La prueba más cruel que impone Gran Hermano en el mundo dejó a una participante en una crisis de llanto

Las ediciones del reality alrededor del mundo cuentan con desafíos que llevan la resistencia y los sentimientos al extremo

El desafío más cruel de Gran Hermano

Gran Hermano en la Argentina aún no tuvo desafíos a la altura de los que se encuentran en otros países del mundo, algunos con más o menos riesgos para la salud física, pero también con importante impacto para la salud mental como el reto semanal al que se denominó “Congelados” que actualmente se realiza en la edición en conjunto entre Bélgica y Países Bajos.

Centrados en esa edición, el desafío consiste en quedarse en el lugar, sin realizar ninguna clase de movimiento, cuando desde la voz de Gran Hermano se escucha un “Freeze”. En ese instante nada puede alterar el momento en que se encuentran congelados, pero no es solo el hecho de mantener esa posición, ya que como parte del desafío y quebrando el aislamiento en ese instante ingresa alguien importante para los participantes.

Así, por ejemplo, en una de las jornadas apareció la madre de una de las jugadoras y se miraron a los ojos, la jugadora con la impotencia de no poder quebrarse ante el desafío, y la madre intentando mantenerse lo más calma posible también para evitar una reacción mayor.

Sin embargo, lo que ocurrió con la participante Jolien Bosch fue mucho más allá, y se llegó a un punto que estremeció a todos tanto adentro como afuera de la casa. Cuando la voz de Gran Hermano dio la orden que se quedaran congelados, al menos cinco participantes se encontraban afuera en tanto que otros tres, en la cocina. En ese instante, desde el SUM hizo el ingreso del perro de Jolien.

Jackson, el perro que ingresó en la casa de Gran Hermano Belgica

Jackson es una mascota muy conocida, es un Leonberger, una raza de perro originaria de Alemania, que hasta tiene su propia cuenta de Instagram donde suben imágenes de cada uno de los paseos. Desde el momento en que entró a la casa, sigiloso, transitando muy lentamente los pasillos fue hasta la cocina donde se encontraba su dueña, y el momento en que Jolien lo vio quedó marcado a fuego en todos. Ella entendía que, como parte del juego no podía moverse, pero encontrarlo allí la llevó a hacer bruscos movimientos, primero para tratar de abrazarlo y luego para reprimir el sentimiento.

Se tapó la cara con las manos en señal de no querer aceptar la realidad, del hecho de estar ignorando a la mascota que extrañaba, mientras Jackson pegó su cabeza contra las piernas de la joven buscando una devolución. El llanto se apoderó de Julien y Jackson buscaba la forma de consolarla, para luego la mascota retirarse por donde había ingresado.

Fue en ese instante que Gran Hermano dio la orden más esperada, el “Unfreeze”, que permitió que cada uno de los participantes continuara con sus quehaceres diarios. Pero Jolien no podía. Una crisis de llanto se desató y ni el abrazo de sus compañeros era capaz de consolarla. “¿Está todo bien?”, fue la primera pregunta del hermanito que tenía a su lado, que no daba crédito de la forma en que había reaccionado. “¿Ese era tu perro”, continuó el joven. “Sí, y ahora se fue”, fue la respuesta de ella cuyas lágrimas comenzaron a brotar con mayor intensidad.

Los abrazos comenzaron a sucederse, pero las lágrimas no cesaban y se temió una descompensación por parte de la jugadora. Tras unos minutos en que se aquietaron las aguas, la voz de Gran Hermano reveló que pese al movimiento brusco de la joven, la prueba había sido superada con éxito. Así las cosas, se habían hecho acreedores de un premio del que podrían disfrutar todos: agua caliente de forma ilimitada.

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