Desde que se estrenó la docuserie de El Comandante Fort, una biopic de la vida de Ricardo, se abrieron nuevas aristas con respecto a la vida de las personas que rodeaban al mediático.
En los 4 capítulos que transcurre el documental del chocolatero más famoso del país, mucho de su vida ya se conoció por los medios entre el 2008 y el 2013, que fueron los cinco años en el que él expuso toda su intimidad y decidió conseguir la fama a toda costa.
Recién cuando cumplió 40 años y su padre murió, Fort heredó una inmensa fortuna que trató de utilizar para obtener su único objetivo en la vida: Convertirse en una persona inolvidable.
De esta manera, Eddie Fitte, en diálogo con Teleshow, reveló que Ricardo a lo que más temía era a que lo olvidaran. “Tenía terror a morirse sin que nadie se acuerde de él, sin dudas. Hizo un trabajo absolutamente obsesivo para que eso no suceda. Cuando él empezó a morir a la vista de los demás fue lo que empezó a despertar el cariño de la gente”, contó de manera íntima.
Sin embargo, la fama también le costó la vida. Según Fitte, Fort hizo un culto de su físico, se creó a su medida y empleó su dinero para pasar por cuanta cirugía necesitó para moldearse a su gusto. “Eso le generaba confianza y le daba placer”, reconoció el periodista.
En ese contexto, Ricardo decidió ser padre por medio de subrogación de vientre. Junto a su pareja de aquel entonces, Gustavo Martínez, nacieron sus mellizos, Marta y Felipe. Y aunque Gustavo le aclaró que el padre siempre sería él, le aseguró que podía acompañarlo en todo el proceso. De hecho, cuando falleció Ricardo, fue él quien tuvo la custodia permanente de los nenes, hasta que se suicidó un poco antes de terminar el documental.
En el tercer capítulo de la serie, Martita habló acerca de sus problemas con la exposición pública. “No era fácil para un niño vivir en un lugar lleno de gente. Había gente todo el tiempo en mi casa y aunque se crean que los chicos no entienden, entienden todo”, destacó en uno de los fragmentos más emotivos. Y también confesó: Cuando era chica estuve muy expuesta. No es normal crecer con una cámara que te filme todo el día. Eso me hizo estar demasiado pendiente a todo lo que decían de mí”.
Al diferencia de su padre, que se había construido un muro con su cuerpo, ella decidió aparentar que no le importaba. “De más grande me di cuenta de que era famosa y no lo sabía. Hablaban de mí en la tele, en las revistas. La gente cree que por haber nacido en una familia con plata las cosas no te afectan. Me criticaban por gorda, después me criticaron por estar flaca”, confesó la hija de Richard, como lo conocían sus más allegados.
“Tanto ella como su hermano no están seguros de si el recuerdo que tienen de su padre es el que vivieron o es tal vez el que les acercaron los medios durante los 9 años de su vida”, destacó Fitte. Y continuó: “Yo creo que Marta y Felipe tienen una memoria construida de forma colectiva. Vieron su vida como lo pudo haber visto un asistente de sonido, obviamente con el grado de intimidad de ser sus hijos. Pero los chicos vieron el show, fueron espectadores”, afirmó sin filtro.
Antes de concluir, el investigador aseguró que no fue fácil para los chicos haber vivido rodeados siempre de gente. “Ellos volvían del colegio y se encontraban con bailarines, vedettes y todo un mundo de espectáculo”, sentenció.
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