Por estos días la familia Medina, oriunda de González Catán, está revolucionada. Y no es para menos: Thiago, uno de sus integrantes, participa de Gran Hermano 2022. Y lo está haciendo con gran suceso: para muchos, este adolescente -todavía lo es, con sus 19 años- es el gran candidato a quedarte con esta flamante versión del reality que Santiago del Moro conduce en Telefe. Con su simpatía y una historia de vida repleta de carencias, resiliencia y sacrificio, supo ganarse al público pero también a sus compañeros en este encierro televisivo.
“Thiago siempre decía que lo íbamos a extrañar, porque él es la alegría de la casa, decía. Y tiene razón...”, contó Camila, su hermana mayor, desde un móvil que brindaron desde su casa para el programa LAM, de Ángel De Brito. “¡Pero tienen que estar contentos! La está pasando bien tu hermano”, le sugirió Nazarena Vélez, una de las panelistas. “Sí, sí, la está pasando bien -admitió Camila-. Yo estoy feliz, pero hace una semana que no está, y me preguntó ‘¿Dónde está Thiago?’, y lo veo por la tele...”. La joven no pudo evitar la emoción.
Andrea Taboada, otra de las panelista, quiso saber entonces cómo hacen los Medina para ver al hijo pródigo: “¿Y cómo es la rutina? ¿Lo ven las 24 horas? ¿Se van turnando?”. “No, no, no... Porque no tenemos Internet en casa, y apenas llegamos con los megas... (Además) trato de no ver porque me pongo mal. Me puse mal la última vez que lo vi, cuando Tomás (Holder) dijo eso que me partió el alma y que me hizo percha: cuando lo dejó de lado y (Thiago) se puso a llorar. Yo creí que ahí se iba a ir. Pero ahora veo que está jugando”.
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Camila contó que era ella y una de sus hermanas -Brisa, melliza del participante de GH- quienes originalmente tuvieron la idea de entrar al reality. “Justo vino Thiago y le pregunté si se quería anotar. ‘¡No! ¿Para qué? Si es todo mentira’, me decía”. Al fin, se anotaron los tres. “Fue una joda. ¡Y mirá qué bien que salió la joda...!”, bromeó la hermana de el gran favorito, quien contó que está orgullosa porque a los 28 años pudo terminar la secundaria, dos meses atrás. Además, es la portera en la cooperativa de un colegio. “Después van a decir: ‘Esta es planera’. Y no, yo trabajo: me levanto a las 8 de la mañana y a la 1 estoy en casa”.
Ante la consulta del conductor sobre los comentarios maliciosos en las redes -que ella prefiere no leer-, Camilia aseguró que Thiago no busca “victimizarse” al contar su historia de vida. “¡Jamás!”, dijo, con firmeza, descartando cualquier especulación de su hermano. Julio Medina, su papá, tomó entonces su palabra: “¡Thiago es un ángel! Es pobre porque no tiene plata, pero es rico porque tiene un corazón de oro”, afirmó el hombre. Minutos después, rompió en llanta: “Lo extraño horrores. Él sabe que yo lo amo con el alma, y él a mí también”. “Toda la vida nos humillaron porque no teníamos nada. Y acá estamos: mal o bien, estuvimos siempre juntos...”, agregó Camila, entre lágrimas, al hablar de la muerte de su mamá.
Thiago Agustín Medina trabaja en el Mercado Central y también es cartonero. Vive con su papá y sus nueve hermanos en la misma viviendo desde la que Camila hizo el móvil con el ciclo de América. “A los ocho años falleció mi mamá y quedamos nosotros dándole para adelante. Lo primero que haría si gano el premio es arreglar mi casa para que mis hermanos tengan una buena comodidad”, reveló, antes de ingresar al reality.
En el móvil también habló Lucía, la última novia de Thiago. “Cuando él entró, hablamos para separarnos y que no haya pelea ni nada. Está todo bien entre nosotros. ¿Si está con libertad de acción? Digamos que sí...”, dijo, pícara. “Yo le dije que cuando lo vea con alguien, iba a entrar y lo iba a sacar a patadas en el... (risas). Se lo dije jodiendo. ‘Es todo por rating, amor’, me decía”.
Se conocieron trabajando juntos en el Mercado Central y salieron siete meses: “Yo me hacía la difícil hasta que...”, recordó. Una semana antes de que arrancara Gran Hermano, esta historia de amor quedó en pausa. “Yo lo estoy esperando, pero depende lo que él quiera hacer cuando salga...”, concluyó Lucía, un tanto resignada.
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