El domingo 26 de diciembre de 1982 Charly García pedía que no bombardeen el centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires. En un pasaje de su emblemática canción en la que ironizaba sobre la Guerra de Malvinas y un posible ataque a la capital argentina, el cantante rogaba que los misiles no cayeran sobre el estadio de Ferro Carril Oeste, donde a esa altura estaba terminando un concierto épico. “¡No bombardeen Caballito!”, suplicó.
Segundos después, efectivamente los misiles impactaron en lo que fue un magnífico show de efectos especiales que dejó a todos con la boca abierta dado que nunca se había visto algo similar en el país.
Hay al menos dos razones para afirmar que fue un recital histórico el que hoy está cumpliendo 40 años. La primera es que se trató del primer concierto solista de García con semejante marco —ya había tocado en Córdoba, Rosario y La Plata días antes, pero sin dudas Ferro tenía otro despliegue—; y, la segunda, fue el primero de un músico de rock argentino en un estadio de fútbol. Ese día presentaba Pubis Angelical/Yendo de la cama al living, su primer disco en solitario.
“Ferro fue clave para el inicio de su carrera como solista. Ese show es un hito, no solo para el rock de este país, sino para el espectáculo musical argentino en general. Charly levantó el estándar técnico de lo que se podía hacer en Argentina e inauguró —Fiorucci mediante— el rock sponsoreado, algo por lo que fue duramente criticado”, recordó hace un par de años en diálogo con Infobae Roque Di Pietro, autor de “Esta noche toca Charly”, el libro que se sumerge en los recitales del ex Sui Generis.
Se terminaba uno de los años más tristes de la historia argentina. Entre abril y junio de 1982 tuvo lugar la Guerra de Malvinas, en la que cientos de compatriotas perdieron sus vidas y otros tantos sufrieron las secuelas de un combate inexplicable. Ningún conflicto bélico tiene razón de ser, sin embargo este tuvo la particularidad de que nos tocó de muy cerca.
Las crónicas de la época indican que esa noche llegaron más de 25.000 personas hasta la cancha de Ferro para ver al hombre del bigote bicolor, quien desplegó un repertorio que ya contaba con varios hits. “Yendo de la cama al living”, “Quizás porque”, “Desarma y sangra”, “Pubis angelical”, “Canción de 2×3″, “No llores por mi Argentina”, “Hipercandombe”, “Yo no quiero volverme tan loco” e “Inconsciente colectivo” fueron algunas de las canciones que se escucharon en Caballito.
El concierto fue grabado por Canal 9 bajo el título de “Los exclusivos del 9″ y transmitido —en diferido— con la conducción del recordado Juan Alberto Badía y el acompañamiento del propio Charly, quien analizó su performance en diálogo con el locutor.
Otro dato es que ese día hizo un calor agobiante en Buenos Aires: por la tarde el termómetro tocó los 38,8 grados. Luego se desató una tormenta, pero para la hora de inicio del show ya había parado de llover.
García llegó al escenario vestido de rosa en un Cadillac del mismo color, acompañado de su banda, que estuvo integrada por Gustavo Bazterrica, en guitarra; Andrés Calamaro, en teclados; Willy Iturri, en batería; y Cachorro López, en bajo. Menos Iturri, todos eran miembros de Los Abuelos de La Nada, grupo que fue soporte de Charly esa jornada junto a Suéter.
El “bombardeo” sobre Caballito
Una mención especial merece la interpretación de “No bombardeen Buenos Aires”, dado que contó —como anticipábamos al comienzo— con un show de proyectiles que impactó en la escenografía de Renata Schussheim y también tuvo una frase que quedó en la historia gracias al genial juego irónico de Charly: “¡No bombardeen Caballito!”.
“Creo que su música son imágenes. Generalmente, cuando escucho la música de él, me aparecen imágenes”, contó Renata en diálogo con Badía en el especial de Canal 9 que mencionábamos más arriba.
La empresa Trentuno se encargó de los efectos especiales que quedarían en la memoria de la gente que estuvo en el estadio y también de la que siguió el show por televisión, dado al impresionante despliegue que significó para la época. No era común ver en un estadio de fútbol como los proyectiles vuelan largos metros para impactar en el decorado de un escenario.
El show duró más de dos horas y contó con las participaciones de Mercedes Sosa, Nito Mestre, Pedro Aznar y León Gieco. “Allí está la música, las canciones, su alianza con Mercedes Sosa, el lanzamiento de la carrera del solista más importante del rock argentino. Es decir, ese Ferro es una bisagra en la carrera de García”, completó Di Pietro en la charla con este medio.
Pero, lo más importante, fue qué sensación le quedó al propio García luego de su memorable presentación. “En el sentido estrictamente musical, no te puedo decir porque era tan grande el asunto y tan pesado que hubo algunos pequeños problemas técnicos que me distrajeron bastante. Como fenómeno y convocatoria, creo que fue lo mejor que hice”, le expresó el cantante a Badía.
“Cuando terminó el recital dije: ‘Bueno, ¿habrá salido tan bien?’ Pero cuando empezó a entrar gente al camarín, vi un poquito la gente como se desconcentraba, espié un poquito, y saqué un par de fotos muy lindas de gente contenta, con buena onda, que es el fin de todo recital, ¿no? Más allá de cualquier despliegue o cualquier música que toque”, continuó.
Y es así, es el fin de todo concierto conformar al público. Y ese día Charly lo logró con creces. El músico cerraba un año difícil para el país y empezaba a encarrilar una carrera solista que aún le deparaba muchas aventuras. Mientras tanto, la gente, cuando se retiraba del estadio, cantaba: “Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar...”.
*El autor del artículo acaba de editar su primer libro: Say no more, un abordaje sobre Charly García como referente cultural de la Argentina. (Tinta Libre Ediciones).
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