Pablo Tamagnini, de La Konga: “La gente nos eligió porque no bajamos los brazos y acompañamos toda la pandemia”

El cantante de la banda de cuarteto sueña con el Estadio Vélez, con tres Movistar Arena sold out, revela la importancia de su paso por Operación Triunfo y su opinión sobre Gran Hermano

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Entrevista A Pablo Tamagnini - Ningunean Al Cuarteto

Sea de día o de noche, esté trabajando o no, piensa todo el tiempo en una sola cosa: la música. El próximo tema, la nueva colaboración, el siguiente disco. Pablo Tamagnini tiene un objetivo: ya no alcanza con llevar el cuarteto a todo el país, ahora el desafío es hacer a La Konga internacional. Luego de diez Gran Rex, tres Movistar Arena y un Estadio Vélez en puerta, ya trabaja con la mirada puesta en otros países.

El desafío parece enorme pero día a día el grupo cordobés está cada vez más cerca de lograrlo. “Vamos a llevar nuestra música a Uruguay, Bolivia, Chile. Nos llamaron de varios países limítrofes y también vamos a llevarla a España. Para nosotros es otro sueño a cumplir que va a ser el año que viene, en junio”, aclara el cantante.

La Konga se sostiene en lo que genera, en esa emoción intangible que, vaya donde vaya, se ve en los ojos del público. En Santa Fe, Mendoza o incluso en el Gran Buenos Aires, ningún show se vive igual. “Hay gente que a lo mejor nunca escuchó la banda, entonces tenes que ir a romperla, no podés tocar en automático, es mucho más espontáneo y eso es lo divertido de esa montaña rusa del vivo. Hace poco tocamos en Merlo para 100 mil personas, la energía que emana esa gente es totalmente distinta. Tocamos para 15, para 30, para 100 y para 200 mil, y cada público tiene un desafío para plantearte”, resalta Tamagnini.

Entrevista A Pablo Tamanigni - Opinión De Gran Hermano

Pero lejos de los escenarios, La Konga también triunfa en las plataformas: con éxitos como “Universo Paralelo” y “Te Mentiría”, se destaca y se posiciona en los rankings. Así fue como se convirtió en la banda de cuarteto más escuchada en Spotify. Un camino y un progreso que ya se vislumbraba desde 2021 cuando los cordobeses estaban entre los 50 más escuchados a nivel local.

Pero más allá de las luces, el reconocimiento y la fama de hoy, hubo un momento donde el grupo dio el salto; en la pandemia. Fue ahí, cada uno desde su casa, donde comenzaron a cranear este presente, y donde el trabajo y sacarle provecho a ese momento complejo para la industria se volvió un antes y un después, según explica Tamagnini: “Tiramos 42 temas con vodeo en un año, hacíamos un tema por semana. Lo tirábamos a YouTube y la gente iba eligiendo. Estábamos en la nada, sin trabajo, sin poder generar, sin plata, empezamos a vender todo lo que teníamos. Tengo seis hijos, hay que mantener la familia. Eso fue lo que nos posicionó y ahí la gente eligió La Konga por una cuestión de que no le bajamos los brazos nunca y los acompañamos toda la pandemia”.

Junto a La Mona Jiménez y Rodrigo Bueno, el trío se posiciona como uno de los grandes exponentes del rubro. Canción a canción lograron revalorizar el género, que según ellos, muchas veces fue menospreciado. “Creo que nuestra felicidad es ver artistas de otros rubros hacer el cuarteto para que se entienda que no es tan fácil. Muchas veces nos sentimos ninguneados con nuestro rubro, en algún aspecto, porque es muy popular. Hoy se nombra en todos lados y el cuarteto va creciendo todo el tiempo, no solamente por La Konga, también por nuestros colegas cuarteteros que están haciendo su esfuerzo”, revela el artista de 39 años.

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—¿Cómo entraste a La Konga?

—Íbamos a hacer un casting y antes de hablar conmigo me dicen: “No encontramos un cantante y te podemos hacer una propuesta”. Al principio estaba medio escéptico porque a la banda la había escuchado pero no mucho, no sabía cuál era el proyecto en sí de ellos, cuáles eran sus metas. Fuimos hasta el estudio en Villa Dolores, que es la cabaña Records, y ahí conocí a Pedro y a Nelson, pegamos onda al toque porque son tan de pueblo como yo. Vengo de Río Segundo y del otro lado de la Sierra está Villa Dolores, pero es igual el código. Había trabajado con otras bandas antes, me habían ofrecido trabajar en cuarteto pero no había aceptado por una cuestión de feeling. Cuando vi a los chicos, nos pusimos a conversar, comimos un asado, dije “Somos hermanos”, y ahí quedé.

—¿Cómo fueron tus primeros días en La Konga?

—Redifícil: no tenía ni un tema en el repertorio, los chicos cantaban toda la noche y yo hacía coros. Imaginate, nosotros a veces tocamos tres horas y los chicos la remaban solitos hasta que yo empecé a pegar un tema, otro tema y otro tema, y empezamos a sumar. Igual metía ganas, bailaba. Es más, me aprendí como 15 coreografías y tres temas apenas entré. Mucha generosidad de mis compañeros de esperar a que mi artista se desarrollara, se mimetizara y se hiciera esa amalgama que hoy somos, esta familia que se creó.

—¿Volverías a ser solista?

—Cuando entré yo venía de solista, ellos estaban los dos solos. Me dieron el espacio de dejarme ser, dejar que el artista crezca, que la gente, su público, sea mi público. Me quedo ahí para toda la vida. Todos me dicen: “¿Te vas a largar solista?”. “No”. Me quedo hasta que me muera en La Konga porque creo que tenemos mucho para dar, todavía recién empezamos.

Junto a Diego Granadé y
Junto a Diego Granadé y Nelson Aguirre, Pablo Tamagnini conforma La Konga

—Además del género urbano, cada vez más jóvenes escuchan cuarteto.

—Yo pienso que somos un género urbano también porque somos música popular, somos parte de un género que viene de la gente, es una cultura. De hecho hemos podido compartir con Rusherking, con Lurck Ra, que son artistas del género urbano. Tenemos muy buena onda. En Villa María cantamos con Nicki Nicole.

—Más allá de los éxitos, ¿hay sacrificios por estar en la banda?

—Hay. No estoy en los cumpleaños, no estoy en los casamientos de amigos, no estoy para nadie porque estoy para La Konga. Hay sacrificios de tiempo: en un proyecto tan grande como este se invierten las 24 horas. Yo estoy pensando, así no esté trabajando, en qué tema vamos a sacar el mes que viene o qué vamos a hacer para el disco que viene o qué puedo sumarle al show. Y soy feliz con eso porque me sale, porque lo sé hacer y porque lo disfruto mucho.

—¿Cómo deciden quién hace cada tema?

—Re difícil: no tenía ni un tema en el repertorio, los chicos cantaban toda la noche y yo hacía coros. Imaginate, nosotros a veces tocamos tres horas y los chicos la remaban solitos hasta que yo empecé a pegar un tema, otro tema y otro tema, y empezamos a sumar. Igual metía ganas, bailaba. Es más, me aprendí como 15 coreografías y tres temas apenas entré. Mucha generosidad de mis compañeros de esperar a que mi artista se desarrollara, se mimetizara y se hiciera esa amalgama que hoy somos, esta familia que se creó.

Eel trío se convirtió en
Eel trío se convirtió en la banda de cuarteto más escuchada en Spotify

—¿Todo este camino de fama empezó gracias a Operación Triunfo?

—Le agradezco a mi yo del pasado por haber sido tan audaz, tan creído te diría, tan positivo en su búsqueda, porque si no, no hubiera conseguido nada. Me animé a hacerlo. Estuve hasta las 6 de la mañana bajo lluvia para hacer un casting en el que estaban dos mil personas afuera de un canal y estaba seguro de que iba a poder cantar y quedar. Fue siempre el impulso de ese chico de 19 años y decir: “Yo voy a quedar en el casting, voy a ir a Buenos Aires”. Un chico que era albañil y que no sabía: no terminé ni el secundario. Y poder haber logrado eso, que era la meta del niñito de más chico, fue muy loco.

—¿Y qué análisis haces después de salir de Operación Triunfo? Muchas veces después de que se apagan las cámaras, todo cuesta.

—Sí, cuesta, porque es una muestra gratis de la fama; en realidad no es el verdadero éxito. Puede pasar que la mayoría creímos que estábamos totalmente consagrados y que éramos artistas ya de la hostia, y la verdad que no, era como tirarse de un avión sin paracaídas y aprender a volar en la caída. Fue una gran enseñanza, pasé de ser todo a nada. Pero después volver a las raíces, volver a construir al artista, a crecer, aprender más; hoy, estamos acá de nuevo.

—¿Qué pensás del Gran Hermano de estos días?

—En Operación Triunfo teníamos un motivo por el que estar adentro de una casa. Desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche estábamos aprendiendo algo con personas re grosas. Después te va cayendo la ficha cuando vas girando: qué es lo que te querían decir esas personas en una academia. Distinto ahora a Gran Hermano, que es estar solo adentro de una casa. No tenés un motivo por el cual estar, excepto la plata. Hay muchas diferencias.

—Y ya en el presente, se vienen grandes hitos en la historia de La Konga, ¿qué representa para ustedes?

—A veces te da como un poquito de miedo... No miedo, sino ansiedad. Esa adrenalina de la espera, la ansiedad que la tratamos de distraer con los shows, de hacer cosas, de seguir trabajando. Viene un gran 2023 para La Konga y vienen feats con otros artistas de otros géneros que se van a animar a hacer nuestro cuarteto.

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