“Lo mejor está por venir...”, tiene escrito en su estado de WhatsAppp Ángel Mahler, la frase estuvo latente durante toda la charla del compositor con Teleshow. Es que, aunque desde hace 31 años hace Drácula, el musical y tiene experiencia en puestas en escena, asegura que la mejor función es la siguiente. Además, recordó al nene que a los siete años vio por primera vez una ópera en el Teatro Colón, sin saber que eso marcaria su destino y su presente, y el apoyo de sus padres en su camino musical, previo a pasar por a facultad de tecnología: “Querían que sea ingeniero”
Este jueves el clásico de Bram Stoker volverá a hacerse un espacio en la escena porteña. Por primera vez (y por solo tres únicas funciones 6, 7 y 8 de octubre) el musical se presentará en el Movistar Arena en una de las puestas más grandes que haya habido alguna vez en cartelera. En abril la pieza había estado en el mítico Luna Park.
“La expectativa es muchísima porque es una historia nueva en un estadio que desconozco y es muy interesante empezar una nueva historia. Cada vez que entro al Luna, un pedazo de mi vida esta ahí, fueron once años donde viví gran parte de mi vida y es como mi casa, y ahora empiezo a tener una nueva casa amiga”, dijo y adelantó que se trata de una puesta “importante e imponente” y calificó de “increíble” lo que sucederá.
Y en consonancia con su frase de WhatsApp, quien también compuso la música para las versiones locales de El jorobado de París, Calígula, Las mil y una noches y El fantasma de Canterville entre tantas piezas, aseguró que en este “cambio de casa” de la emblemática obra “todo va a ser para mejor: “Estamos trabajando dese hace meses y la idea es tratar de superarnos en todo sentido y desde el punto de vista de puesta, de luces, sonido, visualmente cómo se va a ver la escenografía: Va a ser la versión más importante de Drácula”.
El productor, director de orquesta y autor de la música prometió mantener “la grandiosidad” del espectáculo cuyo libro es de Pepe Cibrián. En la pieza hay nada más ni nada menos que 52 artistas en escena entre los que están Juan Rodó (Conde Drácula), Cecilia Milone (Mina), Laura Silva (Nani) Pehuén Naranjo (Van Helsing), Karina Levine (la Condesa), Luis Blanco, Alejandra Fontán y Horacio Vay, Josefina Scaglione (Lucy) y Mariano Taccagni (Jonathan) y una orquesta de 30 músicos.
La pieza debutó en Buenos Aires en 1991 con una inversión de un millón de pesos que se recuperó en nada más que diez días y los números dan cuenta de por qué es una de las obras de mayor magnitud de todos los tiempos: recaudó en total 70 millones de dólares, hay 50 cambios de escenografía entre los dos actos que la componen y más de 15 mil jóvenes se presentaron en las audiciones para formar parte del elenco.
Un musical en un estadio es algo casi sin precedentes que no sucede ni siquiera en las plazas más importantes del mundo como pueden ser Nueva York o Londres y es que, según el compositor, “los argentino somos raros”: “Se hicieron en otros lados cosas así pero para un festejo particular, como el Fantasma de la ópera, pero somos distintos y Drácula fue concebida como un gran show a hacerse unos días, no durante una temporada. En Broadway por ejemplo hay una cantidad muy importante de turistas que ven musicales, cosa que acá no, y por eso las temporadas son extensas, acá lo que hacemos es comprimir y lo prefiero, eso aporta la grandiosidad de un único espectáculo”.
—¿Cómo empezó Drácula, el musical hace 31 años?
—Estábamos con Pepe Cibrián pensando en hacerlo grande, pero jamás pensamos en el Luna, entonces Pepe fue a ver a Tito Lecture con la idea de que produzca en el teatro. Cuando nos llevó al Luna, entramos y de solo mirar el lugar te daban nauseas, pero era la oportunidad, era instalarlo en lo popular y mostrar que no es de elite, sino para todos.
Nuestro Drácula, se escribió en tiempo récord, y en esta creación nació la historia de amor, un poco con la música porque empecé a ver el lado B: que por ser un vampiro no podía ver la salida del sol, siempre tenía que matar, victimizar y es un agregado, no se había escrito y eso hizo que fuese el éxito que es, y el desenlace... el amor es lo que nos une a los humanos en el mismo lugar, se mostró una faceta humana del personaje.
—¿Cómo era ese Ángel respecto al de hoy?
—Hubo una transformación del Ángel que en el ‘91 fue compositor y director de orquesta. Desde ese momento me gustaba la producción y lo hago desde hace 22 años, siempre ayudé mucho en la producción del espectáculo con músicos y actores y cuando Lecture fallece en el 2002 tomo la cabeza de producción. En ese momento nos fuimos al Ópera porque estar en el Luna era muy difícil por los recuerdos de lo vivido. Ahí empezó el Ángel productor, aunque ya lo había hecho en otras ocasiones. Tiene que ver con que ningún productor, salvo Tito, confiaba en que esto podía ser rentable, porque es una puesta como creo que se debe hacer, con más de 52 actores, 30 músicos, son en total 180 personas entre vestuaristas, utileros, maquinistas, asistentes, maquilladores. Porque lo primordial es el hecho artístico y en un productor es difícil de explicar.
—¿Esas son las cosas que hacen que Drácula sea uno de los musicales más impresionantes?
— Todo es fundamental, es la Selección nacional de musicales en la argentina, siempre lo importante es mostrar la excelencia de lo que puede ser y a partir de ahí siempre lo económico acompañó, pero no es para ganar dinero, sino por lo que significa Drácula para nosotros los argentinos y el amor de la gente al espectáculo. No es fácil de entender para un productor, podría hacerlo con menos gente pero no me da igual a mí, quiero que la gente vea la mejor versión de Drácula.
—¿Es difícil producir en la Argentina?
—Desde que tengo recuerdo que es complicado, siempre. Cuando hablo de excelencia encontré que es algo que la gente valora, cada vez que me juego te jugas a ver qué tenés, o si me va mal, ¿cómo hacés? Siempre es una jugada de vida o muerte y la gente acompaña. Vamos a dar la mejor versión y es el trabajo de hormiguita de producir siempre cosas de valor, siempre respetando al público.
—Hablamos del Ángel de hace tres décadas y del actual, ¿y Drácula? ¿Qué diferencias hay ente aquella pieza y la actual?
—Fue creciendo pero es una obra que nació angelada. No se cambió ni una palabra, ni una música, entonces cada vez que se vuelve a hacer me doy cuenta que es perfecta como está. Una vez agregamos escenas en el 2011 y las quitamos. Pero el teatro musical es así, contemporáneo.
A los 7 años sus papás lo llevaron por primera vez a ver una ópera al Teatro Colón: “Lo que descubrí me volvió loco, el vestuario, cómo sonaba, mi padre me explicaba, y por eso me dediqué a esto”. En su casa, sus padres solían escuchar Verdi, Wagner, Mozart y esa música fue marcando su camino. “Siempre aprendí a través de la ópera y a contar historias a través de la música, y por eso la amo para el teatro”.
Aunque siempre supo que este sería su camino en la vida y que viviría de esto, al terminar la secundaria se anotó en la Universidad Tecnológica ya que sus padres querían que fuera ingeniero y que tuviera un título. “Al poco tiempo les expliqué que no lo sentía y me apoyaron totalmente, aún sin saber cómo iba a vivir, apoyaron mi pedido y necesidad”, recordó y contó que como cualquier padre tenían una “duda lógica”: “¿De qué vas a vivir o cómo vas a vivir?”.
“Con el tiempo fue tan lindo... me acompañaron, viajaron conmigo. Hoy no los tengo pero me acompañan”, dijo sobre quienes le transmitieron la pasión por la música y años después, como espectadores, tuvieron el orgullo de ser a su hijo a quien aplaudieron desde la platea. “Para Drácula quise buscar un final fuerte y eso viene de lo que viví de chico, de lo que admiraba y es lo que le transmito a mis hijos Damián y Emanuel, a los chicos les digo que escuchen reggaetón, pero que también vayan a ese lado, que me produjo felicidad y que me hizo escribir tantas cosas lindas”, agregó.
Además de la pasión y el trabajo, siempre hay que “insistir”. “Es lo más difícil, no caer y no abandonar en el camino, porque a veces cuando vez lo que pasó es importante contar que hubo muchas obras previas antes de Drácula”, agregó quien fuera ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires.
¿Lo más lindo de su trabajo? “No parás de jugar y eso es maravilloso”, aseguró y se remontó al Ángel niño: “Decía que quería ser director de orquesta, nací con eso en la cabeza y tomo la batuta frente a la orquesta, veo al elenco cantando y digo ‘qué fantástica que fue mi vida’ y miro hacia atrás esas ganas están desde los seis o siete años y lo conseguí y es lindo jugar, componer es meterse en la piel de los personajes, investigar las historias y lo lúdico siempre está”.
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