Gladiador: el tigre que atacó a Crowe, el actor que murió en la filmación y la vestuarista que no soportaba al protagonista

Se estrenó en el año 2000 y al año siguiente ganó cinco de los 12 premios Oscar a los que estuvo nominada. El neozelandés interpretaba a Máximo Décimo Meridio, un general hispano del ejército del imperio romano. El personaje lo consagró, aunque en la filmación sus compañeros preferían no lidiar con él

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Russell Crowe ganó el
Russell Crowe ganó el Premio Oscar a Mejor Actor por su rol en Gladiador

“Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del Norte, general de las legiones medias, fiel servidor del verdadero emperador, Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la próxima”. “Cuando dé la señal que se desate el infierno”. Alcanza con escribir estas frases para que el lector avezado y cinéfilo sepa qué película protagonizará hoy nuestra crónica: Gladiador. Lo increíble es que esas frases que quedaron grabadas en la memoria surgieron de un guion que el protagonista consideraba “malísimo, una bosta literaria” y que, en su proyecto inicial, contaba con apenas 21 páginas. Un guion que lograría el Oscar al mejor guion, a la mejor película y que, pese a que en la filmación casi lo mata un tigre, llevaría a Russell Crowe al estrellato. Porque como dijo el general Máximo: “No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar.”

Si bien hoy resulta imposible imaginar a otro Máximo que no sea Crowe, el actor no fue la primera opción sino Mel Gibson que rechazó el papel porque protagonizaría El patriota. Alguien sugirió el nombre del neozelandés que hasta ese momento no era muy conocido en el planeta Hollywood, pero tenía “la intensidad, la gravedad y la fuerza” necesarias para encarnar al general. Cuando a Crowe le llegó el guion dudó en aceptar y no solo por lo escueto. “Pensé que no era una película, pero luego un productor me dijo: ‘estamos en el año 184 y eres un general romano que será dirigido por Ridley Scott’. Aquello fue suficiente para que quisiera hablar con Ridley. El problema es que yo acababa de protagonizar El dilema, estaba gordo, no tenía pelo porque me lo había rapado para llevar puesta una peluca. No tenía pinta de general romano”, explicó.

 El Coliseo que aparece
El Coliseo que aparece en Gladiador y donde lucha Crowe está en Malta y es una réplica del original. Únicamente fue necesario construir un tercio del anfiteatro, y el resto se incluyeron de forma digital.

El actor finalmente aceptó. Lo bien que hizo porque Hollywood se rindió a su interpretación y ganó el Oscar a Mejor Actor. Lo increíble es que si como Máximo las multitudes romanas lo amaban, como Russell sus compañeros de trabajo preferían no andar lidiando con él.

Según cuentan, el actor hablaba poco y con pocos y cuando abría la boca no paraba de quejarse. El productor ejecutivo Branko Lang llegó a asegurar que “era un poco tonto” y Ridley Scott confesó que le hubiera retorcido el cuello en más de una ocasión. Es que cuando a Crowe algo no le gustaba no se esforzaba por disimular. Varias veces tiró al suelo el guion enfurecido con el texto o abandonó alguna reunión asegurando que estaba perdiendo su tiempo.

Cuando en la película vieron a ese apuesto gladiador, más de alguna amiga envidió a la diseñadora de vestuario, Janty Yates. Pero ella aseguró que no volvería a trabajar con él, lo demostró cuando lo calificó de “idiota”, después de que él criticara su trabajo y diera un golpe sobre la mesa. Es que la tarea de Yates no había sido una changuita. Solo para el protagonista, confeccionó cuatro trajes y cuatro para su doble ya que el mismo modelo debía aparecer limpio, con barro o ensangrentado en diferentes escenas. Además del diseño impactante y coherente con el tiempo histórico, debía lograr que el actor estuviera cómodo, sobre todo a la hora de realizar los movimientos y las coreografías de batalla. Por ello, la mayoría de las piezas de la armadura fueron confeccionadas con goma espuma, pero el acabado que consiguieron logró que parecieran de metal.

Gladiador cuenta la historia Máximo,
Gladiador cuenta la historia Máximo, general romano que desea volver con su familia y que se encuentra con el deseo del emperador para que herede el poder. Esto hace que el hijo del emperador, Cómodo, ordene matar a su familia. Máximo escapa a la muerte y regresa a Roma como gladiador para vengar la muerte de su familia.

Aunque el actor podía ser insoportable también tenía buenas ideas. Le propuso a la diseñadora que en la armadura quedara constancia de todas las victorias que conseguía su personaje. Por ello, Yates añadía a la coraza una nueva figura tras cada éxito en la arena de Máximo. La armadura se elaboró en cuero negro endurecido y los elementos o piezas de victorias que la adornan se elaboraron con un material que imitaba la plata.

Yates además lidió con un pedido del director. Las armaduras debían aparecer abolladas y viejas ya que los legionarios en épo­ca de guerra apenas se las quitaban. Para lograr el efecto “desgaste” se usó óxido, verdín y baños de barro lo que lució espectacular en pantalla pero fue una pe­sadilla para los casi 3.000 extras que las usaron. En total Yates confeccionó más de 10.000 trajes para todo el reparto y los extras. Además tuvieron que fabricar unas 27.000 piezas de armadura en un periodo de 3 meses. Cuando le dieron el Oscar al Mejor Vestuario quizá su madre le dijo que además debía recibir el de “la santa Paciencia”.

Los estudios destinaron 100 millones
Los estudios destinaron 100 millones de dólares para la película protagonizada por Russell Crowe

El mezclador de sonido Ken Weston también integró el equipo de los “no quiero lidiar con Crowe”: el actor se negó a usar un micrófono oculto debajo de su armadura. Ken resolvió el problema conectando el dispositivo a la armadura del soldado con el que compartía escena. El neozelandés hasta se metió con el trabajo del herrero. “La espada es larga porque Máximo es un oficial de caballería’”, le explicó el hombre cuando el actor cuestionó el diseño. A lo que Crowe respondió “ese no es el tipo de personaje que interpreto. ¿No has visto ninguna de mis películas?”. “A decir verdad, nunca he oído hablar de ti” fue la respuesta del herrero y esa cachetada de humildad fue más certera que una piña en el mentón.

“Crowe tiene fama de comportarse como el personaje que interpreta”, lo justificaban algunos y como en Gladiador hacía de general, infirió que las órdenes las daba él. O eso pensaba. De hecho, hasta desoyó a los especialistas y decidió hacer varias de las acciones de riesgo. Semejante nivel de exigencia o de pesadez tuvo sus consecuencias.

En las escenas recreadas en
En las escenas recreadas en el Coliseo se usaron animales reales. Muchos actores resultaron lesionados en la grabación de las escenas,(Gettyimages)

La escena del Coliseo se filmaría con un rinoceronte pero como a efectos prácticos resultaba imposible -convengamos que no son animales muy obedientes- se los cambió por tigres reales. Se pensó en felinos entrenados en Estados Unidos pero como no cumplían con los permisos que se precisaban fueron sustituidos por otros entrenados en Francia. Aunque entrenados, no dejaban de ser animales peligrosos por lo que se decidió ubicar a un domador tras la cámara y armado con dardos tranquilizantes por si algo fallaba. Le dijeron a Crowe que la escena la haría un doble y él se negó. Scott le contó al periódico Variety que pese a los recaudos, Crowe casi fue herido por uno de los tigres. “Había dos tipos con una cadena fijada a una argolla del piso para controlarlos. Russell dijo ‘Ok, libérenlos’ y cuando se lanzaron y él rodó a un lado, estuvo muy, muy cerca de ser atacado”.

No fue el único momento de peligro. En la batalla en el bosque, uno de los caballos se asustó y lanzó a Crowe contra unas ramas. Terminó con un corte en la cabeza y varios puntos de sutura. Pero además se quedó sin sensibilidad durante dos años en el dedo índice tras una pelea de espadas, se rompió un hueso del pie, agravó una lesión que tenía en el tendón de Aquiles, se sacó algunos tendones del bíceps y se fracturó un hueso de la cadera. Después de terminar algunas jornadas, el actor aseguraba que se sentía como si hubiera jugado un partido completo de futbol americano.

Las críticas coincidieron en que
Las críticas coincidieron en que el rol que cumplió el Phoenix fue fundamental para el desarrollo de la película. Su interpretación lo llevó a ser nominado como Mejor actor secundario para los premios Óscar de 2001,

Joaquin Phoenix tenía 25 años cuando fue el elegido para encarnar al emperador Cómodo. Tampoco era sencillo lidiar con él, tenía algunos berrinches como la vez que se negó a salir del camerino para grabar ya que “sintió que nada fluía”. “¡Será mejor que continúes con tu maldito trabajo”, le increpó Ridley Scott, a lo que el actor respondió: “Ese era el fuego que necesitaba. No puedo fingir y decir ‘miren, estoy gritando ahora’. Yo sé cuando pierdo el momento o no”. Pero por otro, maravillaba a todos como el retorcido emperador tanto que ajustaron el guion para que tuviera más presencia. Phoenix compararía a su personaje con “un pibe problemático… vulnerable y triste en un momento, y al siguiente embarcado en un berrinche”. Más de uno habrá pensado que no hablaba de Cómodo sino de él.

En el equipo de “qué placer trabajar con ella” estaba Connie Nielsen. La actriz era erudita en el periodo histórico de la Antigua Roma, tanto que el equipo de producción solía consultarla sobre ciertos aspectos históricos.

Para el personaje de Lucilla
Para el personaje de Lucilla se realizaron 14 vestidos diferentes confeccionados con seda, gasa, organza y rasos. Todos fueron confeccionados a mano y bordados con hilos de oro.(Gettyimages)

Oliver Reed fue otro de los actores que no era un problema hasta que lo fue. El actor encarnaba a Antonio Próximo, el entrenador de gladiadores que formaba a Máximo. Reed era una persona simpática, que conocía el nombre de todos y siempre tenía algo amable para decir si… estaba sobrio. Se llevaba bien con todos, excepto con… Crowe. “Me dijo algo así como que no se llevaba bien con él”, recuerda el actor Omid Djalili. “Le pregunté por qué, y me dijo que le recordaba demasiado bien a él mismo cuando era más joven. ‘Es como yo, un bebedor, un salvaje que no se banca ninguna mierda. No puedo estar cerca de esa gente, ¿vos sí?’. Siempre mostraba buen humor sobre el asunto, pero sé que una vez que terminaban una escena no se hablaban. Si había tres sillas, yo me sentaba cerca de Reed y Russell Crowe se sentaba bien lejos”. Reed y Crowe podían no soportarse, pero sus escenas juntos son intensas y conmovedoras, lo que demuestra que cuando tenían que actuar, actuaban.

El 2 de mayo de 1999, a Reed le quedaban solo dos días de rodaje y decidió comenzar la jornada bebiendo tres botellas de ron. A la noche se metió en un bar y no tuvo mejor idea que aceptar el reto a una competencia de bebida que le hicieron cinco marineros. Bebió ocho pintas de cerveza, 12 rones dobles, media botella de whisky y se desplomó. Ganó la apuesta pero perdió la vida.

La cuenta del bar donde
La cuenta del bar donde murió Oliver Reed no llegó a ser pagada. Todavía se conserva en un marco decorativo del bar “The Pub”, que después de la muerte del actor cambió su nombre al de “Ollie’s Last Pub” (“El último pub de Oliver”).

A la tragedia de su muerte se sumó que no habían filmado su escena final, que para colmo era crucial en la película. Hubo que reescribir el guion con un nuevo final para su personaje que realizaron con tomas descartadas y reutilizadas digitalmente. Todo costó apenas cuatro millones de dólares.

La película se estrenó el 18 de mayo de 2000. Los espectadores salían fascinados con esa historia que como quería su director “hablaba de un imperio romano en toda su gloria y maldad”. Gladiador rescató el género de “espadas y sandalias” que, desde los días de gloria de Ben Hur y Espartaco, no había sido comido por los leones pero sí por Rambos y Terminators. Gladiador tenía un aire entre épico y melancólico, acentuado por la banda de sonido de Hans Zimmer.

Ya sea por la música, por el mundo que Scott logró recrear o por la actuación -y admitamos, también la pinta- maravillosa de Crowe, la película sigue emocionando. Quizá lo que conmueve es que Máximo no quería ser un general ganador de mil batallas, un gladiador ovacionado por la multitud ni siquiera quería ser el objeto de deseo de una mujer hermosa sino que lo único que anhelaba era volver a encontrarse con su esposa, con su hijo en ese lugar llamado hogar y donde nadie lo molestara mucho. La película muestra que la multitud muchas veces aplaude y hasta pide sangre y la violencia, porque quizá en su vida cotidiana cuando cada persona deja de ser multitud siente que, como dice el protagonista, “estoy cansado de ser fuerte”. Quizá lo que atrapa es que por un ratito Gladiador nos hace creer que a veces es posible ver “a un esclavo volverse más poderoso que el emperador de Roma”, aunque todos sepamos que, como también asegura Gladiador, “a veces hacemos lo que queremos hacer. El resto del tiempo lo que tenemos que hacer”.

Gladiador aumentó el interés por
Gladiador aumentó el interés por las películas y series ambientadas en Grecia y Roma, pero también creció la venta de libros de ficción e históricos sobre estas civilizaciones.

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