Desde muy pequeño, Pablo Ruiz es un nombre reconocido dentro de la canción latina. Todo se remonta a sus comienzos en Festilindo, una suerte de reality de canto de los años ´'80 de donde salieron artistas como Florencia Peña, Lorena Paola y Laura Miller, entre otros. Y entre ellos, Pablito, que no tardó en obtener fama en nuestro país y en el exterior. Aunque pronto también encontró su lado b.
Desde que era pequeño, tuvo que soportar la discriminación por su sexualidad que en esa época se le hacía de parte de los medios y de alguna parte de la sociedad. “Me obligaron a salir del closet”, dijo alguna vez. Y así, a pesar de las burlas y las bromas, el cantante fue creciendo en su carrera profesional y con el tiempo aprendió a superar esos malos momentos.
Invitado a Ph, Podemos hablar (Telefe), Pablo no dudó en pasar al frente cuando Andy Kusnetzoff preguntó “¿Quiénes han sufrido discriminación?” En ese instante, el cantante recordó todo lo que vivió desde que tenía 10 años, cuando la gente y hasta algunos artistas como Miguel del Sel, se burlaban al imitarlo y ridiculizarlo.
“Me sentia realmente mal. Yo me escapaba con mi trabajo, me iba bárbaro como artista pero cuando veía a mi mama llorar, me afectaba mucho más eso que lo que dijeran de mí”, reconoció con lágrimas en los ojos. Y continuó: “A mí siempre me chupó un h... pero verla a mí mama tan triste sí que me dolía”.
Entonces, el cantante de “¡Oh, mamá!” confesó que recién este año pudo sanar todo ese dolor que vivió desde niño. Profundamente conmovido, Pablo dijo: “Es la primera vez que canto ahí y ver a tantos pares míos viéndome y ovacionándome, me reparó todo el daño que tuve. Me sentí respetado y aprobado por la gente. De este modo, siento que sané un poco todo eso”, admitió satisfecho.
Pablo, a quien desde que participó del concurso Festilindo lo apodaban Pablito, es el menor de cuatro hermanos y su papá falleció cuando él todavía era un bebé. “Éramos tan pobres que un tío mío le ofreció a mi mamá llevarme a vivir con él para que no fuera una carga mayor para la familia, pero mi mamá nunca quiso y se puso a toda la familia al hombro”, contó hace unos años en una entrevista con Teleshow.
Por ese motivo en especial, al cantante le dolieron tanto las críticas y las groserías que le decían. “La gente y hasta la prensa me llamaban gay. Se ponían incisivos con esa etiqueta a una edad en la que todavía ni yo sabía qué era, ni había dado mi primer beso ni, mucho menos, me planteaba el tema. Fue muy cruel. No olvidemos que se habían ensañado públicamente con un niño de 14 años”, señaló. “Mamá sufría. Lloraba mucho cuando veía esa actuación. Decía que todo era por demás injusto y agresivo. Yo, tal vez para autodefenderme, prefería mirar para otro lado y seguir llenando estadios”, confesó al recordar esa parte de su vida.
A los 15 años se instaló definitivamente en la ciudad de México y después de un periplo en el que se peleó con sus managers y entró en las drogas como única forma de escape, Pablo dijo que volvió a la vida después de los 30: “Y en mi modo más honesto”. Comenzó la gestión de su propio estilo y se abrió a otras alternativas para “reordenar” su vida profesional y, por consecuencia, económica. Participó de El circo de las estrellas (Susana Giménez, Telefe 2002), en Bailando por un sueño (ShowMatch, 2008) y en Tu cara me suena (Telefe, 2012). Cuando partició en Sex (de José María Muscari en el Gorriti Art Center) reconoció que hubo un despertar como artista.
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