—Fede, ¿qué vas a hacer en el verano?
—Voy a ser Lola en Kinky Boots.
—Te pregunté justamente porque te quiero hacer esa propuesta.
—¿De verdad? ¿Vos creés que puedo?
—Vos vas a poder.
Cuando Ricky Pashkus le consultó a Fede Bal cuáles eran sus proyectos laborales para la temporada teatral 2022/2023, el actor le respondió a modo de chiste, pero también con la ilusión de interpretar de verdad a aquel personaje que había visto en la comedia musical de Nueva York durante un viaje con su madre, y también en la edición de Buenos Aires, protagonizada por Martín Bossi.
“De chico, no recuerdo quién, alguien me dijo que no podía cantar. Me reprimió y por eso nunca me animé a hacer comedia musical. Ahora descubrí que me encanta, me apasiona. Siento que se abrió una puerta que va a ser difícil de cerrar”, dice el actor en diálogo con Teleshow desde Villa Carlos Paz, en donde de jueves a domingo se sube al escenario del Teatro Luxor para ser Lola y también Simon, un joven que se transforma para bailar en un club nocturno, y cuya historia recorrió el mundo (el musical se realizó en Francia, Alemania, República Checa, Austria, Estados Unidos y Japón).
El hijo de Carmen Barbieri había visto que el director del espectáculo teatral había lanzado un casting para llevar la obra a la ciudad de Córdoba y, un poco en chiste, un poco en serio, se autopostuló cuando vio la oportunidad. Sin embargo, Pashkus ya había pensado en él desde antes de aquella comunicación. Es que, además, ambos son socios y están trabajando juntos en la filmación de una serie, y están en permanente contacto.
De esta manera, tres meses atrás, Fede comenzó a trabajar con su equipo de maquillaje y peinado para comenzar a encontrar a Lola, su Lola, la que él quería interpretar sintiéndose cómodo. Pasaron algunas semanas, distintas pelucas, colores de uñas y tipos en las cejas hasta que se vio al espejo y sonrió.
“Esto es justo lo que quiero”, dijo quien buscaba hacer un personaje “con mucho respeto, no quería que fuera algo bizarro”. “Me encanté, me gusté”, recuerda Fede, que hoy comparte escenario con Federico Salles y Laura Esquivel. “Me shockeó -continuó- conecté con el lado femenino de mi cara, y empecé a sentir una energía femenina que es muy sexy. De hecho, pensé que le iba a gustar a los hombres, pero también recibo muchos mensajes de mujeres. Hay algo que atrae a la mujer, es muy fuerte lo que pasa”.
“Estoy flasheado”, repite una y otra vez Fede desde la enorme casa que alquiló en Villa Carlos Paz para recibir a sus seres queridos. Es que durante el año estuvo viajando para Resto del Mundo (eltrece) y quiere aprovechar la temporada para recuperar el tiempo perdido. Cuenta que sus amigos irán “rotando” entre enero y febrero, al igual que su madre, con quien recibió el 2023 en una fiesta que organizó el actor que invitó a todos los elencos que se encuentran en la plaza. Allí, además, está acompañado por su novia Sofía Aldrey y su amiga y maquilladora Tefi. “Alquilé una casa grande para poder conectar con mi gente, recibir a todos y compartir momentos”.
Volviendo a Lola, Fede recuerda que le corrió “electricidad por el cuerpo” cuando comenzó a trabajar en su personaje. “Últimamente acepto propuestas que me presenten un desafío, sino lo dejo pasar. Cada trabajo tiene que representarme algo más que una entrada de dinero”, dice de manera categórica y agrega que este proyecto es el desafío actoral más grande de su vida. “Tal vez hay actores que lo esperan toda su vida y no les llega, y a mí me llegó a los 33 años″.
Enfocado cien por cien en su trabajo, el artista integral -además de actor, es productor, director y conductor- mantiene un entrenamiento puntual para su personaje: sale a correr todos los días y canta mientras está en movimiento. ¿El objetivo? Que no se note la fatiga vocal arriba del escenario. “Trabajé mucho los temas que tengo cantados y hoy me salen perfectos”, se muestra entusiasmado sobre sus logros. “En el canto sorprendo. Todos me lo dicen: piensan que no cantaba, pero entrené mi voz y salió algo muy lindo, muy libre”.
También cuenta que descansa en sus días libres, que está comiendo sano y tomando proteína. “Hay mucho desgaste físico, además estoy bajando de peso porque entreno y transpiro mucho durante cada función”, dice sobre el esfuerzo que realiza durante las casi dos horas que está sobre el escenario: su vestuario incluye siete cambios con sus respectivas pelucas y tacos. Para ello, cuenta con cinco asistentes que lo ayudan a cambiarse en 30 segundos para volver a escena. “Es como los boxes de un auto de Fórmula 1″, compara quien llega al teatro tres horas antes, tiempo que demanda la caracterización de su personaje.
El mismo profesionalismo que puso en Lola, Fede busca destacarlo a la hora de hablar del transformismo. “Merece mi respeto y quería tocarlo con sensibilidad y crueldad, porque es cruel la discriminación que se siente y que estoy experimentando en carne propia”, asegura y relata una situación no grata que vivió días atrás en un estacionamiento cuando unos jóvenes se rieron de él porque tenía las uñas pintadas: “No me reconocieron, no sabían que era para el personaje -advierte-. No dije nada, me metí adentro, no me enojé. Y entendí que tenía que hacer un camino con sensibilidad y cordura. Es divertido, pero cuando hay que hablar en serio pongo todo de mí. Hay mucho hostigamiento”.
Fede tenía dos años cuando caminaba entre los camarines mientras sus padres encabezaban y producían teatro de revista. Lo hacía arriba de un par de tacos, con peluca, disfrazado. “Crecí con libertad lúdica. La libertad era moneda corriente en mi casa. Desde muy chico me enseñaron que podemos hacer lo que queremos mientras no lastimemos a otras personas”, cuenta el hijo de Carmen Barbieri y Santiago Bal.
“Hoy me veo arriba de tacos, miro a los genios de mis compañeros que tengo a los costados y se me caen las lágrimas -se sincera-. Es como romper eso de que el actor es solo de revista, de comedia, o de un reality de baile, te encasillan y no podes salir de ahí. Y yo hace varios años que vengo trabajando para que los productores sigan confiando en mí. Son momentos de la vida que también los podes trascender”.
“El resultado fue más de lo que pensaba. Mi vieja estaba muy emocionada, me dijo llorando que mi papá estaría orgulloso de mí”, contó el actor sobre la profunda conversación que tuvo con Carmen Barbieri luego de su debut. Su novia, por su parte, también compartió su felicidad por verlo brillar sobre el escenario y ahora hasta comparten los maquillajes y ella le da consejos al respecto.
Fede Bal estará al frente de Kinky Boots durante la temporada teatral de Villa Carlos Paz y el 2 de marzo viaja a Berlín (Alemania) para grabar los primeros ocho capítulos de la temporada 20 de Resto del Mundo, el ciclo al que conduce desde el año pasado y con el que seguirá recorriendo ciudades y sumando millas. En tanto, su pasión por la comedia musical sigue latente y ya está pensando en nuevos proyectos. “Tengo mucha ambición, soy muy ansioso, quiero comprar un nuevo formato para hacer”, promete el artista integral que con 33 años continúa agregando éxitos a su extensa carrera.
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