El fanatismo por Horacio Cabak, el robo de comida y una extraña práctica sexual: las creadoras del fenómeno teatral Las Chicas de la Culpa

En diálogo con Teleshow y en una entrevista descontracturada, Connie Ballarini, Nati Carulias, Malena Guinzburg y Fer Metili recordaron los orígenes del fenómeno teatral que protagonizan y se animaron a los más graciosos desafíos

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Connie Ballarini, Nati Carulias, Malena Guinzburg y Fer Metili explican el nacimiento de Las Chicas de la Culpa

Connie Ballarini, Nati Carulias, Malena Guinzburg y Fer Metili no saben en qué va a terminar esta aventura llamada Las Chicas de la Culpa. Sí pueden dar fe de cómo empezó, como un desprendimiento de un programa de televisión y como resistencia y lucha ante las adversidades y las falsas promesas. Que se reconfiguró durante la pandemia en una obra de teatro única e irrepetible en cada noche; en un producto de streaming para disfrutar dónde y cuándo quieras; en un concepto válido para una sala off como para el teatro Gran Rex. Un producto cultural inclasificable y popular, y como tal, dispuesto a hacer historia.

Basta pasar un rato con ellas para dar fe de la complicidad que tienen delante y detrás de las cámaras, lo que explica un poco de la química de lo que sucede en escena. Es imposible mantener una conversación con las cuatro y no terminar llorando de la risa. Nos metimos un poco más en su intimidad y descubrimos: Cómo funciona el chat grupal, quién es la que menos se baña porque dice que no transpira y quién de las cuatro durante el sexo oral toma el tiempo contando canciones de Calamaro.

Las chicas por las chicas, en clave de humor se describen

Un poco terapia de grupo, otro poco previa de viernes, en esta charla conocemos más de las chicas de la culpa y de la obra que explota cada viernes en el Metropolitan, como lo hizo desde sus comienzos en el Paseo La Plaza, y como lo hará en la fiesta de fin de año en el Gran Rex.

Mientras tanto proyectan una gira que desembocará en Estados Unidos con reality a lo Kardashians incluido, las convocó un canal de televisión y cada una tiene sus proyectos independientes. Porque, lo dicho, podemos reconstruir cómo empezó esta historia, pero es imposible imaginar que rumbos tomará.

—¿Cómo nace este fenómeno que hoy conocemos como Las chicas de la culpa?

Malena Guinzburg: —Arranca con un programa de tele, La culpa es de Colón.

Connie Ballarini: —Hace mil. Re jóvenes éramos.

Guinzburg: —Con promesas de grandes productores que nos iban a llamar, que tenían muchos proyectos para nosotras.

Ballarini: —Les mandamos un besito.

—Mirá lo que te perdiste.

Fer Metili: —Sí, mira de quién te reíste.

Guinzburg —En pandemia empezamos a hacer cositas juntas, un programa en YouTube, y todavía estaba Dalia Gutman que venía de La culpa es de Colón. Y vino Diego Scott a proponernos hacer teatro con un aforo al 30% que era lo que se podía en ese momento y con una proyección de, a lo mejor, ganar 70 pesos cada uno.

Metili: —Lo particular de la propuesta que traía Diego era sumar el streaming. Y nosotras dudábamos… ¿por qué irían al teatro si nos podían ver en YouTube? Y bueno, probemos.

Ballarini: —Y dijimos 70 pesos, dale.

Guinzburg —Y ahí Dalia se fue a la mierda.

(Risas)

Guinzburg: —No, Dalia estaba con su unipersonal y decidió irse sola. Empezamos y superó nuestras expectativas, porque, así como confiábamos mucho en el producto, todo fue una locura desde el comienzo y cada vez más.

Ballarini: —Sí, y después cuando se volvieron a cerrar los teatros volvimos a estudio, íbamos adaptando el programa en función del momento. Era muy loco.

—Y al final terminó quedando un mix maravilloso porque está el teatro, y está el streaming y hay una posibilidad para todos y en todo el país también

Metili: —Es como un género distinto. Obviamente es comedia, pero no es un género teatral puro, no es ni una obra de texto, ni una obra que rompe la cuarta pared.

Ballarini: —No sabemos qué es.

Guinzburg: —Rada, el novio de Fer, dice que inventamos un género. No se vio que una obra sea distinta cada viernes. Que además sea como un programa que lo podés ver. Suena como un montón, pero un poco es cierto.

Ballarini: —Y el teatro es una fiesta. Vienen a divertirse, a una previa.

Fer Metili —O sea, hacen pogo.

Nati Carulias —De hecho, cuando lo vio el productor dijo que nunca había visto algo así en un teatro, solo en la cancha. Ese nivel de gente sacada a nosotras nos sigue sorprendiendo.

Entrevista con Las Chicas de la Culpa - ¿Cómo se presentarían entre sí?

—Hay una cosa muy de comunidad que lograron ustedes y hay que sacarse el sombrero.

Ballarini: —La primera vez que salimos al Metropolitan nos pusimos a llorar. Era una energía re fuerte.

Metili: —Era una marea de 800 personas.

Guinzburg: —Tenemos algo que resolvemos en el acto, y esta todo blanqueado. La otra vez hicimos un final que nos salió horrible, porque también los finales cambian siempre y es lo único que ensayamos. Teníamos que hacer nado sincronizado y nos salió tan mal que lo hicimos de nuevo.

Ballarini: —La habíamos re ensayado y teníamos que tener otra oportunidad. Y la gente miraba pensando que estaba todo armado.

—Me gusta esa aclaración, porque yo estaba y creía que estaba todo armado.

Guinzburg: —Creo que en esas cosas se ve lo que es el espíritu de Las chicas de la culpa. Estamos tan conectadas que nos miramos y no hay que decir nada más.

—Cambian semana a semana el espectáculo y hay una metodología detrás de que esto funcione de esta manera. Ustedes proponen el tema y trabajan sobre lo que va a suceder. No es que se sientan ahí a improvisar,

Carulias: —No, no, no. Hay un montón de laburo.

Metili: —Hay mucho equipo. Y nosotras como cuatro obsesivas que estamos todo el tiempo…

Guinzburg: —Nos odian.

Metili: —Cada una tiene su vida, sus otros espectáculos, pero todo el tiempo vemos algo que puede llegar a servirnos. Todo el tiempo estamos pensando para producir, y con el equipo de guionistas, Fer Sanjiao y Diego Scott.

—Si hoy me quedo hoy a almorzar acá con las cuatro, ¿son eso que vemos en el escenario?

Guinzburg: —Hay de todo. Seríamos insoportables todo el tiempo así.

Ballarini —Pero el 90%, sí.

Carulias —Somos más de eso que otra cosa.

Metili: —Nos reímos mucho pero no estamos siempre tan al palo.

—A ver, vamos a hacer el ejercicio si les parece de…

MG —Ejercicio no.

—Contame vos de Fer. Lo mejor que tiene Fer. Lo peor. Definime a Fer. Cada una a la que tiene al lado.

Guinzburg: —Lo mejor la casa.

(Risas).

Guinzburg: —Fer para mí es la mejor actriz del mundo. La comedia de Fer es espectacular. Tiene un nivel de observación y maneja el cuerpo como nadie.

—En qué momento se pone insoportable y la bloquearías directamente.

Metili —Me gusta eso. Me gusta ahí Tati.

Guinzburg: —Justo me tocó Fer… Con Fer somos las más sentimentales del grupo, hicimos mucho teatro independiente entonces tenemos…

Metili —Mucho clown. Mucho clown.

Ballarini —Ay, que pesada.

Metili: —Saludamos las actrices, los actores. Somos muy de abrazar, de conectar con el chakra de la otra persona.

Ballarini: —Son re pegajosas.

—Ok. Fer Metilli pegajosa. Fer, presentame a Connie.

Metili: —Connie es lo más única y original que conocí en mi vida. Es todo pasión, obsesiva, pero es única. Viste cuando alguien te pregunta qué tipo de comedia hace Connie.

Ballarini: —No sé.

Metili: —No, es stand up pero es Connie. La gente va a verla a ella y eso es parte de su obsesión y su pasión. Y aparte que tiene un corazón enorme.

—¿Y en qué momento se pone insoportable?

Metili: —Cuando sospecha, cuando desconfía de algo. Cuando cree que nos van a cagar, ahí hay que frenarla.

Ballarini —Pero a veces nos pueden llegar a cagar eh.

Carulias —Tiene razón. Más de una vez.

Metili: —Sí, está bien. Por eso hacemos equilibrio. Porque si fuese ella sola a esa pelea iría todos los días. Elegimos las batallas y ese equilibrio es perfecto.

Ballarini —Y Fer es como la delegada. Yo no me expreso muy bien y me sale como todo violento, con muchas emociones negativas. Nati se enoja. Fer tiene otra claridad para comunicar.

Metili: —Claro, con Male somos más de hablar, ellas se enojan un poco más.

Carulias: —Sí, si hay que pegar vamos Connie y yo.

(Risas).

—Son las patovicas. Presentame a Nati Carulias.

Ballarini —Para mí Carulias es brillante, parece que está en la nada, y de repente aparece y no sabés cómo. Es la persona con mil anécdotas porque le pasaron todas las cosas y las cuenta mejor que nadie, te puede tener 10 minutos y no te movés. Es brillante, es la pionera del stand up, y es genial lo que …

Carulias: —Habla mal, dale.

—Habla mal Connie. Todos estamos esperando.

Ballarini —Igual yo amo cuando se enoja. Te quiere mandar a la mierda al segundo.

Guinzburg: —Es la persona que más veces dijo la frase “lo voy a cagar trompadas”.

Carulias: —Vengo de un lugar que nos comunicábamos así. Está mal. Estoy tratando de resolverlo.

—Me parece que Nati ahora tiene derecho de vengarse de las tres.

Carulias: —Voy a arrancar por Malena porque es la que me tocaba.

Guinzburg: —Lo mejor de Malena era el padre.

(Risas).

Carulias: —Male tiene una velocidad que no tenemos ninguna. De hecho, es la que en un punto toma la conducción porque yo no podría hacerlo. Pero posta a las tres las admiro profundamente y eso trae las cosas que tenemos entre nosotras, mucha admiración y mucho… Lo que me está costando hablar.

Guinburg: —No tiene otra cosa para decir, solo rápida.

Ballarini: —Es lo único que tiene. Ya lo dijimos en todas las notas. Tiene algo que no sé si es bueno, pero llora y se ríe al mismo tiempo.

Metili: —Sí, no sabés si seguirle el chiste o abrazarla viste.

Como si charlar con ellas y meternos en su mundo fuera poco las invitamos a jugar a “Baje un dedo quien” y descubrimos un sinfín de anécdotas increíbles: “Yo me robé un pedazo de carne por un pibe” cuenta Malena Guinzburg que no fue la única en confesar que alguna vez robó. No faltaron en esta desafío el ex de alguna amiga, machetes en la escuela, la creación del club de fans de Horacio Cabak, y una invitación polémica de Silvio Rodríguez.

Las Chicas de La Culpa se animaron al desafío "Baje un dedo quién"

—¿Cuánta gente piensa que sus anécdotas son maravillosas y que ustedes las tienen que llevar al teatro?

Carulias: —Todo el mundo.

Metili: —Nos mandan mensajes, fotos fuertes, de todo.

—¿Por qué todos nos creemos que lo que nos pasa es tan importante y tan divertido y tan genial?

Ballarini: —No sé, a mí me han dicho si se podían juntar conmigo. Dicen si querés nos juntamos y te cuento.

Metili: —Y te cuento así ustedes lo cuentan en el stand up.

Ballarini: —Y ahí le decís hacete un curso y subite vos. Porque también es por qué tenés ganas de contarlo y cómo lo contás. No se trata de contar lo que le pasó a la chica que te escribió el otro día por Instagram.

Carulias: —Bueno, pero esa es otra de las claves. Está buenísimo que la gente piense que lo que hacemos en el escenario es lo mismo que le pasa a un grupo de amigas en la casa. Sí, seguramente. Pero llevarlo, trasladarlo eso a una escena y que sea gracioso y que pase todo lo que pasa somos cuatro comediantes, hace muchos años hacemos comedia y sabemos para dónde vamos. No es que es una anécdota.

Guinzburg: —A veces hay algo de ninguneo, que parece fácil subirte al escenario y contar una cosa. Y no es así. Digo, aparte no hacemos stand up en este show, es otra cosa. Pero cuando te contratan para un evento te dicen “te escribís un monólogo sobre el petróleo” ... y no sé si lo puedo escribir tan fácil. A veces el gracioso del asado piensa que se sube al escenario y la rompe, y ahí se da cuenta no, no es lo mismo.

Ballarini: —Pero si la gente percibe eso es porque justamente nosotros lo hacemos re orgánico. Parece natural, pero hay muchísimo trabajo.

—¿Las cosas que ustedes cuentan como anécdotas en el teatro son todas reales? Más allá del cómo se cuentan, y hay cosas que se pueden exagerar.

Guinzburg: —Si sucede conviene.

Carulias: —Sí, todo sucede.

Ballarini: —Capaz te pasó algo hace tanto tiempo y lo vas salpimentando tanto que ya después decís “che, no sé si esto me pasó tal cual así”, pero creés que lo viviste así.

Metili —O la exageración. Siempre hay un poquito más, porque justamente hacemos humor y sabemos dónde está bueno poner la lupa para frenar un poco y después seguir. Pero todo se dispara de algo que nos pasó.

—¿Hay algo que hayan elegido no contarlo?

Guinzburg: — Muy pocas veces, pero algunas sí.

Carulias —A mí es a la que más tienen que cuidar, porque entro y no me doy cuenta que estamos hablando con público. Y a ustedes les gusta soltarme la mano y dejarme que me embarre.

Guinzburg: —También depende dónde lo decimos. El teatro es más espontáneo y ahí tal vez decimos cosas que nunca las diríamos en la tele; o siempre que vamos de gira jodemos con que como no hay streaming podemos zarparnos más.

—Debe ser difícil organizar la agenda de Las chicas de la culpa con sus proyectos individuales, que son un montón también. ¿Hay alguna que sea la encargada de manejar esos temas?

Metili: —La agenda no, es un bardo.

Guinzburg: —Es un bardo, pero tenemos días fijos. Los jueves a la mañana ensayamos nosotras. Los martes reunión de Zoom de todo el equipo. Después de repaso. Y además en general nos vemos casi todos los días.

Carulias: —Y tenemos medio como prioridad lo nuestro, todo lo demás tratamos de acomodarlo porque nos lleva mucho laburo.

—¿Qué es lo que más les dio este espectáculo a ustedes?

Guinzburg: —Guita.

(Risas).

—¿Dio mucha plata? ¿Mejoró la posición de la que venían?

Guinzburg: —No, obviamente estamos contentas porque nos va bien, pero no. Me voy a poner cursi… creo que nos dio reconocimiento y mucho agradecimiento de la gente. A mí lo que más me dejó es el mejor grupo de amigas que puedo tener. Con ellas voy a todos lados. En lo profesional y en lo humano. Quiero laburar toda mi vida con ellas porque nunca me pasó algo igual. Te diría que son mi familia, pero es más que eso. Porque las elijo.

Ballarini: —Es la sensible. Rápida y sensible.

Metili: — Rápida y sensible. Malena Guinzburg, el unipersonal.

(Risas).

La entrevista completa a Las Chicas de la Culpa

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