Dos ex Loco Mía contaron los secretos del grupo furor en los 90: de la prohibición de revelar su orientación sexual a la ruptura

A corazón abierto y honestos hasta la médula, Juan Antonio Fuentes y Manuel “Manolo” Arjona recordaron con Teleshow aquellos años de gloria. Además, qué estuvieron haciendo las últimas dos décadas y cómo uno de ellos terminó teniendo a Messi de jefe. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, pero los abanicos están listos. Porque el show debe continuar

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Locomía en Argentina - Entrevista a Juan Antonio y Manolo

Fui testigo del esplendor de Loco Mía, el concepto irruptivo y enigmático de aquellos cuatro muchachitos que, con sus abanicos y vestuarios estrambóticos, hipnotizaron a todos en los 90. Pero como todo lo que luce nunca es oro, esta vez no fue la excepción. Problemas de dinero, egos y excesos terminaron con el grupo que marcó un hito en la historia de la música.

Hoy, lejos de aquella gloria, Loco Mía regresó a la Argentina. El motivo: todo un grupo de fans argentinas, realizando un gran esfuerzo económico, invitaron a dos de integrantes de su formación original a una visita al país por 72 horas. Porque el amor siempre es más fuerte. Y rara vez olvida.

La visita de Manuel Manolo Arjona y Juan Antonio Fuentes no pasó inadvertida. En una charla exclusiva e íntima con Teleshow, abrieron su corazón para contarnos todo lo que implicó ser un Loco Mía y soñar con un reencuentro. Lejos del glam y de la histeria, fue muy emotivo ver a dos hombres comunes y libres, cuya vida no ha sido fácil. Por un lado, la batalla de Manolo de querer sobrevivir a los escenarios lejos del espíritu original del grupo. Y por otro, la pelea de Juan contra el cáncer, así como luchar por conseguir un trabajo y terminar teniendo la oportunidad de trabajar para Lionel Messi.

—Hace 23 años que vinieron a la Argentina por última vez como Loco Mía. ¿Cómo están hoy?

Juan Antonio: —Estamos igual de jóvenes, igual de guapos, igual de bien. Felices de estar aquí de nuevo. Nos trajeron las chicas de Loco por Ti: apostaron, porque querían tener a Locomía aquí. Y al final ha sido venir a darnos un baño de amor, de cariño, de emociones. Y poder contarle a la gente cómo estamos. Bonito. Tres días que van a ser para no olvidar.

—¿Recuerdan la primera vez que vinieron a la Argentina?

Manolo: —Perfectamente. Fue la entrada, la puerta a Latinoamérica. Dimos un concierto en la discoteca Bunker, y después de esa actuación explotó todo.

Juan Antonio: —A Buenos Aires la visitamos en muchas ocasiones, tanto promocionalmente como a nivel de gira de conciertos, y la verdad es que siempre nos han tratado con mucho respeto y cariño, como en esta ocasión.

Manolo y José Antonio junto a Dany Campana, Natalia Boffi y Marinés Etcheves, integrantes de fans club Loco por ti
Manolo y José Antonio junto a Dany Campana, Natalia Boffi y Marinés Etcheves, integrantes de fans club Loco por ti

—El primero que decidió abandonar el grupo fue José. ¿Podemos saber por qué?

Juan Antonio: —Es una pregunta difícil porque no me queda claro, pero fueron muchas cosas. Yo sentí que algo iba a ocurrir con el grupo y que no me gustaba, lo percibí, y decidí marcharme antes de que eso ocurriera. Y al final ocurrió: el grupo de repente desaparece. Por conflictos entre productores y etcétera. Me dio pena porque tenía Viña del Mar a un mes.

—¿Pero qué es lo que percibía? ¿Se fue por la pelea entre los productores?

Juan Antonio: —Sí. Esa lucha de poderes que sabía que nos iba a afectar tarde o temprano. Y así fue: nos afectó. También me enamoré. Se juntó todo y decidí que era el momento de dejar el grupo, con toda mi pena. Pero bueno, uno toma decisiones y quizás son las acertadas, quizás no, pero una vez que las tomaste ya no hay vuelta atrás. Ya ahora qué voy a decir, ¿arrepentirme? No, asumirlo. Quizás si hubiera seguido en el grupo no estaba sentado contigo ahora charlando. Entonces, eso es lo que hemos ganado.

Entrevista a Locomía - Docuserie, sexualidad y trabajo post Locomía

—¿Qué fue lo que debieron sacrificar por ser un Loco Mía?

Manolo: —Mi vida privada. Mi vida personal. Cuando te digo eso me refiero a mi familia, a mis amigos de toda la vida. A mi casa. A mi entorno familiar sobre todo. Es lo que durante los años que estuve trabajando con el grupo por todo el extranjero, tanto Latinoamérica, Estados Unidos, Brasil, Japón, que fueron tres o cuatro años de no parar, me perdí muchas cosas familiares: bautizos de sobrinos, comuniones, bodas. Pero tuve otras que no hubiera tenido si no hubiese estado en el grupo. Y no me arrepiento de nada porque todo fue hermoso.

—A diferencia del resto de los integrantes, usted tenía un vínculo especial con el creador de Loco Mía: Xavier Font. ¿Cómo manejó ese tema?

Manolo: —Sí, yo comencé toda esta historia con Xavier. En un principio éramos dos, él y yo, en Barcelona, cuando aún no existía el grupo. Y aparte fuimos pareja durante cuatro años.

—Una pareja que no se blanqueaba ante el público.

Manolo: —Que no se blanqueaba públicamente cuando el grupo ya era un grupo musical. Anteriormente a eso nunca hemos ocultado nada. Mi familia sabe que soy gay desde que tengo 16 años. Yo creo que no debería nadie decir a nadie los gustos sexuales de cada uno, porque si no lo dicen los hétero por qué sí los gays o los homosexuales. Es algo que nunca entendí. Pero bueno, ahí está.

Locomia en pleno apogeo, en 1992: Juan Antonio Fuentes, Carlos Arias, Manuel Arjona y Francesc Picas
Locomia en pleno apogeo, en 1992: Juan Antonio Fuentes, Carlos Arias, Manuel Arjona y Francesc Picas

—Los integrantes de Loco Mía se preservaban mucho de hablar de su sexualidad. ¿Eso les afectó?

Manolo: —Yo no sé a los demás, pero a mí no porque yo no he entendido nunca que deba hablar de mi vida privada con nadie. Hasta hace seis meses, cuando se hizo el documental, jamás de los jamases públicamente he contado mi vida personal. Nada. No sexualmente: ni de mi familia, nada. No he hablado de mi vida personal jamás. Hasta la docuserie. ¿Por qué en la docuserie? Porque fue un momento en el que sí yo creía que tenía que hacerlo. Y quería hacerlo, además. Quería que se supiera mi verdad con la historia de Loco Mía, de mi vida. Y la verdad de quién era realmente en todos los aspectos de mi vida. Pero lo decidí yo, en ese momento.

Juan Antonio: —Bueno, yo en mi caso, tampoco he tenido ningún problema en mi casa. Cuando estábamos en el grupo el problema no era tanto el no poder decir o no decir; el problema era no poder vivirlo. Quiero decir: no podían verme por la calle con un chico. Estaba todo súper controlado. Entonces me afectaba por no poder vivir mi sexualidad, mi vida.

—¿Sufrió mucho por no poder vivir con libertad?

Juan Antonio: —No es que sufriera mucho pero claro, tenía 19 años. O sea que estás, como quien dice, en la flor de la vida, de la hormona. Y encima eres un personaje público que dices: “Todo el mundo me quiere, qué bien”.

Manolo: —A lo que él se refiere es que tienes que estar todo el día controlando que la gente no te vea tocando a tu pareja, o…

—Vivían con restricciones…

Manolo: —Sí. Tienes que estar controlando y comportándote en todo momento. Eso es lo que Juan no llevaba bien, posiblemente.

—Cuando se fue del grupo, ¿les dio melancolía? ¿Cómo siguió su vida?

Juan Antonio: —Cuando me fui entró Santos Blanco. Para mí fue algo muy bonito porque yo lo conocía, me parecía un tipo fantástico. Sé que tenía un trabajo muy duro que hacer: sustituir a una de las personas de Loco Mía, pero es que al final no me sustituyó. Él fue otro Loco Mía más. Él luchó y consiguió su espacio, su gente, su manera de hacer, y eso a mí me alegraba. ¿Cómo viví mi vida? Mi vida fue muy complicada. Complicada en el sentido de que preparé un disco pero claro, lo que hacía yo era pop-rock y las compañías, las disqueras, me decían que no me iba a creer nadie: “Vas a cambiar esos trajes, los abanicos, por un vaquero roto”. Y ahí lo aparqué y estuve haciendo arte dramático. Estuve muchos años sin trabajar porque era muy difícil, no me podía quitar el sambenito de Loco Mía, no podía trabajar según qué sitios.

—¿Cuánto tiempo le costó soltar a Loco Mía?

Juan Antonio: —Pues tres años, después de irme del grupo.

—Y para Manolo, ¿cómo fue el proceso de que el grupo se terminara?

—Bueno, mi caso fue diferente. Yo he seguido en los escenarios, hasta hace cinco años que dejé toda aparcada la vida laboral para estar con mi familia. Pero siempre he estado en los escenarios bailando, cantando, haciendo todo tipo de espectáculos y girando por toda España y por fuera de España, en ocasiones. También intenté, muchos años después, formatear otra vez la agrupación Loco Mía, con otras personas, con otros chicos. Formé junto a Xavier otra formación nueva y lanzamos un álbum en México. Y esto duró también muy poquito: funcionó bien al principio, pero se rompió en menos de un año. Dos de los chicos se enamoraron allá de dos mexicanas. Ahora sé que no debía de haber apretado con más gente porque Loco Mía es una cosa que se siente o no se siente. Loco Mía se creó y evolucionó de otra manera Y entonces me di cuenta de que no lo iba a volver a conseguir, porque si algún día se conseguía algo bien hecho y algo como lo que yo esperaba ver en un escenario, tenía que esperar a que alguna vez suceda un reencuentro con mis compañeros de antaño, con Carlos, con Francesc, con Juan Antonio, con Santos, con los originales, con los que empecé, y hacer un buen trabajo.

—¿Cuándo sintió que la esencia de Loco Mía había muerto?

—Yo tuve que pasar por eso en otras agrupaciones para ver. Porque compartí con ellos todo lo que había compartido con mis anteriores compañeros, y me di cuenta de que no podía, que eso no era un grupo como los demás. Loco Mía era un grupo en el que no solo te tenía que gustar una cierta clase de música, letras, sino te tenía que gustar y sentirte a gusto moviendo esto (por el abanico). Pues, no sé, tenía que formar parte de ti. ¿Lo ves? Que estoy hablando contigo y se sigue moviendo el abanico sin pensar, porque forma parte de mí, porque soy Loco Mía hace casi 40 años. Xavier Font me puso el primer abanico en la mano a mis16 añitos. Entonces, a mí nadie me va a decir qué es un Loco Mía. Nadie.

Tráiler documental Loco Mía

—¿Hay alguna posibilidad de un rencuentro con los integrantes originales?

—Es una idea que, por ejemplo, Juan y yo tenemos. Espero que la tengan ellos también. Ojalá pudiéramos reunirnos para darles a nuestros seguidores de toda Latinoamérica, que siempre han seguido ahí apoyándonos y recordándonos con cariño, aparte de España. Es algo que nos debemos a nosotros mismos porque en una ocasión nos cortaron las alas y nos dejaron a medias en nuestro camino profesional, artístico y emocional. Y por otro lado, se lo debemos a ellas, que siempre han estado, que siguen estando ahí y que, en esta ocasión, por ejemplo, son las que nos han traído a Buenos Aires

—Sigo impactada con la historia de amor de sus fans...

Juan Antonio: —No solo tú. Espero que pronto se traiga a la Argentina la docuserie de Loco Mía para que entendáis muchas cosas y me entendáis un poquito también ahora.

—Los que puedan ver la docuserie, ¿de qué cosas van a enterarse que no sabían?

Manolo: —Vais a saber todo lo personal que no sabíais porque nunca hablamos de eso. Vais a saber todos los entresijos como, por ejemplo, lo que te he dicho hace un ratito: que junto con Xavier yo empecé una relación que duró cuatro años como pareja en nuestros inicios. Pues de ahí, imagínate todo lo demás.

—¿Van a hacer una película también?

Juan Antonio: —Se está preparando. Ya está ahí la idea, el proyecto. Van a hacer una película que creo, por lo que ha dicho Xavier, que empiezan a rodar en primavera. Se va a rodar en España, Ibiza, no sé si en algún lugar más. Pero bueno, vamos a ver. Aún no está hecha.

Entrevista a Locomía - Recuerdos, agradecimientos y deseos

—Cuando ven fotos o videos del grupo, cuando se ven ahí, más jóvenes, ¿qué sienten?

Juan Antonio: —A mí me produce, yo que soy llorón además, mucha ternura. Verme tan jovencito y pensar realmente lo que llegamos a trabajar. Lo que la gente no ve. Porque la gente ve el rato ese que estás en el escenario. Hablo del trabajo tan duro que hicimos cuatro chicos que realmente no teníamos nada que ver en el mundo de la música. Bailábamos en discotecas, era otro concepto. Y de repente nos ponemos a trabajar duro, con una disciplina de ocho horas diarias de ensayos, profesores de canto, profesores de baile. Te levantabas a las siete de la mañana para coger un avión, hacer tres radios, dos televisiones, un concierto, ensayar, volver... Día tras día. Estuvimos un año y medio sin tener un día libre. Fue un trabajo muy duro que dio sus frutos: lógicamente, Loco Mía alcanzó el éxito por el trabajo. También, el equipo de producción, de la disquera, que se lo curraron. Pero nosotros éramos máquinas. No dormíamos. No parábamos. Me acuerdo de todo eso y de repente, digo: ¿yo podría ahora hacerlo?

Manolo: —No.

Juan Antonio: —A ese nivel no creo.

Manolo: —Tenías 20 años, a esa edad se puede con todo. Ahora no podrías. A ese nivel, no. Podrías volver a hacerlo a un nivel más relajado.

Juan Antonio: —Sí, más tranquilo.

—¿Ganaron mucho dinero con Loco Mía?

Juan Antonio: —A ver, depende lo que uno considere mucho dinero. Desde luego, para un niño de 19, 20 años, de una familia media normal, era mucho dinero.

Manolo: —Era mucho dinero. Yo a los dos años de estar con Loco Mía me compré un ático nuevo maravilloso en Madrid. Se ganaba dinero. A ver, las cosas claras. Pero no ganamos todo lo que yo creo que deberíamos haber ganado. Nosotros ganamos, pero los que nos ayudaron a llegar donde llegamos ganaron más. Y ganaron bien. Todos tienen que ganar, todos tienen su trabajo: el manager, la compañía disquera, todos. Y todos se tienen que llevar su parte del pastel. Pero posiblemente la torta no fue tan grande como la gente pueda llegar a pensar.

Juan Antonio: —No supieron cuidar a la gallina de los huevos de oro. Porque nosotros producíamos mucho dinero, no para nosotros, sino también para todo el equipo que trabajaba con nosotros. Nadie se llevaba el dinero gratis, todo el mundo hacía su trabajo, pero…

Manolo: —Pero éramos muy jóvenes, ese era el problema. Éramos muy jóvenes y no teníamos tampoco, en ese campo ni en ese ámbito, idea de cómo se llevaba todo, de cómo se manejaba todo.

"Somos adictos a la vida", dicen Juan Antonio y Manolo, ex Loco Mía
"Somos adictos a la vida", dicen Juan Antonio y Manolo, ex Loco Mía

—¿De qué trabajan hoy?

Juan Antonio: —Yo hace muchos años empecé a dedicarme a la hostelería. Primero tuve mi restaurante en Cabo Verde, en Brasil. Luego regresé a España y empecé a trabajar en hostelería. He sido director de varios lugares; entre ellos, Messi fue mi jefe durante un tiempo.

—Cuénteme.

—Messi abrió un restaurante en Barcelona. Se llamaba Bella Vista de Jardín del Norte, como el barrio de él, y yo era el director. A ver, dos veces lo vi. Luego, era Rodrigo (Messi, el hermano de Lionel) con el que más hablaba.

—¿Cómo es Messi?

—Una persona normal. Lo diferente es cómo te mira la gente. Tú eres una persona como cualquiera: yo hablaba con la gente, pero la gente que te conoce te mira de otra manera.

Manolo: —A veces los raros no son los artistas, porque la gente, quiero decir que no está en ese ámbito, nos ve como algo inalcanzable, como algo que no es normal, y en eso están equivocados: somos tan normales como ellos y ellos son los que a veces se comportan de una manera diferente hacia el artista creyéndose esas formas que no existen, solo existen en sus cabezas.

Juan Antonio: —Y a nivel personal en la vida estoy tranquilo, solo y disfrutando de mi soledad. De mi soledad no, de mí mismo.

—¿Cuántos años tienen ahora?

Juan Antonio: —Yo cumplo 53 en un mes.

Manolo: —Yo voy a cumplir 56.

—¿Se cuidan físicamente?

Manolo: —Cuidarnos y querernos. Si no te quieres y no te cuidas es imposible que estés en forma.

—¿Hacen gimnasia, hacen dieta?

Manolo: —No, no. Simplemente llevamos una vida sana. Una vida correcta. Yo no me machaco en el gimnasio, pero sí voy cada día un ratito. Yo no llevo una dieta estricta de pollo y arroz, pero no como fritos ni grasa.

Juan Antonio: —Ya tenemos una edad en la que tenemos que cuidarnos y cuidar todos los niveles. Con lo flaco que me ves yo tenía colesterol.

—¿Son adictos a algo?

Manolo: —A la vida.

Juan Antonio: —No, adicciones raras no. El tabaco sí: yo fumo, todavía fumo. Me da por dejarlo dos meses, regreso, vuelvo, me voy. Pero por lo demás soy adicto a mí, a ser feliz, a disfrutar. A hacer feliz a la gente. A abrazar. Aprendí a abrazar no hace mucho y disfruto del abrazo de la gente.

Juan Antonio y Manolo abrazados a sus fans. El amor incondicional que les permitió volver nuevamente a la Argentina
(Crédito: Cristian Gastón Taylor)
Juan Antonio y Manolo abrazados a sus fans. El amor incondicional que les permitió volver nuevamente a la Argentina (Crédito: Cristian Gastón Taylor)

—¿Cómo que aprendió a abrazar hace poco?

Juan Antonio: —Porque yo era una persona que mi espacio era como muy mío. No sé cómo explicarte. Sabes, que el contacto me…

—¿Y cómo hacia con las fans?

Juan Antonio: —Aguantarlo. Era mi trabajo.

Manolo: —No le gustaba que lo tocaran (risas).

Juan Antonio: —Pero bueno, con los años, con la madurez, el yoga, cosas que me han ayudado mucho, disfruto. Abrazar a la gente me encanta. Me da energía. A la gente que sabes que te quiere, a la que tú quieres lógico. Pero es un intercambio de energías que es riquísimo.

—¿Cómo se dan cuenta de que la gente que se acerca a ustedes es por amor genuino?

Juan Antonio: —Lo ves en la mirada. Es como yo: no soy muy expresivo, no levanto una ceja, pero yo te miro y tú me entiendes perfectamente lo que te estoy diciendo. A los que tienen buena vibra los reconoces.

Manolo: —La actitud, el comportamiento, el acercamiento. Hay muchas cosas que definen a una persona que crees que se está acercando a ti por cariño, por amor o por lo que quieras. Uno a veces se equivoca, a veces todo eso es una máscara, pero bueno, tampoco vamos a ir por la vida desconfiando.

Locomia en entrevista con Teleshow
Locomia en entrevista con Teleshow

—Antes de finalizar la entrevista, propongo un juego. Les regalo una caja con todas las cosas que perdieron en su vida y tienen la posibilidad de abrirla y recuperar, por un instante,una sola. ¿Qué sería?

M— Es muy difícil. Yo me siento muy afortunado con lo que he tenido, con lo que he vivido, con lo que sigo teniendo y sigo viviendo. Quiero decir, solo el hecho de estar aquí, estar vivo y estar, bueno, medio sano. Digo lo de medio sano porque estoy a punto de hacerme una operación, no es nada importante.

Solo me ha fallado el amor, el amor de pareja me refiero. Así que pediría amor verdadero, que no lo he tenido hasta el momento, y sacaría que mi trabajo, que desapareció en el año 93, con mis compañeros volviera a surgir.

JA—Yo sacaría toda la salud que he perdido. Porque he tenido algunos problemas serios, tuve un cáncer, tuve cosas que he pasado que no se las deseo a nadie. Quisiera no haber pasado eso sabes. Eso creo que sería importante. Es el peor momento de mi vida y creo que, ya no sacando de la caja la salud sino meter eso en una caja para desaparecerlo por completo. Estoy perfecto, estoy muy bien. Me recuperé hace ya 14 años, no hay ninguna secuela ni nada. Pero solo el hecho de ese momento, ese año, más que sacarlo de una caja o algo sería meter eso para siempre.

—Si quiere compartirlo, ¿cómo fue ese día que se enteró de que tenía cáncer y qué tipo de cáncer era?

JA—Sí. Tenía un bultito aquí en la axila y al final me hicieron una biopsia, me detectaron un linfoma peligrosísimo. Me dijeron que tenía un 5 % de posibilidades de sobrevivir. Y fue una lucha terrible, me llevó a estar en coma un tiempo. Ya te digo, no se lo deseo a nadie. Y eso es lo que quiero meter, olvidarlo. Poder olvidarlo. Como experiencia te sirve, quizás aunque sea un poco utópico, para darte cuenta de lo que es la vida. De que no puedes perder el tiempo en tonterías ni con gente que no te aporte y no te sume. Porque la vida hace así y desaparece. Pero aparte de ese aprendizaje si pudiera quitármelo de la cabeza y haber evitado ese año de mi vida lo haría.

— Para finalizar ¿Qué mensaje les gustaría dejarle a su público?

M—Les vamos a decir algo que siempre decimos, siempre estuvo ahí. Fue una frase que nos siguió a todas partes y que muchas de nuestras fans, seguidores, siguen recordando y siguen manteniendo: vive y deja vivir. O sea, sé feliz haciendo lo que amas. Haz lo que quieras hacer siempre y cuando no le hagas daño al prójimo.

JA—Yo quiero dar las gracias a toda esa gente que sigue apoyándonos. Que sigue queriéndonos. Es un amor incondicional, un amor que no tiene precio, y me gustaría tener la oportunidad de entregarlo de vuelta.

El abanico no se mancha: Juan Antonio y Manolo, ex Loco Mía (Foto: Cristian Gastón Taylor)
El abanico no se mancha: Juan Antonio y Manolo, ex Loco Mía (Foto: Cristian Gastón Taylor)

Agradecimientos: Nuevo Daccordo (locación)

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