En su paso por Los 8 escalones de los dos millones, Hernán Cañete se conmovió al recordara a su pareja, con quien iba a casarse, y que falleció meses antes de que se consume el matrimonio. Estaban juntos hace cuatro años y fue como le dijo Carmen Barbieri, “un gran amor”.
El participante tiene 33 años, es maquillador y drag queen, incluso fue al programa de Guido Kaczka con un look muy particular: párpados pintados de violeta, collar de perlas, una boa de plumas de colores y camisa floreada roja y blanca. Es de Ituzaingó y le gusta andar en rollers: “A veces, salgo a cualquier hora, así vestido, suelo usar ropa llamativa”.
El anfitrión del ciclo iba a hacerle una pregunta, cuando se percató que el concursante no paraba de acariciar con su mano un colgante, una especie de amuleto, y como lo hace cada vez que observa algo así, le preguntó qué era: “Un collar de kuarzo, el último regalo de mi marido antes de fallecer, él lo vendía teníamos una santería y le insistía que quería el collar, la piedra, un día, por cansancio me lo regaló”.
Entonces Carmen la preguntó si estaban casados legalmente. “No llegué a casarme”, respondió y contó: “Falleció hace cinco meses, en mayo, y nos íbamos a casar en septiembre”. La jurado quiso saber si se había tratado de “un gran amor” y él asintió y contó que estuvieron cuatro años juntos.
Además de la actriz, Martín Liberman, Nicole Neumann que celebraba su cumpleaños, Jimena Monteverde y Leticia Sicilini, la jurado invitada que en la final preguntó sobre cine y teatro, se mostraron compungidos por la historia.
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Todos los días aparecen historias de vida fuertes que logran conmover al conductor, al jurado y al público. La semana pasada, Jorge batió el récord al llevarse nada más ni nada menos que seis millones de pesos, el que más obtuvo hasta ahora, y sorprendió al decidir dejar de jugar. “Esto es algo totalmente impensado, ni en el mejor de los sueños pensé que podía llegar a esto. La tensión es muy grande. El deseo de seguir está, pero hasta acá llegué”, dijo cuando Guido le preguntó si lo esperaba en la siguiente emisión.
Al día siguiente de llevarse el premio mayor, estuvo en Nosotros a la mañana: “El primer programa, por un orgullo tonto, quise mantenerme parado, y al tercer escalón ya no daba más”, contó Jorge en diálogo con el programa matutino. “Estaba pensando más en que estaba temblando a estar concentrado en las preguntas. Y, a partir de ahí, me dieron la silla”.
“El tema de las preguntas, algunas las sabía, y otras era cuestión de estar tranquilo y deducirlas. Confieso que hubo una que no la sabía y la pegué de suerte, porque en esto también tiene que ver la suerte”, reconoció el jugador y se definió curioso: “Siempre fui de leer mucho, de ver, de investigar”.
Sobre cómo llegó al ciclo de El Trece, recordó: “Me quise anotar montones de veces, porque el programa siempre me gustó. A veces, antes de ir a dormir, iba a la computadora y me anotaba. Sé que cada día se anota un montón de veces, y supongo que el sistema, que es a suerte y verdad, en algún momento me llamaron por insistir”.
Al momento de decidir no jugar más, su mujer lo estaba abrazando, y él develó la breve charla que tuvieron y cómo ella lo apoyó: “Ella entró llorando, por lo que me contagió naturalmente. Y me vio un poco alterado, por eso me preguntó: ‘¿Vas a seguir?’. Y yo estaba tan tenso en ese momento, la procesión va por dentro. Y le dije: ‘Tengo un dolor en el pecho, si sigo me va a dar un infarto’, porque estaba muy tenso. Y le digo: ‘¿está bien?’, y me dijo que sí”.
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