El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores condenó a los rugbiers Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, cometido el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell.
Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi recibieron la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones leves. En tanto, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios del mismo delito.
Horas después de que se conociera la sentencia, la periodista Julia Mengolini compartió una extensa reflexión en Instagram. “Hace ya tres años que odiamos en conjunto a ‘los rugbiers’ que mataron a Fernando Báez Sosa. Ayer debería haber sido un día de alivio y sin embargo no se sintió así para mi. El juicio fue tomando una dimensión espectacular al calor del morbo mediático con la participación especial del inefable Burlando”, comenzó abriendo el debate como acostumbra a hacer con cada tema de actualidad.
En esa misma línea agregó: “Cada día que pasaba odiábamos más a los rugbiers, a cada testimonio sentíamos más pena por la muerte de Fernando y fue creciendo la sed social de venganza. Entramos así -incluso los progresistas- en la lógica punitivista que nos propuso Blumberg (ayer presente en la lectura de la sentencia) hace ya muchos años y que devino en leyes penales cada vez más duras y en consecuencia fuera de escala”.
Entonces, la comunicadora que fundó la radio Futurock reflexionó sobre las penas que recibieron los 8 amigos tras matar a Fernando. “Si le damos perpetua a unos jóvenes que mataron a otro (asesinos horribles, obviamente), ¿qué le queda a un genocida? La misma pena. Es raro, ¿no? ¿Será esta una condena ejemplar? Ojalá el ejemplo devenga en que bajen los niveles de violencia en los boliches y no en que los jueces repartan perpetuas cada vez con más facilidad”, indicó.
Y por último, señaló: “Siempre sentí mucha pena por la mamá de Fernando. Ayer sentí compasión por las mamás de los ocho asesinos. Ellas van a morir y sus hijos van a seguir en la cárcel. Y ellos cuando salgan (si salen) no van a ser mejores. Ayer fue un día triste”.
Pronto, el posteo se llenó de repercusiones que dividieron las aguas. Algunos comentarios avalaron sus palabras pudiendo discernir el asesinato en sí con la situación de un joven que a sus veintipico de años ya sabe que pasará el resto de su vida en la cárcel e incluso, cómo eso implica en sus madres. Por otro, implacables, los que opinan que si no tuvieron piedad al momento de matar a Fernando los asesinos y sus familias no tienen derecho a nada.
Mientras tanto, los rugbiers volvieron al penal de Melchor Romero y la Justicia definirá a qué cárceles son trasladados para cumplir la condena. El destino de los ocho acusados del crimen dependerá de los pedidos del Tribunal N°1. Ahora y tras el veredicto, a los jóvenes se les sumará otro problema: el fin del pabellón propio y el problema de la sobrepoblación penitenciaria.
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