Dicen que en todas las crisis se encuentran salidas creativas y motivadoras. Y aunque esto no siempre suceda, hay algunas personas que entre su carisma, mucho de talento y una dosis de suerte, llegan a tener un rotundo éxito. Este es el caso de Wali Iturriaga, quien aprovechó la pandemia para viralizar sus videos de humor a través de las redes sociales.
Si bien ya había estudiado actuación, y había realizado muchos cursos y talleres relacionados con el arte, recién a los 36 años dio un golpe de timón en su vida, desde su Corrientes natal. “Yo me crié en un gimnasio, mi viejo era fisicoculturista, una de las personas dentro de la actividad física más conocidas de mi provincia. O sea que mi camino estaba prácticamente marcado: iba a ser en un gimnasio. Desde que tengo uso de razón yo estuve siempre entre las pesas, de chiquito hasta me dormía ahí. Ese era mi mundo”, comienza relatando el humorista.
Mientras tanto, le gustaba la actuación. Dice que de su mamá sacó la veta artística. Y fue en el 2020 que arrancó a dedicarse de lleno a su gran pasión. Empezó a escribir sus propios guiones e inventar personajes. El primero fue Cachilo, y con él tomó contacto con una realidad que no deja de conmoverlo. “Siempre tuve la intención de acercarme a los barrios y Cachilo fue la puerta de entrada. El aporte solidario surgió en paralelo y se formó una cadena que más se fortalece cuanto más se entrega”, revela. “Los personajes los creo yo, todo lo escribo yo. Son un montón de personajes y un montón de historias. Cachilo fue el primero en Corrientes, y yo salía a la calle vestido de él, y hacía acciones solidarias. Cachilo existía para la gente, para mi familia, para mi hijo”.
Mientras sus personajes iban creciendo, vino la pandemia. Desde adentro de su casa y en cuarentena, recién mudado a la ciudad de Buenos Aires junto a su familia -su esposa Milagros y en ese momento sus tres hijos, Luisana, Martina y Milo, ya que luego llegaría Valentino- Wali se dedicó a subir sus videos a las redes sociales. Y sus personajes explotaron para el público. La gente ama a La Jenny, la paraguaya que está casada con Juan Carlos. A esa pareja le fue sumando otros personajes familiares: ahora, Milagros también sube al escenario para interpretar uno de ellos.
Con 14 millones de seguidores, a Iturruaga lo siguen chicos y grandes. “Yo hago un espectáculo para toda la familia. Para crear a La Jenny me inspiré de repente: fue en el grupito de chats de mamis del colegio, había muchos memes sobre eso. Empecé a jugar un poco con eso, desde lo cotidiano de una familia, de una pareja, con hijos, de los celos. También lo sacaba mucho de situaciones con mi mujer, y todo eso lo potenciaba, hacía caricaturas, una exageración de todo”, describe emocionado ante el éxito que para él resultó muy rápido, y del que todavía no toma dimesión.
“Para mí fue de un día para otro. Yo estaba laburando de otra cosa y empecé a llenar los teatros en Buenos Aires y en el conurbano. El mismo año que empecé, ya estaba en el Teatro Ópera, en la Calle Corrientes. Y así todos los pasos que di: fueron muy veloces”.
Su cambio rotundo de vida fue de un día para otro. Wali recuerda que un cuento motivador que leyó fue el que le modificó la cabeza. Se trataba de un abogado que en un viaje en avión tenía que completar el formulario de Migraciones y poner cuál era su profesión. Entonces escribió: “Escultor”. Ese relato fue determinante para su gran proyecto, y así fue como a sus casi 40 años decidió dar un volantazo para el lado del arte. “Yo soy otra cosa: me gusta cantar, tocar la guitarra, dibujar, escribir, actuar, todo eso se fusionó para un camino nuevo”, cuenta mientras, agradece su primer el Estrella de Mar como revelación que recibió a principios de esta semana.
—¿Por qué la gente se identifica con tus personajes?
—El público pudo separar enseguida el personaje de la persona, como es el caso de La Jenny y su marido Juan Carlos. En las redes sociales se mezcla mucho lo que uno está haciendo. Y yo tomo el trabajo en las redes sociales como si fuera un actor consagrado de la televisión. Por eso creo que la gente lo entendió así. Yo no quería dar ningún mensaje en particular, solo quise mostrar una ficción de algo cotidiano, esos rasgos exagerados de la realidad para que la gente se sienta identificada y se ría de eso. Entiendo que en las redes pasa mucho de juzgar a la persona por el personaje que interpreta. Desde ese lado la gente compró el combo: ve mi lado como persona, lo que yo muestro, a mi familia, que tengo una vida común y corriente, que soy un luchador como todos, que lo hago con mucho amor y mucho corazón y muchas ganas. La gente se terminó encariñando con todo esto y dio lugar a todo lo lindo que me está pasando ahora.
—¿Cómo hacés para compatibilizar tu vida familiar con las giras y el trabajo?
—Con mi mujer somos un bloque: estamos todo el día juntos con mis cuatros chicos, ellos son los que me hacen tener los pies sobre la tierra, es muy lindo. Es hermoso el cariño de la gente, tener los teatros llenos, pero sin dejar de pensar nunca que la vida es una rueda y hoy podemos estar acá arriba y mañana podemos estar allá abajo. Hace 17 años que estoy en pareja. Estamos desde muy jóvenes juntos, hicimos un camino parecido. Empezamos en el gimnasio y ahora con esto también. Yo le debo todo, porque siempre está al lado mío y es la que me marcó el camino. Hoy tengo la suerte de que mi mujer esté conmigo en el teatro también interpretando a un personaje, la psicóloga de Juan Carlos, y la está rompiendo. Lo disfruta un montón y todo se vuelve mucho más lindo. Mi hija mayor, que tiene 14 años, está todo el día en el teatro, y es la que más me ayuda.
—¿Te ves en la televisión?
—Sí, claro. Yo me crié con la tele: cuando todos dicen que la televisión se está muriendo, digo que no, que nada que ver, que se está reinventando. Para mí es un medio súper importante. Encima yo, que soy del interior del país, todavía más: cuando estoy en algún medio por afuera de las redes sociales, explota por todos lados. A mí me encantaría estar en la televisión, yo me crié con eso y valoro muchísimo cada oportunidad que me dan.
—¿A quiénes admirás en el humor?
—A un montón de gente. A mí me gusta mucho el humor como más naif, como el del Chavo del 8. Cachilo era muy de ese estilo. Me crie con ShowMatch, soy amigo de muchos humoristas de ese programa. Otro showman que admiro es Martín Bossi, quien siempre me manda mensajes con mucho amor. Yo soy recholulo: cada vez que veo a alguien famoso, ellos me hablan como a un par y a mí me cuesta acostumbrarme. Es una sensación hermosa encontrarme con alguien a quien admiro.
—¿Te gustaría incursionar en otra área además del humor?
—Me preparé toda la vida para esto, si bien mi profesión era otra, estudié actuación, hasta curso de ceremonial y protocolo hice. Lo que menos me gustaría en el mundo es que me encasillen con un solo personaje, porque siento que tengo mucho más para dar. Me encantaria hacer algo con Susana Giménez, ese es mi sueño. El otro día conocí a Mirtha Legrand, que estaba en la cena de gala en un hotel muy prestigioso de Mardel. Yo fui con mi familia al terminar la función, a saludarla. Una vergüenza porque estábamos vestidos así nomás, y ella me dijo un montón de cosas lindas, me miró con mucho amor. Esas palabras las guardo para siempre en el corazón.
—¿Cómo te ves en 10 años?
—Yo soy muy manija, estoy todo el tiempo pensando en qué va a pasar mañana. La verdad es que no paro un segundo. Estamos cerrando un Luna Park, se viene una gira internacional y yo me veo obviamente mucho más sólido en esto: actuando con Susana, estando en la mesa de Mirtha, para mí son grandiosas. Arrancamos una gira por Estados Unidos, Europa, hacemos Colombia, México, Paraguay, Uruguay, Chile. Gracias a las redes sociales, los personajes explotaron primero más afuera que en Argentina. Cuando estuve en Miami, en diciembre, no podía salir a la calle. Fue una locura. La Jenny y Juan Carlos tienen su propio vocabulario, sus propios modismos y eso abrió mucho el juego.
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