Desde el momento en que se dieron a conocer las nominaciones a los premios Oscar, la ilusión argentina estaba en marcha, a la espera de conseguir la tercera estatuilla de la historia. Sin embargo, fue para Sin novedad en el frente (All Quiet On The Western Front), el drama bélico del alemán Edward Berger. La comitiva encabezada por el director Santiago Mitre y los protagonistas Ricardo Darín y Peter Lanzani aplaudieron al ganador con la amargura del caso, pero con la satisfacción del deber cumplido: haber puesto algo de luz sobre una de las historias más oscuras de nuestro país.
El premio fue anunciado por Antonio Banderas y Salma Hayek, y algunos indicios del actor español habían alimentado las ilusiones de la troupe argentina. Sin embargo, el galardón fue para la producción alemana ambientada en la primera guerra mundial, en una categoría en la que también participaron EO, del polaco Jerzy Skolimowski, Close, del belga Lukas Dhont, y el filme irlandés The Quiet Girl.
La película teutona ya había arrasado en febrero pasado en los BAFTA, la entrega de premios más prestigioso del Reino Unido. Allí se consagró como mejor película del año, la categoría más importante, y también cosechó otros seis premios más como mejor película de habla no inglesa (le ganó a Argentina, 1985), mejor director (Edward Berger), mejor guion adaptado, mejor fotografía y mejor banda sonora original.
Por el lado de Argentina, 1985, su recorrido es digno de destacar más allá del premio. Vale recordar que desde su estreno, la película logró posicionarse en los festivales más importantes, como Venecia y San Sebastián, se hizo con el Goya a mejor película iberoamericana y el Globo de Oro a la película en habla no inglesa y cosechó a su paso elogios del público y la crítica. Pero sobre todo, había dejado un mensaje que va más allá de cualquier galardón, y eso es algo que se planteó desde un comienzo el equipo completo.
Horas antes de la ceremonia, Infobae conversó con Darín, quien destacó: “Lo que ocurre es que cuando hablamos de festivales, de reconocimientos, de premios y de todo ese tipo de cosas tan agradables y felices, no podemos olvidar cuál es el contenido, qué historia estamos contando. Y esa historia, más allá de la maestría con la que Santi la hizo, está referenciando una historia de mucho dolor en donde hay muchas personas atacadas por ese dolor. Y este es el momento adecuado para no olvidarlos, porque a veces con los festejos y ese tipo de cosas nos olvidamos de la referencia exacta”.
De la mesa chica del filme, el primero en manifestarse públicamente fue Axel Kuschevatzky. El productor había sido parte de la transmisión oficial en la previa, y una vez conocido el resultado, acudió a sus redes para expresar sus sensaciones en caliente. “Gracias por tanto amor, tanta pasión y por dejarnos contar una historia tan maravillosa, relevante y por sobre todas las cosas, nuestra”, expresó el productor. “El de Argentina, 1985 es un viaje alucinante y una forma de buscar construir una memoria colectiva. Este agradecimiento es infinito”, agregó.
Pasadas algunas horas del comienzo del lunes en la Argentina, quien también se expresó fue el director Santiago Mitre a través de una imagen en su cuenta de Instagram. Allí se lo puede ver acompañado del productor Axel Kuschevatzky y de su pareja, la actriz Dolores Fonzi, durante la famosa fiesta que se realiza luego de la entrega de premios. Allí, los tres posan su mano en la frente, con los dedos haciendo una L, signo inequívoco que se popularizó desde los Estados Unidos al mundo para referirse a un looser, un perdedor.
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