El año 2022 estuvo cargado de emociones para Andrés Calamaro, que logró completar una extensa gira mundial que había quedado trunca al inicio de la pandemia, y culminó con dos imponentes shows en la ciudad de Buenos Aires, donde aún se encuentra. Además, también se produjo el desembarco en las bateas de Honestidad Brutal Extra Brut, el gran hallazgo que Andrés regaló a sus fanáticos: seis discos con 99 temas que cuenta con versiones nunca antes difundidas, covers e incluso temas inéditos.
En una charla con Jorge Lanata en Radio Mitre, el músico explicó: “La última gira fue muy peculiar, porque arrastrábamos compromisos comerciales, entradas vendidas, contratos, compromisos éticos y morales con la gira que suspendimos en 2020″. Es que como casi todos los años, el calendario para su gira comienza en marzo, liberándose de obligaciones durante enero y febrero.
“En marzo 2020 comenzábamos la gira en festivales por México y salimos la segunda semana de marzo. Era una suerte de broma ahí lo del coronavirus chino. Llegamos a hacer la prueba de sonido y llenar el Foro Sol, en ese momento fue una anomalía mundial, llevar tantísima gente junta, e inmediatamente se convirtió en el primero y el último de la gira. El siguiente era en Monterrey y la pudimos hacer recién dos años después”, recordó el artista sobre esos días inciertos.
“Después hicimos Perú -continuó- cuatro, cinco fechas muy buenas en México, hicimos la gira española y algunas fechas de las cuales estaban pendientes de 2020, de cuando no había giras ni vuelos. Un mundo que era un campo de concentración alentado por el miedo. Y es curioso porque ahora parece como que olvidamos todo, ese miedo contagioso parece que no hubiera existido. A veces me cuenta creer que estaba en una situación de encierro permanente”.
Tras ello, recordó que la pandemia la pasó finalmente en la Argentina, en medio de un regreso inesperado: “Salimos en el 2020, compré ocho kilos de yerba misionera para estar seis meses de gira y una enorme valija, y hubo que volverse con todo. Se cayeron todos los vuelos de Aeroméxico y yo tenía una vuelta para saludar a mi mamá en su cumpleaños 99, y después pensaba ir en Semana Santa para seguir con la música”.
Mucho se habló de las imágenes que lo mostraron a El Salmón disfrutando de un café junto con el dirigente Juan Grabois. Al respecto, le dijo a Lanata: “Juan es un gran cancelado, de la misma forma que podés ser vos, o mismo yo. Nosotros ya nos habíamos reunido en casa. Personas como Juan Grabois, o por ejemplo vos, se reúnen a hablar con muchísimos sectores todo el tiempo, mucho más que yo. Y tengo el privilegio, me jacto de sentarme en mesas chicas también, como en tu casa, o la de los toreros, los bandidos”.
“Fui amigo de Hebe de Bonafini -agregó-. Cuando hay amistad de por medio la conversación deriva en otras cosas. Mi familia tuvo integrantes montoneros como mi hermana Hebe. Aprendí de mi viejo sentarse a hablar de todos los sectores y escuchar. Lo voy a apoyar a Grabois, pero no sé si lo voy a votar”.
Ya con 61 años cumplidos, recordó que el cambio de década no lo encontró de la mejor forma. “Fue más de un año, no fue espléndido, pero por un problema personal. Sufría molestias físicas; secuelas de la vacuna, probablemente. Mi madre dejó la existencia con 100 años y cinco meses; no soy una persona emocional, pero algunas procesiones es verdad que van por dentro. Me encontré solo, sin amor; sin amigos que quieran ir a Benavidez a visitarme. Creo que la segunda dosis de la vacuna fue venenosa, aunque el médico me dijo que las secuelas no podían durar tantos meses. O sea que será un tema de la edad. Por los dolores me hice análisis el año pasado y los intestinos no estaban muy cristianos”.
“Durante toda la gira disimulé una pequeña parálisis maxilofacial que sigo disimulando, que ni el público e incluso los músicos tenían que enterarse, porque yo soy el que tiene que mantener a la tropilla en calma, llevar tranquilidad. Me sentí un poco solo. El psiquiatra me decía: ‘Tranquilo, Andrés, a los 60, aunque estés rodeado, todo el mundo se siente solo’”, reflexionó.
Tras ello, llegó el festejo de los 61 años. Y Calamaro entonces sí reconoce que fue un regalo: “El día de mi cumpleaños conocí a mi novia. Fue como un reseteo. Pasaron esas molestias, pero llegarán otras. El amor me hizo bien, en un momento en que la soledad es una virtud de almas exquisitas. Pero la realidad pudo conmigo”.
Durante el reportaje con Lanata, Andrés se tomó unos minutos para recordar a su padre, Eduardo Calamaro: “Él militó en España como secretario de Neruda para repatriar a Rafael Alberti y toda esa generación de intelectuales, y después fue un exsocialista que fundó el Movimiento de Integración y Desarrollo”. Y mencionó que también había hecho un intentó de lanzarse a la política en el 83: “Estaba en la lista del desarrollismo, con (Federico) Polak, con Horacio Larreta y con Ruth Benzacar”.
Respecto al presente del país, Calamaro advirtió: “Yo creo que todos los argentinos vivos somos muy escépticos, observamos hace muchos años que la política no ha servido en nuestro país. Esto es más deuda y más pobreza. Ayer recordaba un reportaje en Gente a Celestino Rodrigo, que llegaba a su trabajo en subte para dar una actitud campechana. No podés tomar una posición. No sé, ojalá con los años pueda convertirme en un Turco Asís, pero ya me mudé de barrio: él es de Florida Garden, y por supuesto, no voy a tener su formación y cultura”.
Seguir leyendo