Una semana muy difícil se vivió dentro de la casa de Gran Hermano, con discusiones que subían de tono y fuerte planteos entre los participantes. Ante ello, se citó a todos los jugadores en el confesionario para explicarles lo que “Gran Hermano” estaba viendo y no le gustaba. “Me gusta la imagen que estoy viendo, me trae recuerdos del primer día, quizás, de la primera semana. Había mucha risa, mucho afecto, y ¿saben qué había? mucho respeto. Obviamente no tengo ninguna incidencia sobre lo que hacen puertas afuera, pero sí tengo la autoridad para decirles cómo deben proceder en mi casa”, comenzó la voz de la casa su relato.
Sin embargo, el llamado no era ara elogiarlos, claro: “No voy a permitir que la convivencia se transforme en una guerra, que no tengan la más mínima empatía por el prójimo. Si después de este aviso sigo viendo que persisten estas conductas desagradables, tomaré las medidas necesarias”.
Ante ello, algunos de los participantes que se sintieron señalados con el dedo por esas palabras, decidieron alzar la voz, y una de ellas fue Coti: “Ya lo hablé con Alfa en su momento, pero me parece correcto que lo hable delante de todos, porque fue en la pieza de los chicos. Quiero pedir disculpas si a los chicos les molestó que estuviera ahí. Solo decirles que no va a volver a suceder y que voy a cambiar mi conducta para mejor”.
Por su parte, Alfa recogió el guante y aclaró: “Jamás haría o diría nada a ninguno de ustedes para lastimarlos. Si a veces parezco jodido, lo hago para que estemos mejor”. En tanto, Cata, quien en la última gala resultara eliminada, expresó: “Me da muchísima tranquilidad esto, porque nos sentimos viejos y anticuados por nuestros pensamientos, pero me alegra muchísimo escuchar lo que nos dijo. Muchas gracias”.
Sin embargo, poco duró la paz, ya que volvieron a cruzarse Agustín y Romina en una de las habitaciones, y no quedó palabra por decir ni cuestionamiento por expresar. “Una v... la charla”, lanzó el joven luego de la reunión. “Esto que está haciendo es porque siguen faltando el respeto, y yo sé quiénes son las personas que lo siguen haciendo. Y la verdad que a mí me sorprende muchísimo la actitud de los jóvenes”, continuó ante lo que Romina sin dudarlo decidió enfrentarlo: “¿Yo, por ejemplo, alguna vez te falté el respeto?”. “Sí, un montón de veces”, contestó él sin dudar.
“Vos lo sabés muy bien”, comenzó a alzar la voz Agustín, “¿Qué, ahora te lo tengo que contar a vos para que me vengas a pedir disculpas si te digo que me faltás el respeto?”. Pero la joven no se quedó callada, y contraatacó: “¿qué te hacás, boludo? Vas con todos los chiquitos para comerle la cabeza. ¿Te creés superior, boludo? Ayer dijiste ‘yo les vengo a ganar a todos ustedes’, haciéndote el vivo”.
“Y no sos sincero”, continuó la ex diputada por el Frente de Todos, “porque cuando hablaste acá dijiste ‘el marido y ella que se robaban todo’, ¿por qué no me lo dijiste en la cara, metiroso? ¿Qué sos inteligente, estratega? ¿Qué tan estratega sos de venir y hablarme mal de él, del lleva y trae de hablar mal de todos? ¿Mirar a las chicas y mirarles las bombachas?”.
Pero Agustín continuó: “Te la pasás hablando de todo con aquel, con el grandote, te la pasás hablando de todo”, ante lo que Romina disparó: “Ojalá que la gente te saque, porque vos no te merecés estar en la final. Yo si voy a placa y la gente me tiene que sacar me voy feliz, tengo mi hija y tengo una vida, vos no tenés una vida”.
El tono era cada vez más fuerte, los insultos no tardaron en aparecer y Romina sentenció: “Con vos no pierdo, cuando salgas de acá van a ver lo que sos vos, embrollero”. “Pero soy un tipo leal y tengo palabra”, enfrento Agustín, “los que no tiene palabra son vos y aquel. La que no se quiere ir de acá porque tiene problemas afuera sos vos, no yo”.
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