Los 8 escalones de los 2 millones es sin dudas uno de los éxitos de El Trece. El ciclo conducido por Guido Kaczka es uno de los favoritos de la pantalla del canal de Constitución y suele funcionar de “comodín” en la grilla de programación, tanto en su ubicación en el prime time como en un eventual desdoblamiento. De hecho, durante el verano el ciclo tuvo una segunda emisión por las tardes, y ahora volvió renovada a su clásica cita nocturna.
En las últimas semanas el ciclo fue noticia por el cambio en su panel de jurados, con la salida de un histórico como Martín Liberman, la convivencia de Pampita Ardohain y Nicole Neumann y algunos rumores vinculados a Carmen Barbieri. Se sabe que esta es una de las claves del programa, un panel de jurados y de temas que rota permanentemente, para refrescar cada programa, además del quinto invitado, que se suma cada día para formular preguntas de los más variados temas.
En este ambiente convulsionado, algo se mantuvo inalterable: el lugar de Guido en la conducción, con su estilo probado e inconfundible que lo convirtió en uno de los mejores de su generación. Y que en este programa, encontró una vuelta de tuerca, al aparecer muy poco tiempo en pantalla. Está claro que es el conductor, formula las preguntas, presenta a los participantes, interactúa con el jurado. Lo que guía la estructura de cada programa es su voz en off, pero su rostro aparece lo mínimo e indispensable, y se destaca recién el final, cuando va al encuentro del ganador, ya con cheque en mano.
Durante una entrevista con Intrusos (América), le preguntaron por este estilo casi imperceptible con el que desarrolla su labor. “¿Cómo trabajás vos tu persona para correrte de ese lugar, y para que se luzca la gente que participa y el jurado?”, indagó Karina Iavícoli. “Es algo que no solo me preguntan en notas, también mi vieja y mis amigos”, admitió el conductor. Y luego de cierta reticencia, ensayó una explicación.
“Es algo que se fue dando”, comenzó su respuesta. “Hago muchas señas. Marcela (por Tauro) que fue de jurado, sabe que es así. Hago muchos gestos de las preguntas, o de las cámaras, y mientras tanto voy trabajando con los participantes”, esgrimió. En este punto, Flor de la V aportó otro elemento. “Fue por Pelito”, sentenció la conductora, en relación al emblemático ciclo de los ‘80 en los que Guido dio sus primeros pasos en la pantalla.
“Se nota que disfrutás el trabajo, sos un tipo que le encanta hacer televisión, estás todo el día produciendo. Pero la exposición es lo que menos disfrutás de este medio, te gusta pasar desapercibido”, amplió la conductora. “Sí, es cierto que soy perfil bajo”, concedió el entrevistado. “Pero también es verdad que cuando te reconocen es que la cosa funciona y quiere decir que nuestro trabajo anda bien. Desarrollo mi función y siento que así le aporto más al programa”, añadió.
“No todos podemos hacer todo ni tenemos el mismo carácter”, continuó Kaczka, y se explayó al citar un consejo que tomó y que fue ensayando con los años. “Lo que fui tratando de aprender con los años es darle bola mi intuición y eso desarrolla un poco el estilo. Y esto no es solo para el espectáculo”, cerró, dando a entender que es una enseñanza que aplica en diferentes órdenes de la vida.
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