Es un año más que especial para Raúl Germán Biaggioni, mucho más conocido como Larry De Clay, uno de los históricos humoristas de Videomatch. Es que es el primero que no está en la televisión junto a Marcelo Tinelli, a quien sigue considerando un gran amigo, y además porque, a sus 61 años, se va a casar con su gran amor, Rosa Speratti, o como la llama él cariñosamente, “Rosita”.
“La propuesta fue en Miramar, en la playa, con Isabella, que es la hija de ella, y Santino, mi hijo más pequeño. Estábamos ahí tomando algo y de golpe me surgió esa necesidad. Le dije ´bueno, ahora que están los chicos acá, te quiero hacer una proposición´. Hubo un segundo de misterio, y le pregunté si se quería casar conmigo”, recuerda en diálogo con Teleshow, sobre el emotivo momento que vivió el último verano con su pareja, que tiene 45 años. Y detalla: “Los chicos saltaban de felicidad, ella también de alegría, porque fue muy sorpresivo. No lo había planeado, no tenía anillo, simplemente tuve esa necesidad de hacer eso ahí. Ella se emocionó mucho. Y después, en el teatro en Carlos Paz, estábamos haciendo función y Gladys Florimonte me apuró y tuve que hacer también la propuesta ahí”.
La boda será el viernes 14 de octubre al mediodía, el Registro Civil de San Isidro, y a la noche harán una reunión 100 invitados. “Esto fue en el verano, así que tuvimos que arrancar rápido a organizar y además imaginate la cantidad de gente que quedó afuera, porque si yo tengo que invitar gente... Marcelo está invitado, pero él no es de ir a muchos lados. Igual no pasa nada, me pasa también con algunos ex Videomatch que ya tenían trabajos pactados y yo les dije que los prioricen. Ningún afecto verdadero se modifica porque vengan o no a la ceremonia, los que me conocen ya lo saben”, aclara.
El flechazo
“Fue muy loco cómo nos conocimos”, destaca. Y relata el primer encuentro que tuvieron, allá por febrero de 2017, cuando se cruzaron en un evento que él organizó junto a su amigo Oscar Paz, para recaudar fondos para los hijos de Leo Rosenwasser, que había fallecido recientemente y atravesaban una delicada situación económica. “Armamos un show para juntar plata para ellos en Liberarte, enfrente del Teatro San Martín. Estaba ahí en el medio del salón, saludando gente y viendo que estuviera todo ok, y me empuja. Y cuando me doy vuelta, ahí estaba ella, buscando una silla para una persona amiga y chocamos ahí”, rememora.
Quedó tan impactado al verla que, más tarde, en los camarines, le preguntó a su amigo si era conocida suya: “Me dijo ´no, es una amiga de una amiga, ¿por?´, y le contesto ´no, no, nada´. Me había quedado pensando en ella y a los días me cruzo con esa persona por Facebook, y le dije ´mandale un saludo a tu amiga, la morocha, decile que me encantó´. Como un comentario al pasar, y él ya le quería pasar mi celular”. Finalmente, se concretó el tan esperado encuentro presencial. “Empezamos a charlar y la invité un día a Café La Humedad a escuchar tangos, esa fue nuestra primera salida, y acá estamos”. “Fue hermoso, y aparte muy loco, armando algo solidario para un amigo que ya no estaba y que los hijos lo necesitaban. Ella no iba a ir porque trabajaba todo el día, estaba muy cansada, pero como era algo solidario, fue. Esas cosas de la vida. Era el destino, nos teníamos que encontrar”, profundiza, muy enamorado.
Después, vino la convivencia. Aunque forzada por la pandemia, fue la prueba de fuego que los unió para siempre. “Estábamos cada uno en su casa y empezamos a convivir el 19 de marzo de 2020, el primer día de la cuarentena. Si pasamos la pandemia juntos, ya está. Elegimos eso, no sabíamos qué iba a pasar. Una cosa es cada uno en su casa y otra convivir, encima en cuarentena, encerrados”, comenta.
Familia ensamblada
Ambos ya venían de historias anteriores: él tiene cuatro hijos, y ella, a Isabella, que tiene 12 años y se lleva apenas diez días de diferencia con el hijo más chico del humorista. Afortunadamente, todo fluyó. “Mis hijos mayores la adoran y con Santino tiene la mejor onda, también con su hija. Y mi familia, mi madre, todos la adoran, y por suerte la familia de ella a mí. Así que en ese sentido estamos más que felices”. Aunque aclara: “Ampliar la familia, no, hasta acá llegamos” (Risas).
En cuanto puedan, concretarán la Luna de Miel. “Será en cuotas, en cuanto podamos, tenemos varios lugares planeados e invitaciones”, confiesa. Y cierra, entusiasmado: “Casarnos es reafirmar nuestra historia”.
—Si la tuvieras que definir en una sola palabra...¿cuál elegirías?
—Amor, el verdadero amor
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