La sensación térmica marca casi 38 grados y Nahuel López Matheu pide a Teleshow que la entrevista pautada se atrase unos pocos minutos. Es que está trabajando en su carpintería, debe entregar mercadería y quiere hacer la charla telefónica tranquilo. Cuando atiende, se lo escucha agobiado, es que el calor no da tregua. Además, él está mucho en la calle, instalando los muebles que realiza.
También se lo siente cansado, como si hubiera dormido poco o entrecortado. Es que hace dos semanas fue papá por primera vez: su pareja, Natalia, dio a luz a Ciro Beltrán. Y se despiertan a la madrugada (y a cualquier hora) según las distintas atenciones que necesita su bebé.
Pero Nahuel está feliz, y de eso no queda ninguna duda: disfruta de su presente personal y profesional. “Es una aventura nueva. Lo deseaba hace mucho tiempo. Todo llega en el momento indicado y con la persona indicada. A mí me sucedió a los 33 años”, dice sobre el reciente nacimiento de su hijo el joven conocido como El Carpintero de Bienvenidos a Bordo, por su participación en el programa de Guido Kazcka en donde se destacó por su competencia en las dominadas con los colaboradores del entonces conductor.
Desde entonces, su vida tuvo un antes y un después: de la noche a la mañana -como lo define él- pasó del anonimato al estrellato. Aumentaron los seguidores en las redes sociales, lo buscaron para dar distintas entrevistas, y también lo contrataron como modelo publicitario y para hacer presencias en eventos. Ya está acostumbrado a que lo llamen Nahuel o El Carpintero..., apodo que se ganó en el programa de entretenimientos y que hace referencia justamente al oficio que realiza desde que tiene 14 años cuando comenzó a trabajar en la empresa familiar: hoy tienen una carpintería en Lavallol y otra en Escalada.
Oriundo de zona sur, cuando irrumpió en los medios, Nahuel siempre quiso “tener los pies sobre la tierra”. Mantuvo su grupo de amigos de toda la vida, su trabajo y cuidó su relación con Natalia, a quien conoció seis años atrás en la costa argentina. Por ese entonces, ambos habían viajado con sus respectivos amigos a San Bernardo, se encontraron y vivieron un fin de semana a puro amor. “Pero cada uno estaba haciendo su duelo y no estábamos preparados para empezar una relación”, dice quien se había separado de su pareja hacia seis meses y ella, un año antes.
Pese a que no volvieron a verse, siguieron en contacto a través de las redes sociales, y hace tres años se animaron a volver a verse. Ya con sus cuestiones personales resueltas, decidieron encontrarse, se enamoraron y no volvieron a separarse nunca más. Conviven en zona sur (de donde también es ella) hace un año y medio y ahora disfrutan de la llegada de su primer hijo.
Natalia, que ahora está de licencia por maternidad pero trabaja como administrativa en una juguetería, conoció a Nahuel cuando solo se desempeñaba como carpintero. Y cuatro meses después de que se habían puesto de novios, vio cómo aquel hombre que para muchos era anónimo se convirtió en una figura pública. Y ella estuvo ahí para acompañarlo en su crecimiento. “Fue de la noche a la mañana”, recuerda Nahuel y sostiene que implicó “un cambio muy grande” para su pareja. “Yo siempre tuve presente mis raíces, la cuidé a ella, a mi familia, mantengo mis amigos de toda la vida, también sigo yendo al mismo gimnasio”, sostiene quien eligió no cambiar su forma de ser cuando tuvo la fama al alcance de sus manos.
“Empezaron a llamarme de todos lados para hacer notas, ir a presencias, campañas fotográficas. También fue difícil para mí, pero siempre mantuve los pies sobre la tierra”, agrega el joven que jamás dejó de trabajar en la carpintería familiar. “Nati me acompañó a su manera y acá estamos, felices con la llegada de Ciro”, dice quien durante el embarazo de su mujer recibió la propuesta de conducir Extra fit, junto a Julieta Puente por Fox Sports 2.
Nahuel estaba trabajando en el techo de una pérgola cuando recibió el llamado con la convocatoria. Este nuevo desafío requería que Nahuel esté afuera de su casa durante casi todo el sábado ya que las jornadas de grabación duran ocho horas.
Pero, juntos, decidieron que era lo mejor para la familia que estaban formando: que ayudaba a la economía de su casa y también permitía que él siguiera haciendo carrera en los medios. “Me gusta fomentar el entrenamiento, no por una cuestión física, sino para que sean saludables”, destaca y menciona que en el programa hay una nutricionista que recomienda planes alimenticios para seguir durante cada entrenamiento.
A Nahuel se le quiebra la voz a la hora de hablar de Ciro, todavía se conmueve cuando recuerda cómo fue su llegada -estuvo en el parto, tomado de la mano de Natalia- y cuánto lo extraña cuando sale de su casa para ir a trabajar. Están aprendiendo juntos a ser papás y cada día es una enseñanza nueva con su bebé. Trabaja de lunes a sábados hasta las seis de la tarde y también entrena en el gimnasio.
“Muchos me dicen que tengo que descansar, pero llevo un ritmo de vida que me gusta, si no lo disfrutara no lo haría”, aclara quien aprovecha cada momento libre para estar junto a su pareja y su hijo. Y vuelven el nudo en la garganta, las lágrimas en sus ojos. Se disculpa, aunque no tiene por qué. “Me cambió la vida, todavía me cuesta expresar en palabras lo que sentí al verlo por primera vez. Es mi hijo”, continúa el joven de 33 años.
“Es algo que le deseo a muchas personas. Si tienen ganas de ser papás, que lo hagan con responsabilidad. También depende de uno, hay que estar preparado y con energías”, dice quien esperó a Ciro Beltrán con muchas ansias. ¿Por qué ese nombre? El primero lo eligió Natalia, le gustaba desde que era chica, incluso antes de conocer a Nahuel; y el segundo estuvo a cargo del carpintero y conductor. “Me gustaba Benicio, Joaquín, Beltrán. Y llegamos a un acuerdo”, concluye Nahuel López Mantheu antes de regresar a su casa y reencontrarse con su familia, la que tanto deseó.
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