“Los quiero saludar a los nuevos integrantes de la casa, que van a estar unos días”, anunció Santiago del Moro. “Ellos en cierta manera van a competir. Obviamente no tiene que ver con la competencia oficial, pero sí los van a apuntalar en este último trayecto por unos días”, agregó.
“No se me dispersen ahora. Entró gente que ustedes aman. No los expongan. Se lo digo a los dos: a los que están adentro y los que vinieron de afuera. Una jugada en falso que Gran Hermano detecte y evalúe como infracción, al jugador lo manda a placa. Y a las visitas, las eyecta de la casa. No pregunten cosas que quieran saber. Les recomiendo que no hablen mucho del afuera y serán advertidos”, avisó el conductor. Luego, Santiago les regaló una picada y unas bebidas para que celebren en familia. Y un rato más tarde, se despidió de la casa renovada no sin antes dar un comunicado del GH.
“Los familiares deben dormir en un cuarto separado de los jugadores. Es decir, ahora antes de irse a dormir, tienen que separar cuartos de jugadores de cuartos de visita, de familia”, avisó Del Moro como última regla. Dos minutos después, habló la voz de la casa. “Espero que la pasen bien, que se divierten, que disfruten”, los saludó el Big. Y cuando lo consultaron acerca de cuántos días durará la estadía de los familiares, solo dijo: “No sabe, no contesta”.
El último en ingresar a la casa fue Rodolfo, el papá de Nacho Castañares. El participante fue corriendo a recibir a su padre y también se abrazaron largamente, en un momento en que las lágrimas de emoción dominaron la escena. “¿Cómo estás, mi amor? Lindo...”, le decía Rodolfo a Nacho mientras le acariciaba la cabeza. “Es enorme esto, tío”, decía el recién ingresado -nacido en Montevideo pero radicado hace años en Sitges, España- acerca de la casa del reality show.
Luego hizo su ingreso Camila Camarda, la hermana mayor de Julieta Poggio. Al verse, las hermanas se funden en un abrazo largo y sentido, con lágrimas en los ojos por la emoción. “¡Qué linda, qué linda que estás!”, le dijo Julieta a Camila. Y después la ametralló a preguntas, solapadamente referidas a su novio Lucca: “¿Está todo bien?”, “¿De verdad?”, “¿Seguro?”. Camila, fiel a la consigna que le dispensó Santiago del Moro, con la prohibición de no revelar información del afuera, se limitó a decirle “Sí, te lo juro. Era solo para familiares”.
Romina esperaba el ingreso de su tres hijas, Mía, Felicitas y Nina, por eso apenas se emocionó al ver ingresar a su sobrino. “No las dejaron entrar”, se decepcionó por no poder abrazar a sus nenas. Pero aprovechó para preguntarle por ellas a Fabián. “¡Pensé que las iba a ver! ¿Por qué no las dejaron entrar?”, se quejó.
“Camila es community mánager, es creadora de contenidos en redes y es la hermana de Julieta. Vive con su pareja, con su novia”, dijo Santiago del Moro para presentar a la nueva ingresante. Y le advirtió que no podía llevar información del afuera a la casa.
Al ver ingresar a su mamá, Lucila corrió a su encuentro. La mujer saludó a todos los participantes, especialmente a Nacho por su relación con su hija. “Gracias mami por animarte”, le dijo la Tora a Gladys.
“El se llama Walter Fabián, 22 años, es de Grand Bourg, vive con sus padres y sus hermanitas menores. Es el hijo mayor de la hermana de Romina y ella es su madrina”, dijo Santiago del Moro para presentar al nuevo ingresante que iba a acompañar a la ex diputada, ya que sus hijas son menores de edad y no pueden hacerlo.
La gemela de Camila entró a la casa y su hermana corrió a su encuentro llorando. Mientras ambas se abrazaban, sus compañeros festejaban ilusionados, pensando en la posibilidad de que también entren sus parientes. “Te estaba extrañando, gracias por estar acá, estás muy linda”, decía la participante mientras Florencia trataba de contenerla.
“Y la que se atreve a entrar es Gladys, tiene 62 años, vive con su hijo, es ama de casa. Dudó mucho porque también está nerviosa y es la madre de la Tora”, anunció entonces Santiago del Moro.
Valentina llegó a la casa cuando Marcos estaba en el cuarto. Entonces, sus compañeros empezaron a llamarlo. Y el salteño se estrechó en una brazo con ella, mientras ambos lloraban emocionados. La muchacha recibió la bienvenida de todos los participantes, que no entendían bien lo que estaba pasando. “Mirá hasta donde me traes, qué me estás haciendo”, decía la hermana del Primo.