Se acerca una nueva gala de nominación de Gran Hermano y el clima en la casa más famosa del país se vive de manera tensa. No todos se llevan bien o tienen buena relación al punto tal de que hay quienes eligen que otros directamente no les hablen. No les interesa compartir nada, ni siquiera un diálogo.
Tal es el caso de Walter -más conocido como Alfa-, quien expresó su descontento con Ariel, recientemente llegado al certamen junto a Camila. La semana pasada, quien se incorporó la misma noche en que fue el repechaje -en el que reingresaron participantes que habían sido expulsados- quedó nominado y en la gala de eliminación del domingo terminó en un mano a mano con Coti, que finalmente abandonó el juego por decisión del público.
Ariel decidió destacar el voto telefónico en dichas instancias y quiso comentarlo con Alfa, a quien el público salvó en reiteradas ocasiones. Lejos de ser una charla amena, o de debate sobre el juego, terminó en una discusión entre los dos hombres.
Ariel: —Qué lindo, Alfa, que nos salvó la gente, eh. Tenías razón, eh. El apoyo de la gente es…
Alfa: —La gente ve todo. Ve a los garcas, a los mentirosos, los que actúan y a los que tratan de tirar mierda a los demás para ensuciarlos. La gente ve todo.
Ariel: —Claro, boludo.
Alfa: —Yo te recibí con la mejor e intentaste tirarme mierda desde el primer momento. Intentaste tirarme mierda en la cena. Entonces, te lo vuelvo a decir: ¡no me hablés más! A ver si entendés. Yo le hablo a la gente que tengo ganas y con la gente que estoy bien.
Ariel: —Bueno, yo te voy a hablar.
Alfa: —No, te lo pido por favor. Esto es de a dos. No me hables más.
Ariel: —Tenemos que vincularnos.
Alfa: —No, padre, con vos no me quiero vincular de ninguna manera.
Ariel: —Mientras estemos acá...
Alfa: —Bueno, no me interesa. Hacé de cuenta que no existo. Hacé de cuenta que soy un mueble.
Ariel: —Cualquier cosa, menos la agresión.
Alfa: —No te estoy agrediendo. Te estoy pidiendo por favor. Vos estás haciendo algo que yo no quiero.
Ariel: —Te estoy hablando.
Alfa: —No quiero que me hables, me estás agrediendo.
Ariel: —¿Ah, sí? ¡Andá!
Alfa: —No me interesa tener ningún tipo de vínculo con vos. Ninguno.
Ariel: —Te voy a hablar, boludo. No me queda otra.
Alfa: —No me hables, hermano. Hablá con otro, hablá con el ciervo, conmigo no hables mas. Quedó claro, ¿no? A mí, la gente hipócrita, los manipuladores, no me interesan.
Ariel: —¿Yo soy todo eso?
Alfa: —Sí, entonces no me interesa. Es lo que yo creo. Como desde el primer momento, que intestaste utilizar la persona vulnerable y toda esa historieta... No me interesa que me hables. ¿Está claro? Ni “buen día” me digas porque no me interesa.
Ariel: —Te voy a hablar porque no me queda otra. No me importa lo que te interesa a vos, estamos acá para hablar, boludo.
Alfa: —Yo estoy para hablar con las otras 12 personas que están acá, no con vos.
Ariel: —Te voy a hablar, papito mío, de corazón.
Alfa: —¿Qué papito mío?
Ariel: —Te voy a hablar. Ahora más que nunca. Hasta que me saques te voy a hablar. Todos los días.
La discusión que comenzó en la cocina, mientras Ariel lavaba la vajilla, continuó más tarde en el jardín frente a algunos de sus compañeros que disfrutaban del aire libre. Allí, Alfa -que estaba sentado en la galería de la casa- le pidió al jugador que no se metiera en la pileta ya que le había puesto decantador y quería pasarle el barrefondo. Y le indicó que debía esperar 10 minutos.
Sin embargo, Ariel decidió meterse al agua y no escuchar el pedido de Alfa, quien terminó insultándolo por lo bajo: “Es un pelotudo, ¿qué va a ser?”.
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