A punto de cumplir un nuevo aniversario, ya es imposible imaginar cuántas funciones se hicieron en todos los países en los que se presentó. Mucho menos se conoce la cantidad de espectadores que pasaron (algunos en reiteradas ocasiones) por las diferentes salas. La lección de Anatomía es una obra de culto; es la más representada en el país. Una joya que el fallecido Carlos Mathus escribió para un congreso de Psicología Psicosomática en 1972, con el fin de presentarla por única vez en el Sheraton, donde se desarrollaba el evento. Fue tal el impacto que en estos cincuenta años, sólo dejó de representarse en escasas oportunidades.
Se dice que fue el semillero de grandes artistas. Muchos de los más reconocidos del país iniciaron su carrera allí o participaron cuando recién comenzaban: Carlos Calvo, Daniel Fanego, Gustavo Garzón, Virginia Innocenti, Jorge Mayorano y tantos otros. Es una obra que comenzó tímidamente en el teatro independiente y, la cantidad de público, la empujó a formar parte de la cartelera comercial.
En 2016, Carlos Mathus, con su compañero Antonio Leiva, directores del teatro Empire, se juntaron con un joven actor que daba sus primeros pasos en un escenario. Con 19 años, Luciano Heredia los convenció para reponer “Lección” -como ellos le dicen-. “Era una obra que simplemente no podía no estar en cartel”, dice Heredia. Si bien Mathus lo vio como un objetivo demasiado difícil, porque la pieza teatral requiere de un gran desempeño físico y entrenamiento, entre los tres realizaron los castings hasta dar con los actores ideales para cada personaje.
Cuando todo estaba listo para su regreso triunfal, en marzo de 2017 falleció Mathus. Una ironía porque murió mientras le daba nuevamente vida a su más conmovedora creación. Pero, luego del impacto, Antonio Leiva se puso la cinta de capitán y decidió que él iba a dirigirla. “Se lo debía a Carlos; me lo debía a mí por haber representado la obra más de 40 años”, cuenta.
Desnudos amados y censurados
Fue de las primeras obras en mostrar desnudos, en la que los actores se reconocían por su piel, por su olor. Demostraban que ellos no eran diferentes a quienes estaban en las butacas. En definitiva, los cuerpos pueden variar pero el otro a veces no es tan lejano como uno piensa.
Imaginar una obra con desnudos hoy no resulta provocador. Pero en los años 70 fue motivo de irrupciones militares. Suspendían las funciones para solicitar los documentos tanto al público como a los actores. Entre las numerosas anécdotas, Leiva recuerda que la actriz Alicia Aller, mientras estaba desnuda en el escenario les dijo: “¿Dónde quieren que tenga el documento?”. Para algunos, sus palabras fueron incluso más fuertes.
“Eran épocas en que no terminabas una función sin que entraran los militares. La pasamos mal pero siempre elegimos seguir haciéndola”, recuerda Leiva.
La obra muestra lo mejor y lo peor de la sociedad. Desnuda no sólo los cuerpos sino las almas. Habla del bullying, del miedo al fracaso, del abuso, del aborto, de la necesidad de llegar a ser alguien a costa de todo, incluso de la vida.
Es una lección de vida. Y por eso los espectadores la observan en absoluto silencio y con lágrimas en los ojos. ¿El desnudo? Es sólo una parte mínima de la obra y no es la mitad de fuerte de lo que escribió Mathus, quien alguna vez dijo: “El día que los textos queden viejos, que ya no sucedan estas cosas en la sociedad, ya no va a tener sentido la obra. Ojalá llegara ese día para entender que aprendimos algo”.
Es tal el culto que incluso tiene un libro: “Desnudos, amados y censurados. El fenómeno del éxito de La Lección de Anatomía de Carlos Mathus”, de Ana María Rozzi de Bergel.
Una Lección actual
A modo de celebración por los 50 años, volvieron después de una década al teatro Tabaris, una sala donde brillaron en cada función y nuevamente, de la mano del empresario teatral Carlos Rottemberg, para demostrar que la obra está más vigente que nunca. Entre el elenco de esta temporada se encuentra Alejo Ortiz, el reconocido actor de novelas como Verano del 98, Cabecita, Noche & Día, y que en 2023 ingresará a El Hotel de los Famosos 2. A Ortiz siempre le generó intriga la obra por la cantidad de años que se mantenía en cartel. Si bien estuvo por verla en los 90, finalmente la terminó conociendo desde arriba del escenario. Dice que no dudó en aceptar la propuesta porque la considera un ícono. “La escuché en casa, cuando era chico, antes de saber que iba a ser actor. Quería estar en los 50 años. Además, Antonio Leiva me dijo que mi padre había hecho el mismo personaje que me estaban ofreciendo pero en 1975”.
También se presenta Eliana Manzo, una joven que perdió la visión por completo a los 20 años, cuando su sueño era la actuación. La pasión pudo más y comenzó a generar estrategias para mantenerse arriba del escenario. Tristemente se hizo conocida en agosto pasado, cuando con su marido y su bebé comenzaron a buscar una casa para alquilar, porque se les había vencido el contrato. Un día antes de firmar, el dueño del departamento le dijo que no le quería alquilar porque era ciega. Fue tal su angustia, que grabó un video para mostrarle a la sociedad que este tipo de situaciones suceden. Y el destino hizo que ese video llegara a las 5 de la mañana a las manos de Carlos Rottemberg. “Él sintió la pulsión de contestarle a ese propietario que me había cerrado las puertas y como su casa es el teatro, decidió abrirme las puertas de su espacio y ofrecerme un trabajo”, recuerda Eliana. Y agrega: “me habló del proyecto de La Lección de Anatomía y me conmoví. Es la obra más icónica del teatro nacional. Me dijo que él no iba a imponer nada pero que iba a hablar con Antonio Leiva para ver si tenía un papel para mí. Conocí a Antonio y a Luciano; me mostraron la obra y me enamoré. Sabía que iba a poder llevar adelante los desafíos”.
Es una pieza que exige un trabajo físico único. Incluso los actores le temen más al footing que deben realizar durante más de veinte minutos que al desnudo. “Hoy se habla de teatro físico y nosotros lo hacemos desde hace muchos años”, aclara Leiva.
Esta vuelta a la Av. Corrientes y al Tabaris, que fue parte de la historia de Lección, emociona a todo el equipo. “Carlos (Rottemberg) nos abrió las puertas de su casa y estamos orgullosos de celebrar este aniversario acá. Que nos digan que la gente está preguntando por las entradas es un honor. Pasaron 50 años y el público nos sigue acompañando. Eso es emocionante”, dice el director.
El estreno tan esperado. El desafío en marcha
Para Luciano Heredia, que hoy tiene casi 25 años y logró poner nuevamente la obra en lo más alto, es motivo de satisfacción y orgullo. Es un modo de agradecerle a Mathus por tantas lecciones aprendidas. Es uno de los actores que forman parte del elenco y, además, es asistente de dirección y productor. “Es un honor representar este clásico argentino en un teatro tan importante como el Tabaris. La Lección de Anatomía marcó un antes y un después en mi carrera. Crecí como actor; aprendí mucho y descubrí el mundo de la producción, donde hoy me desempeño en producciones audiovisuales”.
Nervios, emoción y adrenalina para el reestreno de una obra argentina que se presentó en España, Brasil, México, Colombia, Venezuela y Austria, por mencionar sólo algunos países. Desde su estreno, el 2 de diciembre de 1972, hasta la actualidad, cada vez que los actores suben al escenario se conmueven a la par del público. Una nueva oportunidad para intentar comprender por qué luego de medio siglo, continúan los mismos miedos, las mismas frustraciones y los mismos anhelos.
Antonio Leiva, que estuvo desde el comienzo como actor y hoy la dirige, no despega sus ojos del cielo. Mañana es el día del estreno. Sabe que Mathus estaría orgulloso de ver que su obra maestra mantiene la calidad y el sello que supo imponerle. “Carlos Mathus, gracias”, concluye emocionado.
La Lección de Anatomía se presenta de martes a domingos y los sábados con dos funciones. El resto del elenco está formado por Verónica Romero, Valentina Cerati, Hermes Molaro, Omar Ponti, Yamila Gallione, Emiliano Álvarez, Pedro Raimondi y Javier Salas.
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