“Llegamos a Qatar. Ahora sí, pese a las idas y vueltas, las alegrías, quilombos, problemas, bajones y una montaña rusa cargadísima de emociones, lo terminamos consiguiendo y todo pasa por algo, así lo siento. No voy a bajar los brazos y voy a pisar el acelerador más que nunca, hoy arranca el Mundial. Hoy llegamos a Qatar. Vamos Argentina”, escribió Feliz el Chapu Martínez, quien se hizo popular hace cuatro años por ser el protagonista del video viral en el que alentaba al ritmo de “traeme al copa Messi, traeme la copa”.
Tras la derrota de la Selección nacional en su debut ante Arabia Saudita por 2 a 1, esa felicidad se esfumó luego de que el instagramer comenzara a ser tratado de “mufa” en las redes sociales y recibiera amenazas dirigidas a él y a su hijo. Fue su colega Coscu, quien lo hizo público: “¿Cómo no me voy a meter? A un pibe que fue al Mundial a hacer contenido le están amenazando que le van a matar al hijo, solo por haber ido a hacer contenido a un evento al que cualquier persona sueña con ir”.
En un video que subió a sus redes sociales, Martín Martínez, tal es su verdadero nombre, dijo que estaba sobrepasado, ya que su familia, que está en la Argentina, está muy angustiada con la situación. Además, usó su cuenta de Instagram, donde tiene un millón de seguidores, para agradecer el apoyo.
Ya “un poco mejor”, 24 horas después del debut del equipo de Scaloni, el Chapu habló con Teleshow y dijo que era todo “muy duro”. “Es un bajón, sobre todo por las amenazas a mi familia, que ayer estuvo destruída”, dijo y contó: “Mi viejo me mando un video de diez minutos leyendo una carta que me hizo, un primo un audio llorando. Amenazaron con matar a mi hijo, a mi familia”.
“La verdad que esto lo arrastro desde hace cuatro años y no lo quise hacer público de una manera tan fuerte, pero ayer se viralizó desde que Coscu me apoyó en Twitter e Instagram y empezarona compartir. Mi pareja también porque se cansó y ahí exploté y quebré, porque me están apoyando y yo estoy desnudo ante los ojos del país, y es fuerte y feo”, reflexionó con tristeza.
Además, agradeció a su amigo por contar lo que estaba ocurriendo y cree que hablar de esto, puede ser un primer paso a que la situación se revierta. Chapu recordó que trató de frenar todo de “miles de formas”: “Riéndome, jugando con lo que pasaba y haciendo videos para que la gente se ría haciendo como que no me molestaba, después traté de sacar el tema de circulación no hablando, enojándome y diciendo que la corten sin darle importancia... probé muchas cosas y no resultó, tampoco aumentó. Pero con el Mundial explotó porque Argentina perdió y yo estaba en la cancha”.
Su límite se cruzó con las amenazas a su nene. “Exploté porque una cosa es que me bardeen a mí, que me duele porque soy una persona y no tengo mala intención, vine a trabajar a hacer videos para que la gente se divierta, cubrir y a disfrutar como hincha y tengo agresiones y amenazas hacia mi persona y familia. Gracias a Coscu que medio una mano muy grande, creo que la gente está tomando consciencia”.
“Atrás de un grabador de contenido, un influencer o quien quieras, hay una persona. Es un trabajo como carpintero, cocinero y ahí terminás y te sacás el título y sos Martin, Carlos, Agustina, una persona y una persona sensible donde los malos comentarios que hablan mal de vos, que te juzgan sin conocerte, te destruyen por completo”, admitió y contó que su compañero Coscu, estuvo un año con depresión luego de que también lo tildaran de mufa.
“Por favor paren, puede terminar mal”, pidió y dijo que no pensó lo peor: “Pero esto me acerca a lo peor, llega un momento en que no podés parar la bola y sentís que no hay fin, que lo único que puede pasar es que Argentina salga campeón y eso no depende de mí, depender de eso es que tu vida tenga una presión tremenda todos los días, no puedo disfrutar de ningún partido, estoy en la cancha sentado y siento que yo tengo que ganar el partido, sin hacer nada”. Martínez se quedará en Qatar generando contenido para sus redes hasta el 19 de diciembre, luego de la final que se disputará el día anterior.
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