La llegada de Ariel Ansaldo a la casa de Gran Hermano generó desde un primer momento el rechazo por parte de algunos de los participantes, y así, el parrillero transita los días, intentando pertenecer a alguno de los grupos que se formaron. Por el momento, no lo está logrando, y las discusiones son cada vez más habituales, llegando a los gritos y reproches en el cara a cara. Sin embargo, otros acusan al propio competidor de ser quien genera los enfrentamientos para después mostrarse como víctima.
Algunos de los chicos se encontraban en el patio practicando el fútbol-tenis, en momentos en que el parrillero decidió preparar el agua y em ate para ponerse a cebar cerca de ellos, mientras los observaba. Sin embargo, pese a su intención de ser servicial y convidar a quien quisiera, nadie le contestaba al momento en que los ofrecía, ya que seguían concentrados en su juego. Así las cosas, con Ariel tirado en el pasto y un “¿querés un mate?” constante, fueron pasando uno a uno los rechazos.
“Me voy a disfrutar del partido de los chicos y a disfrutar de la tarde esta, única e irrepetible”, explicaba Ariel, quien suele hablarle a las cámaras intentando generar empatía también con el público de afuera. Así fue como con un mate, el termo y unos almohadones se acomodó en el pasto y lanzó una advertencia: “Che, tengo mate acá, eh”. Aunque la única respuesta que recibió fue el silencio. Además, al colocarse cerca de quien se entretenían no era de extrañar que en cualquier momento recibiera un pelotazo, o el choque con alguno de ellos.
“¿Mate, alguno¡”, “Agustín, ¿te llevo un mate”, continuaba el parrillero, a la espera de alguna respuesta positiva, pero solo encontraba la indiferencia como resultado de sus palabras. Pero llegaría alguien para contestarte, y en un momento en que La Tora se acercó al patio, él como durante toda la tarde, le ofreció uno, a lo que ella aceptó. Su cara de satisfacción daba cuenta de lo que necesitaba que al menos uno de ellos lo considere. Ya para el final, hasta Maxi se acercó a tomar uno, y así, la ronda de Ariel no había terminado en solitario.
Tras la publicación de las imágenes, las redes sociales fueron el lugar donde los espectadores volcaron su parecer, y se encontraban comentarios tan disímiles como “me da mucha pena Ariel haciendo mate para ser aceptado”, o “Ariel no es ningún boludo, está jugando, si quería tomar mate con alguien se iba a invitarle al resto y no justo a los que estaban con la pelota”. “¿Cómo no le van a aceptar un mate a Ariel, y encima les dijo varias veces si querían, me dio una pena, pobrecito”.
Es que el participante genera empatía con cierta parte del público, pero a la vez rechazo del resto, por actitudes como la que tuvo esa vez en que se cambió la ropa en una silla, a la vista de todos. Todo comenzó cuando tras haber sido salvado de la eliminación en una gala de lunes, decidió disfrutar de una tarde de pileta. Y, después de nadar un rato, se dirigió a la galería donde se quitó la malla, se sentó y, cubriendo sus partes íntimas con una toalla, procedió a ponerse un short seco sin preocuparse por quienes lo miraban a su alrededor.
Indignado frente a esta situación, Walter no se quedó callado. “Puaj... Loco... en pelotas en el sillón, que asco me da”, dijo enojado. Luego se dirigió a Maxi buscando su complicidad . “Mirá cómo pone las bolas en el sillón. Puaj... en pelotas en el sillón, qué asco, qué asco que me da”, protestó. Pero el cordobés siguió con su rutina de entrenamiento sin darle mayor importancia a la situación.
Así, después de pararse como para ingresar a la casa, Alfa se dirigió al nuevo participante y lo increpó: “Hay que cambiarse en el baño. No podés estar en bolas en el patio...”. Pero Ariel le respondió con un lacónico: “No me hinchas las bolas”. Entonces, cada vez más molesto, el exvendedor de autos le retrucó levantando el tono de voz: “No, no hincho las bolas... es una cuestión de convivencia. Estás en bolas en una silla que después usan todos. No me gusta usarla”.
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