Desde el famoso “Diego, Marianela te hizo la espontánea”, los gritos en las inmediaciones de la casa de Gran Hermano son uno de los condimento especiales. Sin embargo, en esta edición ya desde el comienzo comenzaron esas demostraciones desde el afuera, lo que obligó a tomar recaudos por parte de la producción e incluso desde la propia voz de Gran Hermano, atento a evitar que se filtre información y cuidando que se cumpla a rajatabla el reglamento.
Así las cosas, con los ánimos caldeados en la presente edición luego del reingreso de tres participantes que pudieron ver desde afuera cómo funcionaba la casa, en contraposición a los que todavía no salieron nunca, cada demostración de afecto, cariño, desprecio o incluso revelando jugadas proveniente de un grito del exterior, es tomado con pinzas por todos y cada uno. Es que, claro, ellos también saben que desde afuera se puede estar también jugando y revelando cuestiones que no son tales.
En momentos en que Camila, Romina, Daniela y Julieta se encontraban tomando mates en el patio, la calma se alteró al escucharse un “¡Aguante Coti!”, lo que provocó el silencio general, no solo de las chicas, sino de los demás jugadores, algunos de los cuales estaban dando vueltas por la zona. Tras ello, la voz de Gran Hermano y un pedido inmediato: “Todos adentro, por favor, de la casa muchas gracias”, aunque no generó la reacción esperada, por lo que debíó repetírseles que entren, para luego comenzar una cuenta regresiva desde 5 hasta llegar a 1, dando a entender que la medida debería realizarse en ese momento y sin dudar.
Incluso, la voz firme de Gran Hermano no dudó en aclararles que debían cerrar la puerta para evitar que se filtre cualquier tipo de ruido desde el exterior. Desde allí, la primera reacción de Coti fue mostrar una amplia sonrisa y festejar como si fuera un gol esa demostración de afecto, mientras que las demás chicas seguían en absoluto silencio todo lo que estaba pasando. Así, mientras ellas continuaron tomando mates, fue la correntina con su sonrisa quien prefirió alejarse y quedar en la habitación.
Desde las redes, en tanto, hay voces encontradas sobre quién debería ser el próximo eliminado del ciclo, ya que varios comenzaron a expresar que si sucediera la ida de Coti, el programa perdería a una de sus máximas figuras, alguien que puede interpretar el papel que nadie más está haciendo. Por tanto, teniendo en cuenta quiénes son los que se encuentran en placa, comenzó una campaña para que sea Ariel uno de los últimos ingresados, junto con Camila, pero que afirman no entregó aún nada interesante al juego.
Es que el reingreso de Daniela buscando venganza contra la correntina puso a las dos en el primer plano de la atención del público, por lo que se especula que su salida echaría por tierra nuevas miradas, gestos y todo lo que tienen para ofrecer, como se notó en el mismísimo momento en que la ahora llamada “Venganiela” regresó.
En ese instante ambas se abrazaron para saludarse. mientras la correntina preguntó “¿todo bien?”, momento en que la morocha, si contestar, le corrió el cuerpo y apenas si la agarró de los brazos y repreguntó “¿todo tranqui? ¿estás contenta que vine?”, recibiendo como respuesta un “sí, boluda” con una sonrisa entre dientes, a lo que Daniela terminó la conversación con un “qué bueno, me alegro mucho”, para luego alejarse.
Sin dudas esa movida fue después estudiada por cada una de las partes, y tanto Daniela como Coti explicaron a su grupo cómo habían tomado ese nuevo primer encuentro. Así las cosas mientras la recién ingresada se encontraba en una de las habitaciones con Julieta y Nacho este último disparó un “¡se quiere morir Coti!”, en tanto que Julieta explicó que “se quiere matar por el repechaje. No la podía ni mirar a Dani”.
Por su parte, quien también estudió el paso a paso de ese reencuentro fue Coti, que en el patio se encontraba hablando con Camila, a quien le aseguró que “yo entiendo su forma de ser y su forma de pensar y todo eso, pero cuando ella entró yo le quise dar un abrazo porque la verdad es que entraste a Gran Hermano, me parece un momento de alegría que no da cagarlo por una pelotudez”.
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