Qué fue de la vida de Jésica Hereñú, una de las participantes más destacadas de Gran Hermano 2011

Estuvo pocas semanas en el reality. Pero al salir, el medio le abrió las puertas de par en par. Y se quedó. Pero otra vez, no por mucho tiempo. De vacaciones en Miami, encontró otro mundo. Afuera, pero también dentro suyo. Y se volcó a la espiritualidad. Su palabra, en exclusiva

Jésica Hereñú en 2011, en la foto del casting (izquierda) y en una de las tantas notas que dio (derecha, en Intrusos)

Fue parte de la sexta edición de Gran Hermano, aquella del 2011 que tuvo como ganador a Cristian U. Y si bien fue la tercera en abandonar la Casa, Jésica Hereñú supo encontrar su lugar dentro del medio. Su partida del reality no fue porque así lo haya decidido el público, sino ella misma: estaba en desacuerdo con algunas situaciones que se fueron dando en el reality, con un desencuentro -sobre todo- con quien sería el ganador, por su manera de jugar.

Cuando estuvo afuera del programa, la oriunda de Parque Patricios rápidamente se insertó en el mundo del espectáculo, haciendo teatro, conduciendo programas en televisión, modelando y logrando su propio lugar en los medios, con más de una decena de tapas de revistas. Y aunque las propuestas laborales se multiplicaban, de un momento a otro Hereñú se alejó de los primeros planos. Sucedió en 2016 cuando, con quien por entonces era su novio, viajó a Estados Unidos de vacaciones. Lo que vino después fueron más ofertas laborales, que terminaron por convencerla de que su vida podría estar allá.

Hoy, Jésica está radicada en Miami con su pareja, Sean van Bibber, con quien se casó el año pasado. Su vida dio un vuelco. Y como le cuenta a Teleshow, disfruta de este presente.

Jésica Hereñú, a nueve años de Gran Hermano

—¿Por qué ingresaste a Gran Hermano?

—Yo había trabajado más de cinco años de camarera. Ese año renuncié y había conseguido trabajo de bailarina y para hacer presencias y desfiles en discos. Recuerdo que en ese momento me pagaban 150 pesos por desfile, y a una chica que había estado en GH le pagaban 500. Apenas salió el casting una amiga me dijo se iba a inscribir y me dijo: “¿Por qué no lo hacés también?”. Lo único que pensé en ese momento era que si yo lograba entrar, podría cobrar 500 pesos por un desfile. Esa era mi única expectativa y objetivo.

—¿Qué recuerdos tenés del reality?

—Muy bonitos. Disfruté muchísimo mi estadía ahí, todo superó mis expectativas. En esa experiencia conocí mucho de mí misma y crecí muchísimo. Ahora, viendo videos viejos, con varios años de más, me veo y me admiro de todo lo que hice. También hay recuerdos no tan buenos, pero prefiero no hablar; elijo quedarme con los buenos, que por lejos fueron muchos más. Siento que me sirvió mucho personal y económicamente. Estoy muy agradecida por todo.

—En aquellos años te enfrentaste a Cristian U.

—Sí. Para mí, tuve un distanciamiento más que un enfrentamiento con Cristian porque consideré que su manera de jugar y las cosas que decía y hacía no estaban bien, a mi modo de ver las cosas. Entiendo que en su momento no se pudo ver todo tal cual fue porque era un programa de televisión, donde por esa razón se selecciona qué se ve y qué no. Aunque se diga que puede verse todo, las 24 horas, realmente no es así, ya que cuando pasa algo interesante la trasmisión se corta y luego se ve solo el vivo de programa, con una edición perfecta, para atraer la atención del público. A veces las cosas se ven modificadas de contexto para hacer algo interesante de ver, y eso es el éxito de GH. Fue algo con lo que me enojé mucho al salir, pero luego, con el tiempo, entendí que eso era un programa de tevé y que todo debe darse para que el público se entretenga.

Jésica Hereñú y Martín Pepa, en una entrevista televisiva

—Tuviste un romance con Martín Pepa, excompañero en Gran Hermano. ¿Seguís hablando con él o con el resto de los participantes?

—Con Martín tuvimos una relación que duro muchos años y tuvo muchas cosas lindas, como no tan lindas. Éramos más chicos y la exposición tampoco era fácil. Hoy en día me hablo con varios de los chicos: tenemos un grupo de WhatsApp donde compartimos cosas y nos mantenemos en contacto.

—Cuando entraste contaste que habías sido mamá a los 19 años. Tu hijo ya debe estar grande.

—Sí, mi hijo es todo un hombre ya. Él es lo mejor que hice en la vida. Hoy está empezando a hacer música, compone y canta sus canciones, estoy muy orgullosa. Vive en Argentina pero viaja varios meses del año para estar acá, conmigo. En un momento intentó adaptarse aquí, pero se decidió por quedarse allá.

—¿Con el padre tenés relación?

—Dejamos de estar juntos hace muchos años, pero siempre tuvimos una excelente relación. Solo hablamos en temas puntuales por mi hijo, pero siempre nos pusimos de acuerdo en cómo criarlo.

—Fuiste una las pocas participantes que rápidamente encontró un camino laboral, haciendo televisión y mucho teatro ¿Alejarte del medio artístico fue una decisión propia? ¿Viste algo que no te gustó?

—Alejarme fue una decisión propia, sí. Al salir de GH tuve mucha exposición junta, y en ese momento una queda medio a la deriva y decidiendo qué hacer. Estuve en el medio, que es algo que me gusto mucho, pero también había cosas que no me gustaban. Hace unos años decidí venir a Miami de vacaciones y luego de eso, tenía unas propuestas laborales y decidí quedarme. También en ese momento estaba una expareja mía acá, y entonces decidí probar. Estando en Miami ya me alejé del medio, porque el medio es un lugar donde hay que estar y mantenerse. Aquí, a lo largo de los años, cambié mucho de mí y decidí hacer otras cosas. Pero todo lo que hice en el medio artístico lo recuerdo con mucho amor: amé cada etapa y cada experiencia.

Jésica Hereñú, en una producción de fotos, de las incontables que hizo luego de Gran Hermano 2011

—Quien entra en tu Instagram se encuentra con el siguiente mensaje: “Reikista, biodecodificadora, biodesprogramadora, tre, access bars, personal trainer, árbol transgeneracional”. ¿Qué significa cada una de esa cosas?

—Cuando llegue a Miami tuve un encuentro conmigo misma. Por más que uno crea que vivir fuera es fácil, claramente no lo es… Comencé a necesitar respuestas, a preguntarme a mí misma muchas cosas, y en sueños o imágenes ellas aparecían. Comencé entonces a preguntarme que más hay, qué no veo. Vivimos años aturdidos con estudio, trabajo, salidas, relaciones, y no nos tomamos un tiempo para evaluar las situaciones, emociones, pensamientos… y en momentos quizás donde uno peor está, esa conexión con uno mismo y con el mas allá, aparece. Comencé realizando cursos de sanación energética. Estudié diferentes técnicas y sigo haciéndolas. Hoy en día tengo mi empresa de terapias, pero mi meta el día de mañana es dar clases para que la gente aprenda a saber que es la única dueña y responsable de su vida, y si uno comprende de donde viene lo que nos sucede y para qué, somos los creadores de cambiar todo.

—¿Qué te empujó a meterte en estos estudios?

—La primera vez que estudié biodecodificación fue porque en ese momento yo tenía un ganglión en la muñeca y acá me dijeron que debía operarlo o infiltrarme. Justo me apareció un video de YouTube con un libro muy interesante que se llama Mensajes de tu cuerpo y lo compré… Recuerdo buscar el síntoma que tenía y siguiendo la dirección de preguntas que tenía el libro llegue a ver cuál era mi estrés en ese momento. Realicé una meditación yo misma, cambiando mis pensamientos de esa situación, y en vez de ver lo malo ver lo bueno y en 10 días ese ganglión que había tenido desde hacía meses, desapareció. En ese momento, cuando tomé noción que no lo tenía, me pregunté cómo es posible que me cure yo misma, solo con meditación, algo que tuve durante meses. Fue ahí donde comencé a estudiar bio y medicina germánica.

—¿Estás en pareja?

—Estoy en pareja, muy feliz y muy enamorada. Se llama Sean van Bibber, nos casamos este año y por ahora no queremos tener hijos. Pero si llegan, serán bienvenidos. Tenemos pensado disfrutar de nosotros como pareja, viajar un poco más y estableceremos económicamente bien, y ahí sí poder agrandar la familia.

—¿Cómo es tu vida en Estados Unidos?

—Estoy acá hace varios años. Miami es un lugar mágico: la gente, el clima, el mar es algo soñado. Estoy muy agradecida por hacer aquí mi nuevo hogar. Es muy difícil establecerte afuera amando a tu país, dejando familia, amistades, costumbres, actividades… Pero también es hermoso conocer y explorar el mundo. En estos momentos estoy enfocada en mi empresa de terapias, estudiando y enfocada en eso. También tengo trabajo de bailarina y trato de adentrarme al mundo de las criptomonedas. Pero mi prioridad hoy es mi empresa.

Jésica Hereñú, en las playas de Miami; hoy, su lugar en el mundo

—Encontraste una vida más espiritual.

—Comencé más en lo espiritual a raíz de encontrarme en otro país, sintiéndome sola, buscando respuestas de cuál era mi lugar. Cerrando los ojos, llorando, preguntándome qué debía hacer y pidiendo que alguien me escuche… En ese momento tuve una imagen de mi abuelo, que había fallecido cuando yo era una niña, y recibí la respuesta de que debía quedarme, que nada sería fácil, pero que no estaba sola. Desde ese día se comenzaron a sincronizar secuencias donde recibía respuestas a través de carteles, números, canciones, sueños… Y comencé a meditar. Allí comenzó todo.

—¿Venís a Argentina de vacaciones o pensás en algún momento volverte definitivamente?

—He ido varias veces y mi familia me visita también, pero por ahora tengo pensado quedarme acá. Pero no descartó esa posibilidad ya que Argentina es un lugar que amo y que tiene mucha gente que echo de menos.

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