Kramer vs Kramer, la película donde Meryl Streep descubrió que Dustin Hoffman era mejor actor que compañero

En 1979 los actores protagonizaron el mega éxito Kramer vs. Kramer. La película recaudó 100 millones de dólares y arrasó con los premios Oscar. Su filmación estuvo repleta de situaciones tensas y violentas como el cachetazo que fuera de libreto el actor le dio a la actriz

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Kramer vs Kramer, de Robert Benton
Kramer vs Kramer, de Robert Benton

Si la primera impresión es la que cuenta, la vez que Meryl Streep conoció a Dustin Hoffman no podría haber sido peor. Él dirigía una obra de teatro donde ella deseaba actuar. Ninguno era famoso pero los dos ya eran talentosos. Meryl se presentó a la audición. Hoffman desde la penumbra le pidió resolver la escena. Ella actuó y gustó, él pidió conocerla.

“Hola”, la saludó. Ella respondió con un: “Hola, soy…”, pero fue interrumpida por un eructo tan largo como grosero que lanzó el director. Lejos de pedir disculpas, se acercó y con una sonrisa más idiota que seductora, le manoseó los pechos. Estupefacta, atinó a empujarlo con una sonrisa forzada, mientras pensaba: “¡Qué cerdo tan detestable!”. Decidió no trabajar con él, y él tampoco con ella.

De ese desagradable primer encuentro pasaron varios años donde Dustin Hoffman protagonizó Papillon, El graduado y Todos los hombres del presidente que lo convirtieron en un actor famoso y requerido. En 1978, y luego de que Al Pacino rechazara el papel, Columbia Pictures lo convocó para protagonizar Kramer vs.. Kramer. La película narraba la historia de Ted Kramer, un exitoso publicista al que de un día para el otro su esposa, Joana, abandona y debe hacerse cargo de su pequeño hijo. La película era la adaptación de una novela de Avery Corman que había sido un suceso editorial dos años antes.

La película El graduado había cimentado la fama y el prestigio de Dustin Hoffman
La película El graduado había cimentado la fama y el prestigio de Dustin Hoffman

Elegido el protagonista faltaba la actriz principal. El director Robert Benton le ofreció el papel a Kate Jackson, una de las estrellas de Los ángeles de Charly, pero el poderoso Aaron Spelling le negó el permiso para participar. Faye Dunaway y Jane Fonda tampoco accedieron. Benton comenzaba a desesperarse hasta que el representante de Katherine Ross, otra de las actrices convocadas que no aceptó participar, le sugirió el nombre de Meryl.

Benton la convocó a una reunión junto con Hoffman. El día del encuentro el actor la saludó correctamente. Cuando a Meryl le contaron de qué se trataba la historia y cómo sería su personaje sintió que era una versión para adultos de Cruella de Vil. Joana Kramer era una mujer egoísta y superficial que de un día para otro y sin razón aparente abandonaba a su hijo y su exitoso marido. Pidió ahondar más en la psicología de esa mujer y advirtió que si no modificaban el guion, no aceptaría.

Cuando se retiró, Benton pensó que habían tenido la peor entrevista del mundo y que nunca se había cruzado con una actriz tan educada como inteligente a pesar de su nombre de “golosina danesa”. Hoffman solo dijo: “Es ella, no busquemos más”. Lo que lo había convencido no era la determinación de la actriz sino algo un poco más descarnado. Sabía que hacía poco había muerto John Cazale, el gran amor de la actriz, y la perdida que transitaba Meryl en su vida real sería ideal para transmitirla en la pantalla.

John Cazale y Meryl Streep
John Cazale y Meryl Streep

El primer día de rodaje Meryl y Dustin no compartieron ninguna escena. En la segunda jornada, el guion indicaba que ambos debían discutir. Al grabar, Hoffman decidió ir más allá de los gritos que señalaba el libreto y le propinó una cachetada que –literalmente- le dio vuelta la cara a Streep. La violencia y la sorpresa fue tal que el estudio enmudeció. Nadie se movió para increparlo a él, ni para defenderla a ella.

El rodaje siguió y el maltrato disfrazado de arte, también. Para que Meryl pudiera actuar el dolor de Joana, Dustin le recordaba continuamente la muerte de Cazale. Aseguraba que se comportaba así no de maldito sino porque seguía el método Strasberg que enseña que “la acción solo entra en juego una vez que el actor ha aprendido a reaccionar y a sentir”.

Amparado en “el método” y para lograr familiaridad también mantenía largas charlas con Justin Henry, el pequeño actor que representaba a su hijo. Pero así como lograba hacerlo reír con sus cuentos tampoco dudaba en asegurarle que se moría su perro para lograr que llorara. Luego de cada escena mantenía largas charlas con Henry donde analizaban qué habían hecho bien y mal. Henry, que había cumplido ocho años, fue nominado al Oscar por ese trabajo, aunque no sabemos si terminó en un psicólogo infantil.

Hoffman y Justin Henry que había cumplido ocho años
Hoffman y Justin Henry que había cumplido ocho años

Meryl mantenía largas charlas con Benton para introducir cambios en el guion porque seguía sosteniendo que su Joana era demasiado lineal. Argumentaba que la decisión de su personaje de abandonar a su hijo no era la de una desequilibrada maldita sino la de una mujer cansada de ser “esposa de” y “madre de”, pero nunca ella. Una mujer que lejos de creer en el instinto materno sentía que a veces hacía todo mal y que por eso creía que lo mejor para no lastimar a su hijo era abandonarlo. No era una mala mujer, sino en las malas. Por eso, solo cuando retoma el control de su vida es que pide la custodia del pequeño.

Benton escuchaba a su inteligente actriz y cambiaba el guion según sus sugerencias. Cuando esto ocurría Hoffman le recriminaba: “Meryl ¿por qué no dejas de llevar la bandera del feminismo y simplemente actúas?”. Ella actuaba pero no se callaba. En una escena en un restaurant Tedd/Hoffman debía discutir con Joana/Meryl. Hoffman decidió que en la escena y fuera de libreto lanzaría un vaso contra la pared en presencia de Streep. No se lo comentó a nadie, solo al camarógrafo, para que supiera donde apuntar su lente. Quería que fuera una sorpresa para conseguir una reacción más natural de su compañera.

La cara estupefacta de Meryl Streep es totalmente real. Cuando se escuchó “¡Corten!”, Meryl comenzó a sacar los fragmentos de vidrio que quedaron en su pelo y con una voz dulce pero fulminante le advirtió: “La próxima vez que vayas a salirte del guion, me gustaría que me avisaras”.

En esta escena Hoffman -fuera de guion- tomó su copa y la estrelló contra una pared
En esta escena Hoffman -fuera de guion- tomó su copa y la estrelló contra una pared

Benton no solo escuchaba los aportes al guion que hacia su protagonista femenina. Hoffman también sugería cambios. Es que en ese momento se estaba separando de Anne Byrne, su primera esposa, y estampó lo que sentía por su propio divorcio en el de los Kramer. Sus aportes fueron tantos que Benton le ofreció aparecer en los créditos finales como coguionista, algo que el actor no aceptó. Quizá lo lamentó cuando la película se llevó el Oscar en la categoría mejor guion adaptado.

La tensión en algunas escenas entre ambos protagonistas parecía más real que actuada. Tanto que Dustin llegó a decir que quería matar a su compañera. “No lo dijo en serio. Lo pensó en una escena. Pero con él todo es competencia. Es es lo que lo motiva: quién esta ganando. Y en esa película venía bien”, intentó desdramatizar Streep en una entrevista con Los Ángeles Times.

Hoffman y Streep lograron dos actuaciones inolvidables. Dustin reconocería que para esa época ya no era “el feo de la narizota que hacía todo lo posible por parecer guapo”. Sí contaría muchos años después que entre 1979 y 1982 vivió una de las peores épocas de su vida porque su madre estaba muriéndose, su agente había muerto, él se estaba separando de su esposa y, como su personaje en Kramer, no tenía idea de cómo relacionarse con sus hijos. “Mientras la filmaba yo realmente me estaba divorciando y mis propios chicos me necesitaban. Yo sentía como una obligación estar con ellos. Sin embargo cuando trabajaba con Justin, mi hijo en la ficción, me sentí más íntimamente unido a él que a mis propios hijos. Y eso probablemente sea porque... los hombres somos... unos cobardes”, reflexionaría con la periodista argentina Silvia Maestrutti en 1996.

Dustin Hoffman con su esposa Anne Byrne, de la que se estaba divorciando mientras filmaba Kramer vs. Kramer (Photo by Tom Wargacki/WireImage)
Dustin Hoffman con su esposa Anne Byrne, de la que se estaba divorciando mientras filmaba Kramer vs. Kramer (Photo by Tom Wargacki/WireImage)

Aunque parezca increíble fue otro personaje, Tootsie, ese hombre que se hacia pasar por mujer para conseguir un trabajo, el que logró hacerlo comprender más a las mujeres. “Fue la experiencia que más me revolvió la cabeza. Le dije a mi mujer: ‘¡Vivimos vidas diferentes! ¡Estamos en planetas diferentes!’. Por la calle los hombres me miraban y me eliminaban porque yo no encajaba en una identidad sexual. Nunca había experimentado eso antes, y me puso furioso”, aseguraba en una entrevista de 1992. Y agregaba: “Toda la imagen de la masculinidad es una cosa tan falsa y horrenda, toda basada en la agresión”.

Pese a que Hoffman aseguraba que Tootsie lo ayudó a repensar sus actitudes, a ese set también llevó la mezcla de irascibilidad y violencia que le conocieron en Kramer vs.. Kramer. Bill Murray, que en esa película interpretó a su compañero de departamento, contó: “Fue un paseo por el infierno. El primer día llegué al set y allí estaba Sidney Pollack, el director y Dustin peleando a los gritos como si todo el elenco estuviera en otra habitación”. Aunque Pollack recibió una nominación al Oscar por el filme juró que “renunciaría a ella si me devolvieran los nueve meses que pasé con Dustin haciéndola”.

Jessica Lange y Dustin Hoffman en una escena de Tootsie, 1982 (Getty Images)
Jessica Lange y Dustin Hoffman en una escena de Tootsie, 1982 (Getty Images)

El rodaje por fin terminó. La película que costó 8 millones de dólares recaudó 100 millones. Fue nominada a nueve premios Oscar. Pese a que todos pensaban que el filme que arrasaría con las estatuillas sería Apocalypse Now, Kramer vs. Kramer fue la que ganó como mejor película, mejor guion, mejor actor y, obviamente, mejor actriz de reparto. Dustin y Meryl nunca más volvieron a filmar juntos.

Solo una vez Hoffman realizó un esbozo de autocrítica por su comportamiento. “Proyecté en Meryl lo que en realidad sentía por Anne Byrne, mi esposa, y de la que me estaba divorciando en ese momento. Fue la primera película donde representé lo que vivía”.

En 2018, en una entrevista con The New York Times, Meryl habló de lo que vivió con Hoffman. “Es difícil porque cuando sos actor, y estás en una escena, tenés que sentirte libre. Yo estoy segura de que lastimé inadvertidamente a personas en escenas físicas... Pero esa fue mi primera película y fue mi primera toma en mi primera película”, remarcó. Y agregó: “Él me abofeteó y se ve en la película. Se estaba sobrepasando. Pero creo que esas cosas están siendo corregidas en la actualidad”. Su representante también aclaró que “hubo una ofensa, algo por lo que Dustin se disculpó y Meryl aceptó”.

Por su papel de Joana, Meryl ganó su primer Oscar. Ella misma contó que en un momento de la ceremonia y, ya con la estatuilla en su mano, fue al baño. Al rato una persona advirtió: “Alguien abandonó un Oscar aquí”. Era la actriz, que se lo había olvidado en el piso del baño. Para muchos fue un gesto distraído, para otros uno que demuestra que los premios no le interesan tanto como contar buenas historias. Pero quizás un psicoanalista diría que al olvidar la estatuilla, lo que ella realmente quería olvidar era la filmación. Queda a criterio del lector elegir la opción que mejor le parece.

Meryl Streep y la estatuilla que luego olvidaría en el baño
Shutterstock
Meryl Streep y la estatuilla que luego olvidaría en el baño Shutterstock

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