Hay quienes creen que los 11.11 -es decir, cada 11 de noviembre- se abre un poderoso portal energético que habilita una posibilidad de cambio en la evolución y hace fluir un caudal de data para aumentar la percepción y expandir la conciencia. El 11 de noviembre de 2016 vio la luz “No vendo trap”, primera canción de Duki y punto de partida para una generación de artistas que supo entrar por ahí mismo para darlo vuelta todo.
6 años y un día después, mientras uno de sus ídolos Travis Scott está haciendo su debut porteño en otro rincón de la ciudad, el rapero está cerrando una serie de cuatro canchas de Vélez agotadas: lo vieron en total unas 180 mil personas, récord desde todo punto de vista para el rap argentino. Y claro, los versos de aquella grabación pagada con una victoria en El Quinto Escalón, fueron uno de los más festejados de la noche, ahora en clave nü-metal.
Los devotos de esta religión saben que el 11 del 11 además es especial por otros hitos, como el final (en 2017) de esa competencia-semillero que se celebraba domingo por medio en el Parque Rivadavia y también por los discos de Ysy A publicados en esa fecha, desde 2018 hasta hoy (Ysysmo, su cuarto larga duración, salió el último viernes). ¿Qué tan diferente pudo haber sido la historia sin ese kilómetro cero?
“Es una leyenda viviente el Duko, hermano. Siempre voy a agradecerle por mi y por todos nosotros”, dijo Bizarrap después de soltar su remix bolichero de “Malbec”. “El primer rapero de nuestra generación en llenar una cancha”, lo coronó Ysy antes de que se concrete la vuelta de Modo Diablo y Duki aprovechó para mandarle “un enorme sharau” a Wos, quien semanas atrás hizo lo propio en Argentinos Juniors. “Él fue uno de los padres que abrazó esta cultura. A cualquiera que hacía freestyle le tiraba apoyo. Y miren donde estamos ahora, no lo puedo creer”, había celebrado Paulo Londra la noche anterior, con un fernet viajero en mano. “Gracias por lo que hiciste por nosotros, amigo”, le tributó Nicki Nicole después de su co-protagónico en “YaMeFui” y antes de proponerle su saludo especial de seca invisible.
No hay quien no reconozca la virtud abrecaminos de este rapero nacido como Mauro Ezequiel Lombardo, nacido para ser el líder carismático de este movimiento. Y como patentó en “Givenchy” -con el que abrió la noche y que después completaría sobre un ring montado entre el campo delantero y el general-, inspira a casi toda esta multitud: “Hice que quieran ser raperos”, gritó mientras un inquieto juego de luces violetas pretendían emular un viaje de codeína con lima, otrora combustible de esta música.
“Está bueno el amor, está bueno estar enamorado. Pero el trap esta bueeeeno, también, eh. Les mando un beso a los que decían que esto era una moda. Gracias por sostenernos en el tiempo, mi gente”, saludó Duki apenas después de despachar con unos piquitos cariñosos a su novia Emilia (la otra mitad de la versión balada de “Como si no importara”) y antes de recibir a Obie Wanshot, “uno de los tíos del trap”, para la agitada “H.I.E.L.O.”. Adentro del pary, afuera de la calle se escucha cada vez más fuerte esta voz que parece difícil de detener.
Sin embargo, las cosas no siempre salen a pedir de boca y el (Modo) Diablo puede meter la cola: en el momento exacto en que se volvieron a alinear los planetas de Duki, Ysy A y Neo Pistea, es decir Modo Diablo en pleno después de más de tres años separados, para “TRAP.N.EXPORT”, fallaron los retornos y no le encontraban la vuelta a la pista. Después de dos intentos, se olvidaron de que estaban en un estadio repleto y salieron arando a capella, como si fuera una madrugada húmeda en Palermo Club, cuando todo esto del trap masivo era menos que un sueño imposible. “Me quedan defectos por corregir”, admiten justamente en ese tema, porque el que avisa no traiciona. Luego de una ovación, lograron corporizarse como lo que alguna vez fueron para la expansiva “Quavo” y la desgarradora “Vuelta a la luna”, dos estilos opuestos que le sirvieron de molde a las siguientes camadas de artistas (como Tiago PZK, fiel discípulo que estuvo presente esta noche en “Además de mí”).
El retorno de Modo Diablo fue a cuentagotas y adelantado en las redes sociales. En el show, el hilo conductor fue Rei, invitado para su “Pininfarina remix” (con Neo, pionero del trap en Argentina) y en “Pintado” (lo atrajo a Ysy, fundador de El Quinto Escalón, con su brilloso outfit de blanco espacial). El corolario fue con “Tumbando el club” -con los MD + Obie-, la cual hicieron dos veces después de una interrupción por unos desmayos entre el público.
Con su banda saliendo o entrando (Andy Vilanova en batería y percusión, Yesan con las guitarras, Julián Montes en bajo y Asan al mando de las perillas y la segunda voz), Duki caminó firme por las plataformas como para sorprender a los fieles (“Mi chain de Roque”) y complacer a quienes vinieron por los hits reggaetoneros (“Unfollow”, “Antes de perderte”), dos aspectos que se vieron subrayados con la presencia de los invitados internacionales: Fuego (“Sigo fresh” y “Cereza”), De La Ghetto (“Si quieren frontear”) y Eladio Carrión, quien después de “Sin frenos” se animó a hacer a viva voz su “BZRP Music Session #40″ con el coro de Vélez como segunda.
“Vienen estos artistas de afuera, que ya tienen un movimiento armado y ven lo que pasa acá: lo zarpado que se genera, zarpado el amor de la gente, como cantan, como saltan. Si ustedes no nos bancaban a nosotros, nosotros no íbamos a tener forma de llegar afuera y afuera tampoco nos iban a bancar”, analizó Duki como para hacer parte a su público de este gran triunfo, que esta noche redondearía con “Hello Cotto”, última en la lista de un show de casi tres horas. “Gracias por hacerme el hombre más feliz del planeta”, se despidió Mauro con una sonrisa que ningún problema de sonido le puede borrar. Además, es probable que ya esté saboreando el futuro, con la mira puesta en su siguiente conquista.
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