A sus 26 años, Sofi Morandi se prepara para un gran desafío en su ascendente carrera profesional. Ese camino que surgió y se potenció desde las redes sociales, cuando eran un terreno incierto y a explorar, tuvo una explosión mediática como campeona del Bailando por un sueño 2018 y se sostuvo con un probado recorrido en el exigente camino de la comedia musical. Con este bagaje, Sofi está lista para protagonizar Heathers, el musical, un clásico del off de Broadway que debuta el 1° de julio en el Teatro Ópera y que ya sumó nuevas funciones a pedido del público. Será la primera versión del musical en español, con la dirección de Fer Dente y un elenco surgido de un casting multitudinario en plena calle Corrientes.
Después de ser Dorothy en El mago de Oz, y Lauren de Kinky Boots, ahora la actriz se pondrá en la piel de Heather Chandler, en una apuesta que va más allá del rol protagónico y la gigantografía en el cartel en un teatro como el Ópera. Es ponerse a prueba en un rol menos “naif” -la observación es de ella- a los que nos tiene acostumbrados, quizás más en línea con la Cecilia Von Trapp con la que brilló en Porno y Helado y que le valió un Cóndor de Plata. Y también es trabajar bajo las órdenes de Fer Dente, un referente del género, de quien primero fue fan, luego compañera de escenario y ahora su director, junto a un elenco que integran Nico Di Pace, Momi Giardina y un grupo de artistas seleccionados entre más de 6000 aspirantes que audicionaron de diferentes lugares del país.
—¿Cuándo empezó a cobrar forma este proyecto?
—Fer se acercó a principio de 2022, diciéndome que tenía pensado traer la obra y que enseguida pensó en mí para el personaje de Heather Chandler. Cuando nos juntamos todavía no estaba nada cerrado, quedamos en hablar y recién ahí vi la obra por video, porque no la conocía. Me encantó el libreto y ese humor medio ácido que manejaba, y la temática, porque toca varios puntos de la adolescencia. Y el soundtrack me pareció copadisimo, re power.
—¿Cuál fue tu reacción al ver las características de tu personaje?
—Me copó la idea de poder interpretar una villana al estilo Meangirls, pero a la vez querible porque tiene mucho humor. Es algo nuevo para mí, venía haciendo personajes más naif a comparación de este. Enseguida le escribí a Fer, le dije que me encantaba la idea y obviamente me entusiasmaba volver a laburar juntos pero esta vez con él en rol del director.
—¿El argumento te hizo viajar de alguna manera a tu propia adolescencia?
—Tuve la suerte que mi adolescencia y mi secundaria fue una de las mejores épocas de mi vida, con un grupo muy unido con el que la pasé muy bien. Y si, me hizo revolver aquellos años, a empatizar y ponerme en el lugar de compañeros y compañeras que no la pasaron tan bien. Me puso nostálgica y también reflexiva, porque lo que para uno pueden ser los mejores años de tu vida, para otros puede ser un infierno. Cuando uno está en la escuela no ve que todo es salvaje, y cuando pasa el tiempo te das cuenta de cómo te marcó la personalidad de por vida. Y ese es uno de los mensajes que transmite la obra.
—¿Con qué se va a encontrar el público que vea el musical?
—Heathers es una obra que toca muchos temas polémicos y densos, pero desde un tono de comedia. La comedia es algo con lo que crecí y que forma parte de mí, tanto en lo personal como en lo profesional. Me fascina la idea de poder contar una historia con un trasfondo dramático pero desde el humor, y que aún así no pierda peso. Es una edad complicada, en la que lo que uno dice o hace puede repercutir enormemente en la vida del otro, tanto para bien como para mal. Y está bueno poder contar una historia donde se muestra que lo que para uno es un “chistecito”, para el otro puede ser una razón para no querer vivir más. Y no quiero spoilear mucho, pero es un musical que seas chico, adolescente padre o madre, desde algún lado te toca.
—¿Qué significa este protagónico en este momento de tu carrera?
—Es un gran desafío, sobre todo porque sé que es una obra que tuvo y tiene mucho éxito afuera, que viene ya con una ola de muchos fanáticos de la historia, de sus canciones y de sus personajes. Por ese lado espero poder estar a la altura, darle mi impronta al personaje pero sin perder la esencia del musical original. Ojalá la disfruten mucho. Estoy feliz y muy agradecida de que se me sigan presentando oportunidades cómo estás, soy una privilegiada de poder ser selectiva con algunos de mis proyectos, intento elegirlos en base a lo que siento que me va a hacer crecer, y a este no lo podía dejar pasar.
—¿Y en lo personal?
—Cumplí 26 años hace poquito y me noto más madura en muchos aspectos. Estoy como en una etapa del “menos es más”, antes quizás tenía una energía más de pendeja en cuanto a querer estar al palo y darlo todo siempre. Lo cual re banco, porque esa intensidad es la que me hizo cumplir miles de objetivos y sueños, pero ahora creo que disfruto más del proceso y del “durante”. Creo que Heathers me llega en un momento en el que estoy más paciente y más conectada. Antes quizás mi objetivo era romperla toda y que re guste lo que hago, ahora creo que es exprimirme al máximo, observar y aprender de mis colegas, y que mi trabajo tanto en la etapa de ensayos, como arriba del escenario, sea sincero. También aproveché estos últimos años a trabajar más en mi voz, así que que me encuentra más segura vocalmente lo cual me enorgullece, porque tenía muchas inseguridades respecto a eso.
—A Fer Dente lo conocés hace mucho....
—Sí, con Fer trabajé por primera vez en Kinky boots, y es muy loco porque fue en el Teatro Astral, el mismo en el que lo vi interpretar a Link en Hairspray cuando yo era una niña (risas) Para mí fue re loco verlo en un musical desde la butaca, y años después estar trabajando juntos arriba del escenario. Obvio que sentía una presión de estar a la altura, porque lo admiro, pero siempre se mostró humilde, receptivo y compañero y fue muy fácil laburar con el.
—Conocías al Fer Dente actor. ¿Cómo es el director?
—Se lo nota muy maduro y seguro de lo que quiere. Lo que tiene de experiencia, lo comparte. Es un apasionado de lo que hace y que un director pueda trasmitir eso para mí es clave, tanto para el proyecto, como para el elenco, porque nos motiva e incentiva el trabajo en equipo. Me gusta ver el teatro como una maquinaria en la que cada pieza es clave, y cada área es importante, desde la técnica hasta los actores. Todos son igual de imprescindibles para que el resultado salga como tiene que salir, y creo que Fer está en cada uno de esos detalles.
Porno, helado y un Cóndor de Plata
Durante 2022, a Sofi se la vio en la piel de Cecilia Von Trapp, la particular villana de Porno y Helado. La serie original de Amazon, escrita, dirigida y protagonizada por Martín Piroyanski, la hizo probarse en otro traje y hablarle a otro público. Y los nervios iniciales se convirtieron en felicidad plena en varios niveles. La composición de su personaje, el reconocimiento del público, poder trabajar con una figura como Susana Giménez, el premio a mejor actriz de comedia en series y el entusiasmo por la segunda temporada que se viene.
“Conocía la carrera de Martín y eso me ayudó. Sabía de su estilo, entendía ese humor absurdo e irónico y en ese sentido fue fácil trabajar”, admite la actriz, y se sumerge en su personaje. “Pero construir a Ceci fue muy intenso; ella es mentirosa, impulsiva, medio siniestra. Entonces le dije a Martín que quería buscarle matices distintos, que no estuviera siempre tan al palo; que no se sacara tanto cuando se enojaba, o que no fuera tan obvia cuando mentía”, agrega.
—¿Cómo fue trabajar con Susana Giménez?
—Fue muy loco. Cuando la vi, se me vino mi abuela mandando cupones al programa y esperando que suene el teléfono para decir “Hola, Susana”. Es como una persona que conocés de toda la vida, que te acompaña desde siempre. Es una diosa, pero a la vez es cero diva, se bancó un montón de horas grabando y fue muy fácil trabajar con ella. Y me di cuenta que es una gran actriz de comedia, muy hipnótica, todos terminábamos alrededor del monitor mirando sus escenas. Como una especie de Marilyn Monroe, que entraba a un lugar y se llevaba todas las miradas, Susana tiene eso también, tiene todo el carisma y un ángel muy especial.
Saltar sin red
Sofi Morandi empezó su aventura en el terreno de las redes sociales a finales de 2015, con un contenido de humor original y en un escenario en el que eran pocos y se conocían mucho. Nombra a Grego Rosello, Belu Lucius, Magalí Tajes como algunos de esos pioneros que vieron cómo proyectar su nombre y su marca en aquel terreno no del todo claro. Siete años pasaron desde entonces, una eternidad en el universo virtual donde hoy en día la siguen de a millones. “Ahora todos son creadores de contenidos y las redes pasaron a ser una herramienta fundamental”, sentencia con conocimiento de causa.
—¿Qué cambió en estos años?
—Hoy un médico tiene TikTok, un entrenador te pasa rutinas por un reel de Instagram y todos saben cómo usar las redes para su beneficio personal o sus emprendimientos. Las marcas se mudaron a las redes, gente de la tele se quiso aggiornar a las redes, y las redes quisieron formar parte de la tele. Antes los que estábamos en redes, éramos los de redes y los famosos solo subían fotos, no trabajaban con marcas. Antes se segmentaba más, hoy todo el mundo es un poco influencer.
—¿Hay más haters ahora?
—Siempre hubo y siempre habrá. Aprendí que es muy fácil bardear desde un lugar anónimo, pero que también tenemos la libertad de elegir a qué cuentas seguir, porque nadie te obliga a consumir un perfil determinado. También noto que en los últimos años, política y socialmente pasaron cosas y está todo mucho más susceptible. Tenés que pensar dos o tres veces lo que vas a decir.
—¿Cuesta hacer ese ejercicio?
— Yo empecé a los 19 y pasaron muchas cosas en el medio. En algún momento compartí pensamientos políticos, sociales y son elecciones, porque hay creadores de contenido que no comparten sus opiniones ni ponen nada de su vida privada. Y cuando hacía humor, tenía que pensar en no herir susceptibilidades. Porque si bien no siempre le vas a gustar a todos, y eso está buenísimo, hoy está muy de moda la cancelación, y a veces eso se lo lleva al extremo. Son etapas, es un momento de crecimiento, de deconstrucción, y en esta ola de hate y poca empatía o tolerancia, es normal que vayamos aprendiendo entre todos. En el mientras tanto, cada uno intenta cuidarse, ser respetuoso y si te toca pifiarla, aprender de eso.
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