Gran Hermano 2022 se convirtió en una caja de sorpresas. La realidad es que el ciclo de Telefe tiene todos los condimentos que atraen al público y a sus seguidores. Desde la salida de un participante todos los domingos, eliminado por el voto de la gente pero nominado previamente por sus propios compañeros, hasta las relaciones que se forman entre los hermanitos y, más aun, las peleas y las estrategias.
En esta última semana, más precisamente el lunes por la noche, ingresaron los familiares más cercanos de los seis participantes que quedan adentro del certamen. Este hecho logró llenarlos de ánimo a los jugadores aunque también hizo que las emociones se volvieran aun más intensas.
Camila Lattanzio recibió el ingreso de su hermana gemela, Florencia. A pesar de ser idénticas físicamente, tienen una personalidad completamente diferente. Mientras la hermanita habla sin parar, su hermana logra calmarla y ponerla en eje.
En el caso de Nacho Castañares, la entrada de Rodolfo, su papá, lo puso más sensible y fuerte a la vez. Cabe recordar que el joven perdió a su mamá hace solo unos meses y él nunca había hablado de ella adentro de la casa. Su papá le regaló unas fotos en donde se los veía a ellos juntos con Nacho cuando era chiquito y el participante se quebró en vivo.
Por su parte, Lucila Villar, con su personalidad fuerte por la que la llaman La Tora, disfruta de la compañía de su mamá, Gladys. Con un perfil bajo, la señora logró acomodarse adentro del juego.
En cuanto a Julieta Poggio, la hermanita esperaba la entrada de su novio, Lucca. Sin embargo, se conformó con la llegada de su hermana Camila y también se mostró vulnerable ante los gritos de afuera cuando le dijeron que su novio había estado con otra chica.
Otra jugadora que se desilusionó con el familiar que ingresó a su lado fue Romina Uhrig. La exdiputada esperaba ansiosamente poder ver a sus tres pequeñas hijas pero el que entró fue su sobrino Fabián. En la noche del miércoles, se convirtió en el primer familiar eliminado por los propios miembros de la casa.
Finalmente, Marcos Ginocchio es el favorito del público. Con su estilo callado y educado, siempre tiene la palabra precisa para resolver cualquier problema y no se mete en conflictos ajenos. Cuando entró su hermana Valentina dejó relucir un poco más su carácter aplomado.
En esta oportunidad, en la tarde del jueves, los dos hermanos se sentaron en los sillones de la galería del jardín mientras atrás suyo hablaban en voz muy alta Nacho, su papá Rodolfo, Camila y Lucila.
Los salteños se pusieron a hablar muy serios acerca de temas trascendentales de la vida, como el amor y la bondad. Y en un momento, Valentina mencionó a su papá. “Él te puede bajar del cielo, de la tierra, de la galaxia cualquier cosa. Él da, da y da”, dijo emocionada. Y agregó: “Da todo y no espera nada a cambio”. Marcos la escuchaba atentamente y asentía con la cabeza. Entonces Marcos se quebró y se puso a llorar, mientras Valentina lo abrazó y le acariciaba suavemente la cabeza.
Al ver que su hermano no se recomponía, le preguntó si quería que fueran a la habitación, pero el salteño le dijo que no y permaneció unos minutos, callado y llorando. Las cámaras de Gran Hermano le hicieron un zoom sobre su rostro, que estaba completamente bañado en lágrimas y enrojecido.
Finalmente, el joven accedió a ingresar a la casa y ambos se dirigieron a la habitación, que estaba vacía y pudieron descansar un rato.
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