, para que conociera a las chicas. Y el dueño de la casa le concedió el deseo.
Para el final de la emisión se pudieron ver los últimos momentos de Romina con sus hijas. cuando consultada por las menores por qué lloraba, ella se mostró fuerte y solo atinó a responder que el llanto correspondía a un simple dolor de panza.
Tras ello llegó el momento en que la exdiputada se reencontró con los demás integrantes de la casa, ávidos de detalles y cualquier información respecto de lo vivido allí dentro. Así, al momento de la cena, Julieta expuso: “¿A la gente le gustará vero eso, los reencuentros?”, momento en que la morocha dudó y contestó “es que no sé si habrán visto eso, lo mío con las nenas, porque las nenas son chiquitas”.
Sin embargo, aclaró que le sorprendió el hecho de que Santiago Del Moro haya hecho una intervención en el sum mientras madre e hijas estaban disfrutando su momento. “Porque yo encima pensé que no... le digo, Mía, tranquila hija, le pregunté todo lo de la me... porque digo, tranquila que esto no sale nada. Y ahora yo voy a ir a hablar por las dudas, porque yo no creí que iba a salir nada. Me metieron ahí con las nenas y justamente pensé que no entran a la casa porque no se pueden ver”.
Nacho, por su parte, especuló: “Seguramente entraba y salía, no era que se pasaba solamente todo eso, por una cuestión de que también no se puede pasar todo, pero capaz entraban y salían en momentos. ¿A veces sabés lo que se hacía? Bah, no sé, yo eso lo estudié, no sé si se hace o no se hace, pero lo que estudié yo era que a veces se daban unos minutos...” momento en que se cortó la transmisión de PlutoTV.
Sin embargo, más adelante se los pudo ver a todos charlando relajados, y Romina dando detalles de lo vivido dentro del sum: “Las vi... me las quería quedar... y Feli, ‘¿por qué llorás, mamá? ¿por qué llorás, mamá?’. Y les dije que me dolía la panza, que las extrañé mucho y las amo mucho”.
“No falta nada, mamá tiene que ir a trabajar de vuelta, porque si mamá no trabaja no les puede comprar las cosas para ustedes”, le explicaba la madre a las nenas, mientras, reconoció: “Feli miraba seria, así, y se lo quería llevar a Caramelo. Les digo ‘chau’ y no podía dejar de besarlas, no las quería dejar. Me di vuelta, me fui y no las miré más. Y mía cuando estaba cerrando la puerta me dijo ‘chau, mamá', y no dije nada. Salí”.
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