El sábado Mirtha Legrand mantuvo un avispado mano a mano con Jorge Lanata en la mesaza, y la charla pasó por todos los temas. No faltó el análisis de la actualidad política en distintos momentos, pero también hubo tiempo para abordar su historia de vida y para las preguntas sin filtro de la diva. La conversación empezó con un reclamo de la conductora por no haberla invitado a su casamiento con Elba Marcovecchio, algo que tomó totalmente por sorpresa al periodista, y hubo otras consultas que también lo tomaron desprevenido, pero supo sortearlas con humor.
Después de darle la bienvenida en una nueva temporada de La Noche de Mirtha, La Chiqui le comentó: “Hace mucho que quiero preguntarte por qué no me invitaste a tu casamiento”. Atónito, Lanata se sinceró: “No puedo creer que me preguntes esto al aire, yo ya te expliqué”. Y luego se dispuso a explicarle que el motivo había sido el horario y la distancia hasta el salón de Exaltación de la Cruz donde celebraron la ceremonia. “Era re lejos y tarde, y no quería comprometerte; sentí que te iba a poner en un compromiso, pero me hubiera encantado que vinieras”, aseguró.
“Yo esperaba la tarjeta para ir a la boda, pensaba: ‘Ya va a llegar’, pero no, nada”, insistió Mirtha, y después de que él se disculpara, le aclaró: “Está bien, no me molestó tanto, si me hubiera dolido de verdad no te lo decía acá; es un chiste que yo hago”. Más adelante, retomó el tema y repasaron los inicios de su romance con la abogada con quien dio el “sí, quiero”. “¿Estabas tan enamorado como para casarte?”, quiso saber la diva, y el conductor de Periodismo para todos (El Trece), se definió como “un romántico”, y confirmó que fue él quien le propuso poner la firma ante la ley.
“¿Cuántos matrimonios tenés vos?”, le repreguntó. “Tres matrimonios, este sería el cuarto error”, bromeó con ironía. Y enseguida agregó: “Pero esto ya es en la tercera edad, que está buenísimo. Yo tengo 62, y a los 60, tener un proyecto es súper importante, tratar de reformular la familia”. Sorprendida porque no conviven a pesar de vivir en el mismo edificio, Legrand le consultó si hay planes de cambiar ese sistema o si seguirán de la misma manera. “Ya estamos por remediar ese tema, porque nos vemos todo el tiempo, y en algún momento nos mudaremos juntos, pero estamos muy pegados, ella viene en pijama a mi casa”, detalló.
Cuando Mirtha quiso repasar su infancia y le consultó dónde nació, la sorprendió la respuesta: “Yo nací en Mar del Plata, pero soy adoptado así que hay cosas que no sé muy bien”. “¿Y cuándo te enteraste?”, le retrucó la conductora. “Hace diez minutos, a los 56 años lo supe”, se sinceró, y luego profundizó en el cambio que representó en su vida: “Me lo dijo una prima mía, Liliana, que era hija de un hermano de mi mamá; ella le contó a Sara, mi exmujer, que siendo ella chiquita había escuchado a su papá, Emilio, hablando de mi adopción, que siempre había querido decirlo y no se había animado nunca”. En este sentido, confesó que al principio descreyó la información, pero luego supo que era verdad, y fue una verdadera sorpresa.
“Pensé ‘no puede ser que me pase esto’, y no busqué a mis padres biológicos porque no tengo la sensación de quiero saber de dónde vengo”, aclaró. Impactada por esa faceta desconocida de su historia de vida, la diva le preguntó si había sentido angustia por saberlo después de los 50 años. “Nunca sospeché nada, nunca me insinuaron nada, y la verdad es que no lo viví con angustia, pero lo que sí me pasó después es que me dio cierta tristeza toda la cantidad de gente que me mintió, porque todos sabían, y nadie me lo dijo”.
Sobre el final, protagonizaron otro divertido diálogo sobre “lo que le resulta atractivo de una mujer”, antes de que su esposa Elba se sentara para acompañarlos en la mesa en el último tramo de la cena. “No te voy a mentir ni te voy a decir que no me importa que sea linda, porque me importa, pero la realidad es que lo que más me gusta es que sea inteligente, porque es muy deserotizante si la mina no tiene nada que decir, por más linda que sea”, le contestó. Entre risas, Mirtha fue por más y le consultó: “¿Yo te gusto?”, Un tanto desorientado, recogió el guante: “Sí, claro, y es más, yo te invité a salir y no quisiste”. Sin acusar recibo, la charla siguió su curso y cerraron la velada con comentarios sobre la locura por las figuritas del mundial. “No puedo creer que boludos grandes de 40 años estén coleccionado figuritas, me parece un delirio”, aseguró Lanata.
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