Abel Pintos volvió al Estadio Único Diego Armando Maradona de la Ciudad de La Plata y cerró el 2022 con un show único. Y detrás del juego de palabras hay una idea, un objetivo solidario y una emoción para toda la vida. Fueron casi tres horas de show en los que el artista repasó las canciones más populares de su carrera ante un público rendido a sus pies.
Con la euforia residual y mundialista de la víspera, con los sufridos penales contra Países Bajos todavía dando vueltas en el aire, la gente fue llegando al estadio platense alentando a Lionel Messi y sus muchachos. Bajo el calor veraniego que viene golpeando los primeros días de diciembre, los fans fueron preparando la gargantas algo afónicas por tanta emoción, y las dejaron listas para entonar clásicos como “Juntos” o “Tu voz”, cuando la noche recién empezaba a caer en la capital provincial.
Pero la historia de este concierto se remonta mucho más allá del sábado 10 de diciembre en el que se llevó a cabo. Desde el mismo anuncio, Abel lo pensó como lo que es, un momento único e irrepetible, por más que desde sus cuerdas vocales resuenen melodías cantadas una y mil veces como “Aventura”, “Pájaro cantor” o “Motivos”. Y quizás por eso el bahiense sintió un cosquilleo distinto en la previa, como si aquello de lo único e irrepetible también corriera para las emociones.
Buscó acelerar los tiempos y calmar los nervios entre plegarias, libros y el amor de su familia, ese que se vuelve uno solo a la hora de cantar. “Todo lo que nos pasa, todo lo que vivimos es tan única como la vida misma”, reflexionó el bahiense cuando empezó a darle vueltas a la historia. Y aprovechando el juego de palabras con el nombre por el que se conoce popularmente al estadio, pensó algo que distinguiera su show.
Para cumplir el sueño de la noche única en el Único con toda la Familia Abelera, llevó adelante una iniciativa solidaria junto a Marcelo González y Jorge Quinteros, responsables de la organización Plan Divino. De esta manera, mil estudiantes con discapacidad visual pertenecientes a distintas escuelas de educación especial de la provincia de Buenos Aires, fueron invitados a presenciar el concierto.
Con la colaboración de 300 docentes y 400 voluntarios, los estudiantes llegaron en 100 micros llenos de ilusiones y con la emoción de estar presentes en una cita única y poder disfrutar de himnos como “Cien años”, “De solo vivir” o “Sin principio ni final”. El operativo se coordinó con los Ministerios de Educación de la Nación y de la provincia de Buenos Aires; los responsables de dirección de escuelas especiales de la provincia; y directores y directoras de estas instituciones.
Para completar la experiencia inédita en la historia musical de nuestro país, los niños se llevaron como recuerdo físico un cancionero especialmente diseñado para la ocasión impreso tanto en texto como en sistema braille. “Espejo”, “El Amor en mi vida”, “El Hechizo” y tantas otras que sonaron bajo las estrellas de La Plata. Pero el verdadero regalo llegó al finalizar el concierto, cuando Abel bajó del escenario para saludar uno por uno a los chicos.
“Espejo”, “Piedra libre”, “Abrazándonos”, “El Mar” y la lista sigue con Abel Pintos en el escenario, un regalo que el bahiense viene realizando de manera profesional hace 26 años. ¿Cuántos conciertos habrá hecho en este tiempo? Quizás ni él mismo lleve la cuenta. Ni hablar si sumamos también las actuaciones informales, las reuniones familiares, las primeras aventuras, que pueden resultar tan exigentes como las multitudes de un Luna Park, un Movistar Arena o un Estadio Monumental. El propio Abel lo dijo, cada momento es único e irrepetible, y el de esta noche en La Plata será uno más en su enorme trayectoria. Y seguramente, habrá mil chicos que lo atesorarán por el resto de sus vidas.
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