Podía haberse dedicado a cualquier otra cosa, pero hubiera sido una pena que el público se privara de su talento. Damián Mahler nació rodeado de partituras musicales e instrumentos. Y, sin lugar a dudas, en sus genes llevaba el don de la interpretación y la composición. Por eso, siendo apenas un niño, decidió seguir los pasos de su padre, el prestigioso Ángel Mahler. Pero en cuanto tuvo edad suficiente comenzó a emprender su propio camino. Y hoy, con 34 años, es considerado uno de los mejores del género. De hecho, con varios éxitos en su haber, el próximo 4 de noviembre desembarcará con la segunda edición de Back to the Orchestra en el estadio Luna Park, un espectáculo audiovisual con más de 80 músicos en escena, que hace un recorrido por las bandas de sonido de las películas más emblemáticas de la cultura pop en formato sinfónico.
—¿Cómo te preparás para la vuelta de esta obra?
—Este espectáculo es un gran homenaje a toda la música de los años ‘80, del cine de ciencia ficción y de la fantasía. Lo construimos alrededor de la idea de homenajear también a toda esa época. Y, si lo estamos repitiendo con mucho repertorio nuevo además de los clásicos que la gente quiere escuchar, es porque el resultado superó ampliamente nuestras expectativas. Realmente, lo que se vivió fue una fiesta. Era como encontrarse con un amigo de la secundaria y ponerse a charlar del pasado. Esa nostalgia retro se hizo presente y hubo un clima de celebración maravilloso. Porque remontaba al público a su película o a su programa de televisión favorito.
—Para muchos es como volver a la juventud o a la adolescencia, pero vos eras un niño en la época de Volver al futuro o ET...
—Igual las vi, porque en casa esos VHS estaban muy presentes. Mis viejos, los dos, eran muy fanáticos de todo este repertorio. Y yo crecí con todo eso. Mi hermano Emanuel y yo siempre tuvimos una mirada un poquito adulta del cine siendo muy chicos. Vos decís: “¿Qué hace un chico de 4 años mirando eso?” Pero a nosotros nos pasaba. Y son esas películas con las que crecimos y esos CDs que escuchábamos los que formaban parte del repertorio de nuestra vida.
—Entiendo.
—Sí viví el fina de todo lo que fue lo análogico, porque yo nací en los ‘80 así que sigo estando en ese universo aunque un poquito más tarde. Y el homenajear esta música tiene que ver con esto, porque seguís escuchando el tema de La historia sin fin, que es una de las películas favoritas de mi infancia, y te sigue transportando. Yo, por ejemplo, me sigo emocionando. Siento que fue un cine hecho, de manera consciente o no, para perdurar en el tiempo. Y Back to the Orchestra termina intentando juntarlas a todas esas bandas de sonido en una misma noche y haciéndonos volar.
—También es un desafío llevar esta música pop a un formato sinfónico, ¿o no?
—Totalmente. Pero una de las cuestiones más celebradas el año pasado fue cuando tocamos la música de los ThunderCats, por ejemplo. Empezaba la introducción y nadie lo podía creer. Lo mismo con los clásicos de Indiana Jones y demás. Y es un desafío hermoso poder llevar estos temas a una orquesta sinfónica. Porque pasaba algo espectacular alrededor de esa música. Y es una manera de rendirle honor a ese recuerdo de juventud.
—Para vos también fue un espectáculo muy especial teniendo en cuenta que lo presentaste después del parate de la pandemia que tanto te afectó...
—Seguro. De hecho, el año pasado cuando anunciamos el concierto para diciembre no sabíamos si lo íbamos a poder hacer. Porque sentíamos que todo se podía volver a cerrar en cualquier momento. Así que para mí fue muy lindo el regreso.
—Paralelamente, este jueves vuelve a presentarse en el Movistar Arena Drácula, el musical, la creación de tu padre y Pepe Cibrián con la que vos te criaste.
—Exactamente. Fijate como va cobrando sentido todo, porque este año Drácula estuvo más vigente que nunca. Lejos de declinar con el correr del tiempo, el musical está más fuerte de lo que ellos recuerdan. Y creo que también tiene que ver con esto de la nostalgia por lo que pasa de generación en generación. Porque es algo que por ahí compartiste con tu mamá o con tu abuela y ahora llevás a tus hijos. No nos cansamos de escuchar historias de personas que lo vieron en los ‘90, lo volvieron a ver en los 2000 y ahora vienen a verlo de nuevo. Eso demuestra lo imparable que es esta obra.
—Habiendo crecido en este ambiente, ¿tenías alguna otra opción que no fuera ser músico?
—En ese sentido, mis viejos fueron muy hábiles porque no nos obligaron en ningún momento a hacer música ni mucho menos. Pero, por otro lado, era tal el estímulo que nosotros de alguna manera terminamos eligiendo ese camino porque era lo obvio. ¿Cómo no iba a hacer eso que era absolutamente maravilloso y con lo que tenía contacto a diario? Bueno, en algún momento pensé en ser jugador de fútbol pero me duró dos minutos...
—¡Claro!
—Y después fue un camino a la adolescencia, de empezar a descubrir este mundo alucinante y poder empezar a imaginar cuál era mi lugar dentro de todo esto.
—A veces se hace difícil para los “hijos de” famosos, porque la comparación es inevitable y se ven obligados a demostrar el doble...
—Seguro. Los que somos “hijos de” contamos con ese pequeño prejuicio. Y no desde la maldad, porque es lógico que se espere que la manzana no caiga muy lejos del árbol. Entonces, uno espera que el “hijo de” sea igual o parecido a sus padres. Y cada uno, desde ese lugar, tiene que hacer su camino. Pero así como me encuentro con esa dificultad, también tuve muchas facilidades porque no tuve que pedirle a mis viejos que por favor me dejaran dedicarme a la música. Eso fue natural. Y la relación con mi papá es tan buena y compartimos tanto el camino, que el 11 de diciembre vamos a producir juntos la música completa de la película de ET en el Luna Park. Yo voy a dirigir la orquesta y él va hacer la producción junto a mis socios.
—Vos sos papá de Delfina, junto a Magalí Saisi, ¿qué pasa con tu hijita y la música?
—Ella tiene 8 años y está empezando a tomar noción de qué es lo que hacen tus viejos. Lo hablaba el otro día con mi mujer, que es actriz. Y decíamos que ahora se está dando cuenta de lo que es este universo de la música y el teatro, y el lugar que tenemos la suerte de ocupar como familia. Ella está muy interesada desde siempre en el arte, le gusta cantar y expresarse a través de su cuerpo. Pero todavía es chiquita y no decidió dedicarse un poquito más porque tiene mucha vergüenza. Así que estamos en esa etapa.
—¿Sentís que también lo lleva en sus genes?
—Yo creo que sí. Y que además es el camino que tiene frente a sus ojos si es que el día de mañana lo quiere tomar.
—Por tu parte se viene una gira importante con Back to the Orchestra...
—Dios mediante, el año que viene daremos unas vueltitas por el resto del mundo.
—¡Decís unas vueltitas y vas desde Chile hasta Japón!
—Sí: la vedad es que estamos súper entusiasmados con la idea de poder llevar esto a otros países. El año pasado nos fue muy bien en España y la idea es seguirnos expandiendo con este espectáculo que tanto le gusta a la gente.
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