Jairo íntimo: anécdotas con Perón y el príncipe Alberto, el amor incondicional con su mujer y cómo la música lo salvó de la tristeza

“La mejor voz de la Argentina”, como alguna vez lo definió Mercedes Sosa, se presenta este sábado en el Luna Park para celebrar sus 50 años de trayectoria. Antes conversó con Teleshow. De sus vivencias con Borges y Cortázar a cómo supera el dolor por la muerte de Teresa, su esposa por cinco décadas y gran amor

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Jairo se presenta este sábado, 1ro de octubre en el Luna Park. (Ramiro Souto)
Jairo se presenta este sábado, 1ro de octubre en el Luna Park. (Ramiro Souto)

Si algún extranjero pide que le expliquemos la expresión “canta como los dioses” alcanzaría con hacerle escuchar una canción interpretada por Jairo para que entienda todo. Se podría argumentar que la explicación está en la técnica, en el repertorio, o en su trayectoria. Tal vez el secreto para “cantar como los dioses” reside en sus cuerdas vocales -una herramienta privilegiada-, en su repertorio -resultado de una profunda búsqueda-, o en su trayectoria -un recorrido apasionante-. La única verdad es que Jairo canta con dos recursos intangibles: canta con el alma, y canta con la vida.

En tiempos de influencers y contactos por redes, entrevistarlo es reencontrarse con el encanto de una buena conversación cara a cara. La cita con Teleshow es en su casa, en la zona norte del gran Buenos Aires. No vive en un barrio cerrado ni en una mansión. Habita en una hermosa casa donde no hay lujo quizá porque “el lujo es vulgaridad” pero sí sobra buen gusto. La entrevista se desarrolla en el living. Hay una guitarra y un piano eléctrico, se ven libros -muchos y de todos los temas- que se notan leídos y no solo exhibidos. Hay una pared con obras de arte donde se destaca una pintura auténtica de Quinquela Martín. “De su período gris”, explica el anfitrión y al ver el entorno no se puede dejar de pensar que es una incoherencia, porque si algo emana ese espacio es luz. Entre las obras, varias muy bellas llevan la firma de Jairo lo que demuestra que la varita del talento no lo tocó una sino dos veces. En un costado reposan algunos de sus más de mil vinilos. Por todos lados, se ven fotos familiares donde hijos y nietos sonríen de verdad y no “para la foto”.

Jairo cierra el festejo de sus 50 Años de Música con su vuelta al Luna Park el 1 de Octubre. Las entradas se pueden adquirir online o presencial en la boletería del estadio (Ramiro Souto)
Jairo cierra el festejo de sus 50 Años de Música con su vuelta al Luna Park el 1 de Octubre. Las entradas se pueden adquirir online o presencial en la boletería del estadio (Ramiro Souto)

Detrás de una puerta, una escalera de madera parece ideal para tomar fotos. Ante la sugerencia, Jairo dice que prefiere que no y sin que se le pida explicación, explica. “Por ahí subían y bajaban los que cuidaban a Tere, los aparatos de su internación… No quedó en buen estado”. Y entonces, el artista de las 800 canciones al que el genial Ástor Piazzolla le dedicó un tema, Jorge Luis Borges le cedió sus poemas y María Elena Walsh le presentó a Julio Cortázar, ese hombre que canta “como los dioses”, baja la voz porque recuerda a Teresa, la mujer a la que amó por cincuenta años y que el año pasado se despidió. Y confiesa que si ante semejante dolor no se derrumbó ni se recluyó fue porque “la música y el canto me alivian pero sobre todo, porque el público me protege”.

Este sábado se volverá a encontrar con ese público que lo arropa. La cita será en el Luna Park. El recital cierra el ciclo de sus 50 años de música. Para celebrar decidió grabar un disco. Convocó a artistas de las nuevas generaciones como Abel Pintos, Luciano Pereyra y Elena Roger, pero también a “clásicos” como Juan Carlos Baglietto, Víctor Heredia y Pedro Aznar. Algunos lo acompañarán en el Luna pero prefiere no revelar quiénes. “De las canciones que pide el público estarán todas. El 90% son canciones reconocibles” cuenta, aunque admite que “estoy grabando permanentemente nuevas canciones, nunca canto lo mismo. La gente es muy buena conmigo. Nunca ha sido estricta en pedirme que siga determinado repertorio”. Asegura que el recital será “una gran fiesta del reencuentro después de tanto tiempo sin abrazarnos por la pandemia. La gente va a estar contenta de estar ahí y nosotros haremos todo para que lo esté”.

Jairo y sus hijos. Lucía vive en Italia, Iván y Mario en Francia y Yaco en la Argentina. Con ellos grabó una versión maravillosa de "Podría bailar toda la noche contigo" para su album "50 años de música"
Jairo y sus hijos. Lucía vive en Italia, Iván y Mario en Francia y Yaco en la Argentina. Con ellos grabó una versión maravillosa de "Podría bailar toda la noche contigo" para su album "50 años de música"

Con un repertorio de 800 canciones que interpretó en cinco idiomas, más de veinte discos -uno de ellos, Los Jardines del cielo vendió tres millones de copias- Jairo se enorgullece de ser un artista independiente. “Siempre canté lo que quise. Quizá no estoy contento de cómo quedaron algunos temas, pero jamás canté algo que no me gustara”. El artista ovacionado en el Olympia y el Moulin Rouge, el que se entusiasma porque volverá a colmar el Luna, pero también porque cantó en Trenque Lauquen o le proponen hacerlo en el Brazzola de Chascomús, el cantante de voz privilegiada que hace cinco décadas nos hechiza con su voz, asegura que todavía antes de salir al escenario siente “miedito, expectativa. Es un poco la ansiedad, por saber cómo va a salir y demás. Son sensaciones bastante difíciles de comprender, sobre todo si llevas muchos años cantando”. Cuenta que su sensación principal es que “olvidaré todas las letras” para luego revelar sin alardear que es “de la vieja escuela, me sé todas las canciones de memoria sin necesidad de telepronter”.

Antes de presentarse en el Luna Park, Jairo recordó anécdotas y compartió reflexiones con Teleshow (Ramiro Souto)
Antes de presentarse en el Luna Park, Jairo recordó anécdotas y compartió reflexiones con Teleshow (Ramiro Souto)

Los orígenes de un repertorio tan amplio como sorprendente hay que rastrearlos en su infancia. A los 10 años le regalaron su primera guitarra. Formó The Twistheris Boys cantaba rock en castellano, pero los domingos se presentaba en un programa radial de folclore y en la escuela entonaba rancheras mexicanas. Comenzó a cantar en radios y canales cordobeses cuando un productor lo llamó para actuar en la entrega de los Martín Fierro en Buenos Aires. Los directivos se maravillaron con la voz de ese pibe de 15 años y le llegó un contrato. Se instaló en una pieza en Palermo y como “Marito” fue telonero de Neal Sedaka, Rita Pavone y Chubby Checker. A la par hacía cinco shows por noche. Empezaba en Independiente en Avellaneda y podía terminar en el Tigre Hotel. Dos años después, vaya a saber por qué acabaron los contratos.

Decidió cambiar de profesión y sin dejar sus clases de canto, se anotó en una escuela de dibujo. Para ganarse la vida realizaba retratos en las plazas y hasta en las playas de Mar del Plata. Entonces ocurrió lo inesperado. Consiguió trabajo como dibujante de tapas en la discográfica CBS y conoció a Luis Aguilé, la gran estrella de la compañía que cuando lo escuchó cantar Javier y Paloma, Poema golondrina, sin dudar lo invitó a presentarse en Madrid.

Luis Aguilé fue el que le abrió la posibilidad de trabajar en España
Luis Aguilé fue el que le abrió la posibilidad de trabajar en España

Jairo aceptó, armó una valija con poca ropa y un único tesoro: el disco Cantata sudamericana de Mercedes Sosa. En España, Aguilé lo presentó en la televisión como “Jairo, el último romántico”, ganó festivales. Alberto Cortez le prestó su guitarra y grabó seis discos. El éxito comenzó a acunarlo. “Aparecieron oportunidades con las que ni soñaba. Me llamaron para ir cantar a Francia, algo insólito porque los cantantes latinos nunca cruzan los Pirineos”. Lo convocaron para el Olimpia, el Olimpo de la canción. “Habían decidido hacer espectáculos especiales y me llamaron para uno de música argentina con Susana Rinaldi. Eran 14 funciones”, recuerda. Al aceptar pensó “ya tengo algo para contarle a mis nietos”, en ese escenario se habían presentado desde Frank Sinatra a Los Beatles. Creyó que pasaría solo unas semanas en Francia pero se quedó 16 años. “Fue algo insólito. Había planeado ir a Londres a grabar un disco, estaba aprendiendo inglés, pero se bifurcó el camino”.

-El éxito te mimaba ¿por qué volviste?

-Es una de las preguntas que más me formulan. Necesitaba volver y volver en mi plenitud, no como un futbolista que regresa cuando está en las últimas. Volví y tuve que empezar no de cero pero sí muy de abajo porque este medio era muy distinto al español y al francés. Pero además sentía una responsabilidad muy grande porque venía con mi familia que se debía adaptar. Con una esposa madrileña y cuatro hijos que habían nacido en España y crecido en Francia. Me sentía responsable que no solo a mí me fuera bien, también a ellos.

En ese volver descubrió “la cultura del aguante en el buen sentido “mis hijos, mi mujer me acompañaron, estuvieron conmigo y apoyaron”. Así llegó el disco Cielos con producción de Pedro Aznar, un Ópera lleno y luego otro, y un público que le pidió algo parecido a un “una más, no te vayas más”.

Jairo en París, en primera fila lo aplaude Julio Cortázar
Jairo en París, en primera fila lo aplaude Julio Cortázar

Insisto ¿por qué volviste?

-Porque soy de acá y sé que canto porque soy de acá. Para mí es muy importante el sentido de pertenencia. Este es mi idioma, mi cultura. Nunca fui el cantante francés o español, siempre fui el artista argentino.

Además de su voz “de otro planeta”, Jairo es un atrapante narrador de historias. Cuando cuenta dan ganas de retomar el ritual de esas tribus que se sentaban a escuchar por horas las historias de los sabios. Jairo narra la vez que Leda Valladares y María Elena Walsh, sabiendo de su admiración por Julio Cortázar, se confabularon para presentárselo. “Me invitaron a su casa en París. En un momento tocan el timbre, me piden que abra y era él. Quedé mudo”. No se detiene mucho en contar esa tarde en que Astor Piazzolla y Horacio Ferrer escribieron la Milonga del trovador inspirados en él y no lo hace -intuyo- porque su humildad es esencia y no pose.

Mercedes Sosa aseguraba que Jairo era "la mejor voz de la Argentina" / Archivo personal Jairo
Mercedes Sosa aseguraba que Jairo era "la mejor voz de la Argentina" / Archivo personal Jairo

Tampoco alardea cuando se le pregunta acerca de su relación con Jorge Luis Borges. “Tenía 25 años y le mandé uno de sus poemas musicalizado. Le gustó mucho la música y como cantaba”. Se encontraron, hablaron de España y el escritor pronunció una frase que todavía recuerda “lo bien que me tratan y yo no he sido demasiado amable con ellos”. Borges se fascinó tanto con él que aceptó acompañarlo a un programa de televisión. La emisión se transformó en lujo. “Cantaba sobre Buenos Aires y él -sin estar guionado- hablaba de esa ciudad que había conocido”.

"Fui al cumpleaños de María Elena (Walsh), en el año ‘74, en París. Yo soy un fanático de Cortázar  y, sin decirme nada, lo invitaron. Me mandaron a abrir la puerta. Fui, abrí y era él. Cuando lo vi, empecé a retroceder porque me dije “me voy a caer, no puede ser”, y los otros se morían de risa. Cortázar no entendía nada, le tuvieron que explicar cómo era el asunto. Era un tipo que tenía una generosidad muy grande", detalla Jairo
"Fui al cumpleaños de María Elena (Walsh), en el año ‘74, en París. Yo soy un fanático de Cortázar y, sin decirme nada, lo invitaron. Me mandaron a abrir la puerta. Fui, abrí y era él. Cuando lo vi, empecé a retroceder porque me dije “me voy a caer, no puede ser”, y los otros se morían de risa. Cortázar no entendía nada, le tuvieron que explicar cómo era el asunto. Era un tipo que tenía una generosidad muy grande", detalla Jairo

Otra de sus anécdotas increíbles es cuando le llamaron del Ministerio de Cultura francés para que cantara en un evento donde el invitado principal era el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan. “Querían que cantara un tema pero no cualquier tema. Me pidieron Liberté, un poema emblemático que había musicalizado y era muy popular. Para mí que querían poner un toque socialista”, recuerda con una sonrisa pícara.

-Le cantaste a Reagan, musicalizaste a Borges y además jugaste en el PSG y con Platini…

-En Cruz del Eje jugaba mucho al fútbol y al básquet. Siempre me gustó. En París como vivía a unas cuadras del PSG y soy un 8 digno, me convocaban para entrenar en algunas previas. Después jugué muchísimo con un equipo de estrellas, de ex jugadores, en partidos preliminares de primera división, sobre todo para recaudar fondos o caridad. En el equipo estaban Platini, Yannick Noah, que aunque era tenista jugaba muy bien, y el príncipe Alberto de Mónaco.

Dice que en esa época, Carolina de Mónaco estaban en el esplendor de su belleza “y le hacíamos chistes a Alberto -bastante machirulos- para que la traiga a los entrenamientos”, revela, aunque no ahonda de esa cena que terminó con la princesa bailando libre y feliz sobre una mesa. Luego cuenta un dato no tan conocido. “La canción Vivir enamorado está dedicada a ella” y tararea ‘Desde un póster Jean Fonda me sonríe y Carolina, con su mohín mejor. Desde la tapa de un viejo semanario me declara su amor”.

Piazzolla, Maradona y Jairo cuando en 1981 los convocaron a dar el puntapié inicial en un partido entre Boca y el PSG. “En un momento Maradona la toca, la levanta, abre lo brazos y le pega directo al ángulo del arco. Golazo. Parecía un bailarín. Fue tanta la belleza que Ástor al que no le gustaba mucho el fútbol le grita un elogio que tenía que ver con su mundo: ’Sos Nijinsky", cuenta Jairo
Piazzolla, Maradona y Jairo cuando en 1981 los convocaron a dar el puntapié inicial en un partido entre Boca y el PSG. “En un momento Maradona la toca, la levanta, abre lo brazos y le pega directo al ángulo del arco. Golazo. Parecía un bailarín. Fue tanta la belleza que Ástor al que no le gustaba mucho el fútbol le grita un elogio que tenía que ver con su mundo: ’Sos Nijinsky", cuenta Jairo

Entre sus anécdotas imperdibles narra esa vez que aceptó llevar a Madrid una cinta que Isabelita le enviaba a Juan Domingo Perón. “Llegamos a Puerta de Hierro con Teresa. Perón nos recibió en una biblioteca y me dijo ‘a vos te conozco de algún lado’. De lejos, yo tampoco lo había reconocido pero cuando abrió los brazos sin duda pensé ‘es Perón’”. Hablaron de historia, de comida española y chistes cordobeses. “Era Nochebuena y en eso sueña el teléfono. Perón atiende y resulta que era mi suegra que nos exigía volver para la cena. Nunca supimos cómo consiguió el teléfono”, recuerda y se ríe.

-Es conocida tu militancia radical pero tu familia era peronista. Si te pusiéramos al frente de un hipotético “Ministerio solucionador de la grieta” ¿Qué harías?

-Juntaría a todos los líderes de todos los partidos e ideologías para que tomen conciencia que estamos pasando un momento difícil y que debemos atravesarlo juntos. No es una utopía. En España lograron realizar acuerdos y eso que son como varios países en uno. El país vasco nada tiene que ver con Asturias, por ejemplo. Si ellos con ese grado de separaciones o autonomías lo lograron ¿Por qué no lo podemos conseguir nosotros? Tenemos los mismos símbolos, la misma bandera. Ninguna región argentina busca su autonomía. Es cuestión de buena voluntad. De buscar puntos comunes no ahondar diferencias”.

Con Teresa se conocieron cuando él tenía 22 años y ella, 20. Él acababa de lanzar su primer disco y había debutado en la televisión local hacía quince días
Con Teresa se conocieron cuando él tenía 22 años y ella, 20. Él acababa de lanzar su primer disco y había debutado en la televisión local hacía quince días

Desde uno de los cuadros sonríe Teresa Sainz de los Terreros. Se conocieron en Madrid cuando esta muchacha con el rostro más dulce del mundo se proclamaba republicana en una familia de condes y marqueses. Él superó su timidez, la acompañó a su casa. Se enamoraron. Durante dos años se vieron todos los días. Compartían silencios, chistes y el mismo amor por la vida. Se casaron, tuvieron tres hijos españoles -Iván, Yaco, Mario- y una niña francesa, Lucía. Llevaban juntos cuatro décadas cuando él le dedicó uno de esos temas que queremos todos pero era solo para ella: Los Enamorados. “No me dejes nunca, no me dejes solo, no me dejes. Teneme apretado, decime amor mío. Decilo de nuevo, te quiero, te quiero...”, le pide, le dice.

Atravesaron juntos casi cinco décadas pero en los últimos diez años, Teresa enfrentó una enfermedad respiratoria y dos cánceres que la postraron. La rutina cotidiana cambió pero no el compromiso. Jairo armó en su casa una internación domiciliaria, buscó los mejores profesionales pero sobre todo, la cuidó amándola y la amó cuidándola, que parece lo mismo pero no lo es. “Cada vez que terminaba una canción era la primera en escucharla. Era implacable con su juicio, no me regalaba nada era absolutamente sincera”, dice con melancolía.

La boda de Jairocon Teresa fue en mayo de 1972. Años más tarde, se mudaron a París, en donde vivieron en Saint Germain en Laye -al oeste de la capital francesa- y en la década de los ‘90 se instalaron en la Argentina
La boda de Jairocon Teresa fue en mayo de 1972. Años más tarde, se mudaron a París, en donde vivieron en Saint Germain en Laye -al oeste de la capital francesa- y en la década de los ‘90 se instalaron en la Argentina

Sabe que su experiencia le puede servir a muchas personas por eso con el alma rota pero el amor entero comparte que “ahora que pasó un año de su partida entiendo que ella estaba sufriendo mucho y yo quizá tenía una actitud egoísta de querer preservarla a toda costa”. Recuerda como uno de los momentos más dolorosos “cuando en plena pandemia ella estaba hospitalizada y tuve un pequeño ACV. Estábamos ambos en terapia intensiva, a menos de veinte metros pero no podíamos hablarnos ni tocarnos” y el dolor vuelve.

El destino parecía cruel pero les permitió una despedida digna. Teresa falleció en su casa, con su marido sosteniéndole la mano, sus hijos rodeándola y escuchando las canciones que le cantaban sus nietos.

Con su alma rota, la vida tenía preparado otro zarpazo. Dos meses después de la partida de Teresa, la muerte se llevaba a Agustina Posse la ex mujer de su hijo Yaco y mamá de sus nietos, Juana y Francisco. “Fue otro momento terrible. Cuando murió Tere yo no tenía capacidad de reacción, Agustina fue la que nos ayudó a organizar todo. Y a las semanas tuvo el aneurisma. Fue un dolor tremendo. Sufrían mis hijos por su mamá y mis nietos por su mamá”.

Jairo con su familia en el casamiento de su hija Lucía. A su derecha, Agustina Posse  (Archivo personal Jairo)
Jairo con su familia en el casamiento de su hija Lucía. A su derecha, Agustina Posse (Archivo personal Jairo)

Hace un silencio y sigue “Creo que si no hubiera sido por ellos y la música no sé qué hubiera sido de mí. No sé cómo hubiera sobrellevado digamos una situación tan pesada tan fuerte”. Admite que quizá se hubiera recluido en algún lugar y dedicado solo a pintar. “La música me ayudó. No es solo el hecho de cantar. Es el contacto con la gente. Te sentís respaldado, protegido”.

Con la casa grande y las ausencias tan presentes, Jairo invitó a Yaco con sus hijos a vivir con él. Aceptaron. Las buenas compañías vencen por nocaut a una gran soledad. “Juana estudia en la UBA y Francisco es un músico impresionante”, cuenta no como abuelo famoso sino orgulloso. Cuando Francisco se asoma y saluda con timidez, Jairo lo mira como solo se mira cuando se ama incondicional e infinitamente.

-¿Te gustaría que sigan tu camino?

-Que sigan el que quieran pero sea con pasión.

-Suelo terminar las entrevistas con un juego. Diosito anda con ganas de destruir el mundo pero antes de hacerlo, te pide que le cantes una de tus 800 canciones que lo convenza de abandonar su idea ¿Cuál elegís?

-Liberté.

-¿La misma que le cantaste a Reagan?

-Exacto.

Jairo en la entrevista con Teleshow (Ramiro Souto)
Jairo en la entrevista con Teleshow (Ramiro Souto)

-Con esa canción salvaste al mundo, ahora te ordena que elijas tres personas que conociste y ya partieron para que compartas el Paraíso. ¿A quiénes nombrás? Con tanta vida vivida y tantos genios compartidos, esta cronista piensa que Jairo elegirá a Piazzolla con su música inmortal, a Borges y sus poemas o a Charles Aznavour en un café de París. La respuesta es otra.

“En primer lugar a Teresa, después a Daniel Salzano mi mejor amigo y por último a mi mamá”, responde sin un segundo de duda. Es que podés haber vendido millones de discos y ser considerado la mejor “voz argentina”. Podés haber triunfado en París y compartido equipo con príncipes y estrellas. Pero al momento de compartir la eternidad más que los triunfos importan los afectos, porque aunque cantes como los dioses, el amor es lo único que nos salva a todos los mortales. Jairo lo sabe, no por sus canciones sino por sus vivencias.

Jairo, a la derecha un retrato de Teresa (Ramiro Souto)
Jairo, a la derecha un retrato de Teresa (Ramiro Souto)

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