En Los 8 escalones, los participantes suelen contar historias de vida que emocionan a los televidentes. Porque claro, muchas personas se anotan en el ciclo de El Trece para poder ganar el millón de pesos y así cambiar su realidad. En este caso, conmovió a todos los televidentes y en especial a Carmen Barbieri, una de los jurados del ciclo, lo que relató la última ganadora, Laura Robirosa, cuando se quebró al revelar para qué usaría el dinero.
“Hace dos años que estoy sin ver a mis hijos y el dinero es, en parte, para poder instalarme en Dinamarca donde están ellos e intentar llevar mi pelea desde el país en el que están”, contó la participante de Misiones con la voz quebrada. Enseguida aclaró que sus hijos de 7 y 8 años están viviendo en el país europeo con su padre, y que ella, al tener una mala separación con él tuvo que volverse a Argentina y está incomunicada de sus nenes.
Entonces Carmen, también con lágrimas en los ojos, le aseguró que su sueño se iba a hacer realidad. “Los hijos son lo mejor que tenemos en la vida, está bien que luches desde acá o desde donde sea, pero siempre seguí luchando por ellos”, le aconsejó visiblemente emocionada a la participante de 32 años.
A los pocos minutos, Laura participó de la final junto a otra contrincante y la sorpresa fue mayor cuando Diego Angeli, el jurado que se ocupa del tema Meteorología, indicó ante las respuestas de las dos mujeres: “¡Se terminó el juego!, hay una correcta”. Ante la mirada atenta de todos, Angeli anunció que la opción correcta era la “D”, exactamente la que había señalado Laura, lo que la convirtió en la ganadora del millón de pesos que tanto necesita para poder viajar a Dinamarca y reencontrarse con sus hijos.
Pero no todos los participantes del juego de Los escalones apuestan a seguir jugando por más dinero. Hace pocos días, sorprendió el caso de Sebastián, un empleado del área de sistemas de una empresa de seguros. Durante el programa, se supo que había contestado el 95 por ciento de las preguntas antes de ingresar y que pensaba utilizar el dinero para su objetivo de comprar un departamento.
En ese momento, Sebastián fue realizando su recorrido con aplomo y tranquilidad y subiendo escalones hasta llegar a la final. Hasta allí, no había cometido ningún error y con esa confianza se enfrentó al jurado integrado por los habituales Carmen Barbieri, Martín Liberman, Nicole Neumann y Santiago Do Rego y el invitado de cada programa, en esta ocasión el músico santiagueño Peteco Carabajal.
El participante inició la ronda final con la misma seguridad con la que había subido los escalones. Fue sorteando las preguntas hasta que la ronda se detuvo en Liberman y su temática deportiva. Por entonces, Sebastián tenía seis luces verdes, que significaban otros tantos aciertos, mientras que Alan, su contrincante, llevaba tres. Como quedaban cuatro preguntas, la situación era de un eventual match point. En caso de responder de manera correcta y no hacerlo su rival, automáticamente se convertiría en ganador.
Y eso fue lo que ocurrió. El periodista deportivo preguntó por el equipo argentino en el que había jugado el exrugbier Gonzalo Quesada, y Sebastián eligió Hindú. “Todas, todas luces verdes. Inédito, nunca ocurrió”, exclamó Kaczka. “Final perfecta, siete de siete. Recorrido perfecto. Solo en alguna aproximación no estuviste perfecto”, acotó Liberman, mientras Sebastián agradecía con la mirada, ya con el cheque en mano, y recibía las felicitaciones de Alan.
“Estos dos millones los tenés, no te los saca nadie. Te lo comiste al juego, ningún error. Si te veo así, me parece que tenés ganas de empezar de nuevo”, interpretó el conductor pero su intuición esta vez le jugó una mala pasada. “No, la experiencia es única pero no. Le dejo el lugar a Alan”, señaló ante la sorpresa general el ganador. Y explicó sus motivos.
“Siempre dije que si participaba y llegaba a ganar, que no iba a seguir. Lo más justo es que gane una persona y le ceda el lugar al resto dejarle el lugar a otro porque todos tenemos necesitamos las mismas oportunidades”, sentenció ante los aplausos del público.
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