Este jueves la estrella de Pinky dejó de brillar en la tierra pero en el firmamento del espectáculo siempre habrá un lugar para su recuerdo. Modelo, actriz y política, llegó al ambiente artístico casi de casualidad, y construyó una carrera sólida y profesional que la convirtió en una de las artistas más queridas de su tiempo. Y, como solo ocurre con las grandes figuras, tuvo el guiño mágico del destino para estar en el momento y en el lugar indicado -y no una, sino dos veces-, para instalarse para siempre en la historia de la televisión argentina. Algo que siempre la llenó de orgullo y por lo que tuvo que pagar un alto precio, aunque nunca se lo reprochó. Ni a ella misma ni al medio que hoy la llora como una argentina más.
La artista que falleció a los 87 años fue la cara de la primera transmisión a color y junto a Cacho Fontana le puso el cuerpo y el alma a las controvertidas Las 24 horas por Malvinas. Dos momentos más recordados de la televisión argentina, top ten en cualquier anecdotario al respecto, y con diferentes matices y consecuencias que en esta fecha tan especial valen la pena recordar.
El 1° de mayo de 1980, y a casi treinta años de su desembarco en el país de la mano de Jaime Yankelevich, la televisión se preparaba para un hecho histórico: la primera transmisión a color. Se estima que por aquel entonces había unos 300.000 televisores cromáticos, que fueron soporte de un truco de magia guardado en la retina de los teleespectadores, testigos de un hechizo para todos los tiempos.
Con aplomo y emoción, sabiendo que estaba ante un evento histórico, Pinky se plantó ante las cámaras, construyó el clima como la gran maestra de ceremonia que era y ensayó unas palabras mágicas. “Vengo a despedir a una vieja amiga. Tengo que decirle adiós a la televisión en blanco y negro. Hace muchos años uno caminaba por las calles de Buenos Aires y veía una cantidad de gente agolpada frente a una vidriera, mirando las primeras imágenes en la televisión de blanco y negro”, rememoró... en estricto blanco y negro.
Mientras tanto, una sonrisa fuera de protocolo se ensañaba en ir más rápido que las palabras. La bandera argentina fue la primera imagen a color, mientras sonaba de fondo la melodía de Aurora. Al volver, Pinky alzó los brazos, y formuló su frase emblemática: “¡Señoras y señores, he aquí la televisión a color!”, dijo con una sonrisa eterna, mientras de fondo se veía el blanco de la estatua, el beige de las paredes, los lomos multicolores de los libros en la biblioteca, el rojo de sus uñas y el dorado de sus joyas.
Al rato, en Argentina Televisora Color empezó la transmisión en diferido del partido amistoso en el que la Selección Argentina le había ganado por 1 a 0 a un combinado de la Liga de Irlanda con gol de Diego Maradona. Por su parte, Canal 13 optó por pasar una película. Y si bien es cierto que la transmisión a color comenzó ya se había experimentado durante la Copa del Mundo de 1978, no es este el momento de refutar leyendas. Además, sólo fue destinada al exterior, a excepción de la final entre Argentina y Holanda, que se emitió bajo la norma alemana PAL-N en todo el territorio nacional.
Casi dos años exactos más tarde, Pinky fue la cara de otro momento que quedó marcado a fuego en la memoria argentina. Si la Guerra de Malvinas es una historia que todavía duele, Las 24 horas por Malvinas es un recuerdo que todavía indigna. Fue una maratón televisiva que condujo junto a su Cacho Fontana que recaudó donaciones para el Fondo Patriótico y mostró como pocas veces la solidaridad del país. Y al mismo tiempo, casi en espejo, una de sus peores caras.
Las 24 horas por Malvinas tuvieron aire el 8 de mayo de 1982 y a pesar del tiempo transcurrido todavía asombra la participación de casi todos los personajes más relevantes de la cultura, la política, el deporte y el espectáculo de ese momento. Susana Giménez, Mirtha Legrand, Andrea del Boca, Libertad Lamarque y Mariano Mores pero también el doctor René Favaloro, la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat, los jugadores de la Selección Argentina Daniel Pasarella, Osvaldo Ardiles y Diego Maradona que se preparaban para defender el título en el Mundial de España fueron algunos de los tantos que dijeron presente.
Las crónicas de la época aseguran que la cifra en efectivo recaudada fue de 22.874.769.000 pesos, más de un millón y medio de dólares de ese momento. Pero esto es apenas el comienzo, ya que hay que sumarle el valor de los elementos que se entregaron para subastar. Algunos ejemplos, la empresa Orue donó 450 televisores color, Sony entregó 50 videograbadoras y Alba, 10 mil litros de pintura. Voluntarios vendían flores en la puerta del canal y Amalita Fortabat compró por un valor de 500 millones. Susana Giménez dejó delante de las cámaras un reloj pulsera con el que la habían premiado en Venezuela por su publicidad “¡Shock!”. Entre las personas que se acercaban muchas donaban sus alianzas y otras piezas de mucho valor. Se juntaron más de 40 kilos de oro.
Meses atrás, al cumplirse cuatro décadas del encuentro, Arturo Puig, otro de los famosos que se acercó a su solidaridad, le contó Teleshow un recuerdo que quedó para siempre impregnado en su memoria: “Llegaban cientos de donaciones y me impactó la de un Mercedes Benz, un modelo antiguo, bien cuidado, precioso. Por meses lo vi abandonado en el estacionamiento del canal”. Un ejemplo cabal de lo que pudo haber sido una gran idea.
Lo que se obtuvo en Las 24 horas por Malvinas engrosó lo que se llamó el Fondo Patriótico, una cuenta bancaria administrada por la Secretaría de Hacienda destinada a recaudar fondos para financiar los gastos relacionados con la recuperación de las Malvinas. Y ni Pinky ni Cacho Fontana tienen buenos recuerdos de aquella maratón.
El locutor fue terminante al asegurar que le costó la carrera: “Fue un dolor muy grande, una desilusión muy grande, algo que no es fácil poder comentarlo o poder transferirlo”. Pinky, años después, también aseguró que conducir ese programa le trajo problemas: “Si después de más de 60 años de trayectoria todo lo que tienen que decir de mí es que conduje ese programa, eso significa que me manejé muy bien en todo ese tiempo. Era un momento difícil del país. Lo hice por mi patria, hice un programa durante una guerra pidiendo por una paz con dignidad. Al día siguiente, los milicos me querían colgar en la Plaza de Mayo, estaban indignadísimos”. En los videos que circulan por Internet se la ve cuando dice a cámara y con valentía: “Queremos la paz pero la queremos con justicia”.
Durante un tiempo fue un misterio que ocurrió con los millones recaudados, con las toneladas de donaciones, con las invaluables muestras de cariño de cartas, fotos y recuerdos. Lo cierto es que nada de eso aterrizó en las islas durante el combate. Se sabe que los fondos fueron transferidos a cuentas de las Fuerzas Armadas y a la gobernación militar de Malvinas y que tras la derrota el dinero fue destinado a ex combatientes y el pago de indemnizaciones. Los alimentos quedaron varados al costado de la pista de aterrizaje de Comodoro Rivadavia y los abrigos tejidos fueron desechados “porque su colorido llamaría la atención del enemigo”.
Esta preocupación que perseguía a todo argentino, también ocupaba el sueño de la conductora. “Viví atormentada por años. Me preguntaba: ¿adónde habrá ido a parar esa plata? Pude desahogarme un poco cuando un soldado vino a contarme que lo habían indemnizado con dinero del Fondo Patriótico”, contó Pinky. “No me arrepiento de haber participado en ese programa, aunque eso me haya hecho sufrir por esas pobres criaturas que nos defendieron”, agregó la Señora Televisión. Una medalla que lució con orgullo a pesar del dolor. Y que en una tarde triste y calurosa de diciembre, el recuerdo de colegas famosos y espectadores anónimos la reivindicó una vez más.
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