En tiempos en los que las series ganaron un lugar prepondérate en la industria del entretenimiento a través de las plataformas de streaming, Merlina es una de las que rompe todo tipo de record que se le pone en su camino. Desde su estreno en Netflix a fines de noviembre, el nivel de audiencia no para de crecer: en sus primeras dos semanas pasó la barrera del millón de horas vistas, algo que ningún otro producto había conseguido. Y entonces, todas las miradas se posan en Jenna Ortega, su protagonista.
La ficción creada por Tim Burton se basa en el personaje de Merlina Addams (Ortega), la hija de Morticia y Homero Addams. Si bien la producción fue pensada para para los adolescentes -de hecho, gran parte de su público está ahí-, la serie atrae a toda la familia por su trama. Aquel que fue fanático y creció con Los locos Addams, quedarán atrapados por Merlina.
El trabajo de Jenna es otro de los argumentos para verla. Hablamos de una joven de 20 años que empieza a posicionarse en lo más alto. Las puertas se le empiezan a abrir y Hollywood pareciera reservarle un lugar destacado. Por lo pronto, disfruta de este presente que parece encantador para su carrera y su vida. Hoy todas las luces la enfocan y los proyectos comienzan a multiplicarse a partir de esta exposición mundial.
Jenna nació el 27 de septiembre de 2002 en Coachella, California. Viene de una familia que llegó a Estados Unidos en la generación de sus abuelos, en busca de oportunidades. Su mamá, Natalie López, es de ascendencia puertorriqueña, mientras que su papá, Edward Ortega, es mexicano. La actriz es la cuarta de siete hermanos. “Soy 75% mexicana y 25% puertorriqueña”, comentó tiempo atrás en una entrevista con Pop Sugar.
Su particularidad, según contó en esa nota, es que siempre se esfuerza por no perder sus raíces. Sus padres hablan muy poquito español, apenas unas palabras, pero ella no quiere que se pierda el legado de sus bisabuelos y abuelos. “Mi familia ha mantenido vivas algunas tradiciones. Cuando era niña, tenía una piñata en todas mis fiestas de cumpleaños. También tenemos tamales todos los años en Navidad. ¡Son deliciosos! Mi papá hace tacos y carne asada, y mi madre hace los mejores frijoles caseros”, contó.
En cuanto a su carrera, comenzó de niña, con solo seis años, y esto provocó que se perdiera muchas actividades y experiencias vinculadas a su edad. Su mamá era la que más insistía, la que más pendiente estaba de que ella pudiera cumplir su sueño. Su despegue se dio a los ocho años cuando logró que un agente se fijara en ella, y a partir de ahí lograr audiciones. Sucede que en los Estados Unidos es poco probable conseguir ir a un casting sin la intervención de un representante.
El primer trabajo de Jenna fue en la sitcom Rob, poniéndose en la piel de Rob Schneider. A partir de ahí su vida cambió por completo. Por un lado, tuvo que dejar el colegio: no terminó la secundaria. Eso conllevó a un gran lamento, según dijo: perderse el baile de graduación y las reuniones de su grupo de colegio. No pudo participar de las salidas con sus amigas y ahora se arrepiente, aunque lo haya hecho para perseguir su sueño.
Su debut en cine fue en 2013 cuando la convocaron para Iron Man 3. Fue un papel menor, prácticamente no apareció, pero fue el inicio de algo grande. Casi de inmediato se puso en la piel de Annie cuando pasó al género de terror en Insideous: Chapter 2. Su camino se iluminó cuando fue tocada por la varita mágica del Disney: la llamaron para protagonizar Atrapada en el medio. Un nuevo vuelco: “No quiero ser encasillada como actriz, quiero hacer roles lo más diversos que pueda, realmente cambiar”, indicó.
Dos años más tarde, y siguiendo este cambio del cual habló, dejó Disney para pasar a Netflix. Lo hizo en la segunda temporada de You, en otro de sus trabajos aclamados; regresaría en la tercera entrega. En 2020 fue Jurassic World: Camp Cretaceos, serie que continúa sumando temporadas. Pero Ortega tampoco quiere abandonar el cine: actualmente está filmado American Carnaje y ya terminó de grabar Scream VI, cuyo estreno está previsto para el 2023.
En cuanto a su vida privada, admite que no le sobra el tiempo para dedicarle a sus pasatiempos favoritos. Le gusta hacer pilates y esa rutina intenta mantenerla. Tampoco abandona su pasión por la literatura: en 2021 lanzó al mercado el libro It’s All Love. En cuanto a las redes sociales, y a contramano de cualquier otra chica de su edad, intenta mantenerse al margen.
“Cada tanto elimino Instagram de mi teléfono para no tenerlo a mano. Trato de alejarme lo más posible pero es difícil porque ahora es como se conectan los jóvenes. Gran parte de lo que se anuncia no es auténtico o necesariamente lo mejor para tu bienestar, por lo que debes tomar las redes sociales con cuidado”, advierte al respecto.
Pero si de estudios se trata, para Merlina tomó clases de esgrima. También aprendió a tocar el chelo: quedó atrapada con su música y continuó con las clases de manera particular. Así parece ser la vida hoy de Jenna Ortega, ya una estrella. Mientras sigue avanzado trata de no descuidar aquello otro que también la hace feliz. Tratar de recuperar algo de eso que le quito la fama de la cual no reniega ni padece.
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