Solo Agustina Sol Pereyra, Alma Pellegrini, Nicolás Reyna y Sofía De Blas saben lo que sienten a horas de la definición de Canta Conmigo Ahora. En poco más de dos meses, sus nombres, sus caras y sus talentos se vieron potenciados por el show que conduce Marcelo Tinelli en la pantalla de El Trece y que les abrió las puertas del gran público. Y que esta noche competirán por el premio mayor de 10 millones de pesos.
Los números fríos dicen que quedaron entre más de 200 que pasaron por la pista de los estudios Polka en Don Torcuato. Pero la cifra se remonta a los miles que participaron de los castings por todo el país, los que lo siguieron por televisión, los que los conocieron en las redes sociales. Lo que no es tangible son las ilusiones, los nervios de la previa, la emoción hasta las lágrimas después de sortear cada paso, las miradas con los incondicionales que los alientan desde la platea y que, como suele pasar, sufren más que ellos.
Hasta aquí los puntos en común de los finalistas, que traen sus estilos, personalidades y orígenes bien diferenciados. Y en esos pequeños detalles construyeron el diferencial a lo largo de una competencia que marcó un elevado nivel promedio en las interpretaciones. A partir de esta noche, empezarán a definir su futuro. Primero quedarán tres, luego serán dos y finalmente el público tendrá la decisión de consagrar al ganador o ganadora de la primera edición de Canta Conmigo Ahora. Y para repasar sus caminos, y por qué no, para ayudar a definir el voto, un repaso en estricto orden alfabético de los cuatro finalistas
Agustina Sol Pereyra
“Mi nombre es Agustina Sol, tengo 23 años, soy de Monte Castro y soy profesora de canto. Vengo a mostrarle mi amor al arte y a demostrar que hay que tener coraje para seguir el camino que uno quiere”. Con estas palabras, algo tímidas y nerviosas por el debut, la joven se presentó por primera vez ante los 100. Unos minutos después, tenía a 93 de ellos en pleno éxtasis, mientras retumbaba en sus oídos una conmovedora versión de “Malo”.
El clásico de Bebe hizo parar hasta a Alejandro Paker, el exigente jurado que la eligió como su favorita, una convicción que sostuvo hasta las instancias finales. No fue el único, claro, y la joven porteña fue sumando adeptos a ambos lados de la pantalla. Con el correr de las galas, se fue soltando y desarrolló todo el potencial escénico que había despuntado aquella primera vez. Hizo de la canción española su caballito de batalla y la llevó al máximo de sus fronteras, del “Corazón partío” de Alejandro Sanz al “Ven, devórame otra vez” de las Azúcar Moreno. Y matizó con boleros y hasta con una irreconocible y personalísima versión de “Me vas a extrañar”, muy lejos de la popularizada por Damas Gratis.
En escena, Agustina es la más teatral de los cuatro finalistas y esta característica le puede sumar algún puntito extra a la hora de la definición. Se sabe, cada jurado tiene su propia vara para calificar y para lo que alguno puede ser un plus, para otro puede ser el detalle que defina su voto negativo. A su familia, no le interesa la cantidad sino la calidad. “No importa si hace 100 puntos o hace 50, lo que nos hace sentir orgullosos es lo que le dicen”, aseguró Carina, su mamá, en una de las últimas galas.
Para fortuna de los suyos, y para el placer de los que la disfrutan a través de la pantalla, muchas veces los números y las palabras van de la mano. “Verla reír ahora es como verla reír cuando tenía cuatro años”, agregó Carina, siempre presente en el estudio. Fanática de Freddie Mercury, profesora de canto, algo despistada a la hora de acordarse la letra, Agustina Sol buscará dar pelea hasta el final.
Alma Pellegrini
La joven de 21 años, oriunda de Villa Constitución en la provincia de Santa Fe, empezó a hacer ruido desde las tribunas. Con la compañía incondicional de sus familiares y amigos, cada una de sus presentaciones estuvo acompañada por aplausos y ovaciones ni bien Marcelo Tinelli mencionaba su nombre. Pero no tardó en brillar con luz y voz propia y con paso firme se metió en el grupo de los cuatro.
Alma se hizo fuerte en la amplia diversidad del cancionero pop y en la potencia estremecedora de sus agudos, algo que destacó el propio conductor. “A mí me gusta cuando vas bien arriba y rompés todo”, la elogió a pesar de que parte del jurado prefirió otros matices. “Polvorita”, como la definió Bahiano, hizo gala a su espíritu inquieto también en la elección de sus canciones, desde Ariana Grande hasta Queen, desde Miley Cirus hasta Madonna, de Jesse Joy a Fito Páez,
Con esta versatilidad, también una muestra de coraje al asumir riesgos, Alma fue venciendo esa timidez que afloraba en sus inicios y que con el tiempo se volvió pasado. El refugio, siempre, es la música, esa que escuchaba desde la panza de su mamá Paola en la guitarra de su papá Marcelo. Y que se convirtió en el combustible de sus días, bálsamo para los malos momentos; motor de las alegrías más profundas.
Mientras se define suerte en el certamen, empieza a probarse en la composición de sus propias canciones, buscando perfilar un concepto artístico. Y en esa búsqueda, agradece el gesto de sus padres de entender cuál es su pasión. “Ella es tenaz, orgullosa, trabajadora”, la definió Paola entre lágrimas en un video. Condiciones de sobra para acompañar su voz y soñar con el título.
Nicolás Reyna
Nicolás Reyna tiene 26 años, es de San Fernando del Valle de Catamarca y cuando arrastra la erre no hay ninguna duda al respecto. En sus pagos mostró desde muy pequeño sus intenciones musicales, primero balbuceando canciones en inglés en el jardín de infantes, hasta que un tío le enseñó los primeros acordes en una guitarra que era más grande que él.
Con el correr de los años, la música dejó de ser un juego. O siguió siendo otro, con reglas diferentes. Con aquellas bases sólidas, desarrolló un estilo propio, con base fuerte en la canción melódica en español de autores e intérpretes clásicos, como Ricardo Montaner, Luis Miguel, Franco de Vita y el Puma José Luis Rodríguez.
“Mi objetivo es cantarle desde el corazón y desde el alma”, dijo en su ya lejano debut en el certamen y sobre esa premisa construyó su andar. Al poco tiempo logró hacer parar a los 100 jurados con su versión de “La bikina”, que llevó a las lágrimas a Cristian Castro. Antes de subir a escena, se lo ve suele ver con los ojos entrecerrados, buscando concentración, vocalizando y repasando letras. Cuando suena el gong se transforma y envuelve a todos con el tono carismático e irresistible de su voz.
Su mamá Patricia y novia Ana Paula hicieron todo lo posible para estar presentes en el estudio de Don Torcuato. Saben que están en representación de toda la humilde barriada catamarqueña, que sigue los pasos del hijo pródigo en televisión con la entrega absoluta de los que no piden nada a cambio. Se emocionan tan solo de verlo noche a noche cumpliendo su sueño de cantar. Pero Nicolás, bien adentro de su corazón persigue otros objetivos. “Canto para darle un futuro mejor a ellos”. En parte, o en todo, su misión ya está cumplida.
Sofía de Blas
Oriunda de Pilar, Sofía de Blas es cantante, actriz y coach vocal. También es traductora e intérprete de idioma inglés. Y estas características puestas en sintonía construyen el perfil artístico que mostró en Canta Conmigo Ahora. Su cancionero se estructuró alrededor de las grandes divas del pop internacional -Whitney Houston, Celine Dion-, baladas anglo noventosas y temas emblemáticos de películas.
Su andar en el certamen fue sólido y en una línea similar a la de Nicolás, construyó su camino apoyándose fundamentalmente en su voz, esa que el jurado elogió gala a gala. Y se propuso mejorar aquellas objeciones, como la presencia escénica, que logró sortear hasta lograr un dominio del escenario que se advirtió en las instancias finales, en las que los participantes cantaron junto a bailarines.
Fue por entonces, Sofi se dio un gusto de los grandes: compartir escenario con su pareja, Jano, el padre de su hijo Río, incondicionales ambos con su apoyo desde las tribunas. Así como lo hicieron tantas veces en shows privados, incluso en estudios de grabación, esta vez se probaron ante el grupo de los 100, y revelaron parte de su historia de amor.
“Nos conocimos cantando juntos”, señaló la participante y Jano saltó de la platea al escenario y empezó a interpretar “Shallow”, la canción que interpretaron Lady Gaga y Bradley Cooper en la película Nace una estrella. Al rato se sumó Sofía se sumó con su vozarrón y regalaron una pieza de arte en medio de la noche, un oasis entre los nervios propios de una instancia clave.
Productor al fin, Marcelo convocó a Jano para la próxima edición, pero para eso falta. Hoy es la noche de Sofía, que buscará terminar el recorrido que empezó con timidez. “Me presenté para probarme a mí misma que podía hacerlo y volver a conectarme con mi artista después de ser mamá, que quedó a un costado”, había señalado antes de debutar. Y vaya si lo logró, como sus cuatro compañeros que buscarán seducir por última vez a los 100 para poner la decisión en manos del público. Que en cuestiones artísticas, siempre es el que tiene la última palabra.
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