Fénix, la drag queen de Canta Conmigo Ahora: vivió en un convento y conoció a sus padres biológicos a los 19 años

Está cumpliendo su sueño en el rol de jurado del programa que conduce Marcelo Tinelli, un logro que renueva sus energías para proyectar a futuro. En una charla a solas con Teleshow, cuenta su increíble historia de vida y el motivo por el que eligió un nombre artístico que embandera la resiliencia

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Fénix Drag, a solas con Teleshow: en cada programa se presenta un look diferente, y ya lleva más de 40 outfits distintos

La seriedad que transmite Fénix Drag puede intimidar, pero cuando aparece su sonrisa, ilumina como el ave milagrosa en la que inspiró su nombre artístico. En cada programa de Canta Conmigo Ahora brilla con sus elaborados looks, donde cada detalle implica preparación, experiencia y una vocación incansable. En diálogo con Teleshow, prepara un café y se dispone a hablar sin tabúes de su vida como drag queen, el camino que transitó hasta convertirse en artista, y los motivos detrás de la resiliencia que lleva como bandera.

En la piel de su alter ego, integra el panel de los 100 jurados del concurso de talentos que conduce Marcelo Tinelli. Cuando atraviesa las puertas de los estudios de Polka en Don Torcuato muchos no lo reconocen, porque todavía resta el maquillaje y el montaje para crear al personaje que surgió ocho años atrás.

Me llamo Federico, que también empieza con ‘Fe’, y justamente sería lo último que yo perdería”, revela al principio de la charla. Su historia comienza en la provincia de Chaco, de donde es oriundo, pero no tiene recuerdos en su tierra natal porque llegó a Buenos Aires cuando era bebé. “Mis papás me adoptaron ni bien nací, y vine con mi familia para acá, así que crecí en Palermo”, cuenta, y recuerda que la música lo acompañó en cada paso.

"Drag queen y cantante", dice
"Drag queen y cantante", dice el graph de Canta Conmigo Ahora cada vez que da una devolución: el histrionismo y el montaje para un espectáculo son características de su profesión (Ramiro Souto)

Interpreta canciones desde que tiene memoria, y sus primeras experiencias como cantante fueron en el coro de la iglesia de su barrio. En plena infancia, cuando tenía 11 años, empezó a trabajar para ayudar a sus padres con un poco de dinero. “Iba a la feria de diseño independiente de Palermo en Plaza Serrano, y ahí trabajé como vendedor hasta los 16; ponía mi manta en la vereda y hacía macramé y bijou”, explica. Y aclara: “Todo fue motu proprio, porque mis viejos jamás me lo exigieron, y nunca dejé el colegio por hacer artesanías; los últimos años de secundaria me dediqué más al estudio y deje de ir a la feria”.

Durante su adolescencia tuvo una vida pastoral muy activa, y se sumaba a las misiones de jóvenes todos los años. “Íbamos al asentamiento de La Carbonilla de Avenida Warnes, también fuimos a la provincia de Corrientes, y viví un tiempo en Córdoba en el convento de los Capuchinos”, detalla. Poco después fue preceptor de dos colegios y luego fue catequista.

“En ese entonces lo conocí al Padre César”, revela, sobre el cura rockero, que también forma parte del panel de los expertos en el programa que se emite por la pantalla de El Trece. Claro que en ese entonces le parecía impensado que años más tarde se volverían a cruzar en un estudio de televisión, pero los guiños del destino son así de inesperados. En un recorrido por su cuenta de Instagram aparecen en su repertorio canciones de Iglesia, las mismas que lo conquistaron en la niñez y en las que encontró la inspiración para animarse a ir en busca de otro significativo pendiente.

Un fragmento de la canción de The Fugees en la voz de Fenix, el dragqueen de Canta Conmigo Ahora

Mientras transitaba por ese sendero espiritual tuve la oportunidad de conocer a mis padres biológicos, con el apoyo de algunos amigos que pasaron por situaciones similares y me acompañaron en el proceso”, rememora. Cuenta que ese encuentro fue cuando tenía 19 años, y define la charla que tuvo con ellos como “el cierre de un círculo” por la valiosa oportunidad de haber podido estar frente a frente. También asegura que nunca sintió ningún resentimiento, sino más bien empatía y el deseo de hablarles desde el corazón. “Necesitaba agradecer a las personas que me regalaron la vida por tomar la decisión de darme en adopción, porque gracias a ellos yo tuve una familia que me brindó todo lo que estuvo a su alcance y siempre me apoyó”, sentencia.

—Trabajaste desde muy chico e incursionaste en distintas carreras, ¿cómo fue ese camino?

—Estaba en un proceso de discernimiento vocacional y ese abanico de conocimientos y actividades me dieron las herramientas para ser quien soy hoy. Trabajé en la sección administrativa de Ciencias Exactas de la UBA, luego en administración de consorcios. También fui personal trainer. Hice dos años completos de la carrera de Kinesiología, y antes de empezar en el convento ya había hecho la mitad de la carrera de Teología. Fue una búsqueda para saber qué quería ser en la vida, y si bien creía saber lo que quería, no me terminaba de arriesgar. Me llevó un buen tiempo tomar esa decisión de: ‘Bueno, dejo todo por amor al arte’.

Además de los shows, cuenta
Además de los shows, cuenta que también realiza trabajos particulares de maquillaje, peinado, y vestuario: "No es sólo lo que hacemos sobre el escenario, sino todo el back"

—¿Qué fue lo que te hizo darte cuenta de que soñabas con ser artista?

—Sabía que mi vocación tenía que ver con el servicio, y en definitiva un artista siempre se brinda a los demás. Me di cuenta de que el arte es quien me rescata y me sana. Muchas veces uno tiene heridas en su historia personal que tienen que ver con la percepción. Y el arte hace eso conmigo. Percibe lo que siento, me salva y me sana continuamente.

—Cantar para resurgir de las cenizas como el ave Fénix…

—Eso mismo. Si bien nunca sentí que tuviera una historia de víctima, sí comprendí que es necesario abrazar la historia de uno para saber quién sos y a dónde querés ir. Cuando le cuento de mi vida a la gente queda impactada, y aunque durante mucho tiempo me lo guardé para mí, creo que nunca se sabe quién está pasando por algo similar. Ojalá sirva para capitalizar las experiencias. Cuando me empiezo a maquillar siento que es un símbolo de que puedo transformarme y volver a nacer cuantas veces sea necesario.

Vendedores de fantasía

Las canciones fueron su medio de liberación, pero cuando vio uno de los show del actor transformista Diego Moyano, descubrió una expresión artística que lo maravilló. “Se convirtió en mi maestro, él formó parte del Grupo Caviar que fundó Jean François Casanovas, y verlo en el escenario es una escuela, una retroalimentación en la que siempre aprendés”, cuenta con admiración.

El jurado del programa que conduce Marcelo Tinelli habló con Teleshow y contó su emotiva historia de vida

Tuvo que incorporar muchos conocimientos: cómo lograr un make up que se adecúe a su personaje –desde tapar las cejas para dibujar una nueva mirada, hasta dónde iluminar para destacar rasgos-; cómo peinar una peluca para cada ocasión; cómo recrear un look de gala, diferenciarlo de un cuadro cómico y coser y descoser cuantas veces sea necesario; aprender letras de temas nacionales e internacionales para ofrecerle un abanico variado al público; editar algunos fragmentos de canciones para unirlos con otros a modo de popurrí; todo ese combo sumado a un concepto que sí conocía: el arte de reinventarse.

“Nosotros vendemos fantasía, somos una pieza fundamental de un espectáculo que consiste en que compren esa fantasía”, remarca. Y reconoce que más de una vez escuchó conceptos erróneos o prejuicios sobre su profesión. “No somos una mujer, somos nuestra creación, y hacemos un show pensado desde el respeto que damos y que necesitamos que nos devuelvan”, sostiene con firmeza.

—¿Existe todavía la diferencia entre el transformista y el drag queen?

—La realidad es que hoy el mundo drag y el transformismo están muy fusionados. Ya no es como en los ‘90 que el transformista era el que hacía humor y la drag la que bailaba con los parlantes en los boliches. En una compañía teatral conviven perfectamente, y la verdad es que sólo en Argentina y el resto de Latinoamérica se diferencian estos mundos, porque en Estados Unidos y en Europa ya no hay diferencia. Son todas drag queens en sus distintas categorías: está la drag social, que por ejemplo te recibe en un restaurante, la comedy, que aporta monólogos divertidos, y varias más, pero ya no hay una brecha.

Frente a la responsabilidad de
Frente a la responsabilidad de ser presentado como drag queen en cada devolución, diferencia la expresión artística del cross-dressing de la identidad de género y la orientación sexual, conceptos totalmente independientes entre sí

—Hay distintos estilos y cada quien se especializa según su experiencia y conocimiento

—Exacto. Yo formo parte de una compañía donde van surgiendo propuestas para eventos, y tengo cuadros musicales y otros de humor, que es algo que tiene que ver más con la actuación. Pero mi novio, que también es drag queen, Dakota Balk, es bailarín y patinador artístico, entonces puede hacer más performances con coreos, mientras que a mí no me sale lo que sea de destreza. Cada uno tiene su sello personal.

—Entonces encontraste cómo combinar amor y trabajo

—Afortunadamente sí, convivimos hace seis años y sé que me entiende a la perfección cuando le digo: ‘No doy más de los tacos, me duelen los pies’. Siempre está cuando tengo que peinar una peluca o poner unas piedras en un traje. Es muy importante tener al lado a alguien que te entienda. Realmente siento el éxito radica en tener gente que te quiera y te apoye en tus proyectos. Soy afortunado y exitoso al tener tanta gente confiable y comprensiva a mí alrededor.

—Una de tus características es que cantás, en un género que era mucho más común el lip sync, ¿cómo surgió incorporar eso?

—Durante mucho tiempo solo se hacía fonomímica, pero era hora de levantar la bandera de la drag queen cantante. A mí me parecía importante sumarlo, y desde que lo incluí en mis presentaciones fue un cambio total. Todos los miércoles hago noches de karaoke, donde canto canciones y el público también, me da otra libertad.

Dakota Balk en la tribuna
Dakota Balk en la tribuna de Canta Conmigo Ahora, la pareja de Fénix hace seis años (Ramiro Souto)

—Y eso te llevó también a Canta Conmigo Ahora, ¿cómo lo estás viviendo?

—Con mucha responsabilidad. De 100 jurados ser el único al que anuncian como drag queen, me hace sentir muy agradecido porque me den ese lugar y me traten como una reina. Me han dicho incluso que se siente mi perfume cuando paso caminando. Siento la admiración y el respeto del público, y por eso me esmero en darles un producto que esté a la altura. Van como 40 programas y son 40 vestuarios diferentes preparados especialmente para estar ahí.

—¿Ya conocías el formato?

—Sí, de hecho yo miraba por YouTube la versión británica, y juro que soñaba con que se haga en la Argentina. Cuando me llamaron no lo podía creer. En el primer ensayo general que tuvimos estaba en shock. Nunca tuve poder adquisitivo para pagar entradas y ver espectáculos; me he alimentado gracias a los comedores comunitarios muchas veces en mi infancia, y siempre deseé con el alma ir a ver un show. Solo podía ver los pedacitos de obras que subían a Internet. Imaginate lo que fue para mí estar con Alejandro Paker, que es un exponente en teatro, con Nacho Mintz, que lo conocía por su representación de El Jorobado, y que Marcelo Tinelli me dé la palabra…es todo un sueño.

—Están en la instancia final y son todos muy talentosos, ¿cuesta elegir a la hora de votar?

—Es muy difícil que no te atraviese la sensibilidad. En la mayoría de las devoluciones Tinelli me pregunta: ‘Fénix, ¿qué sentiste?’, y eso me llega muy profundo. La energía que se vive en el programa es tremenda, hay mucha emoción de por medio. Como jurado siento que el premio se lo merece cualquiera de los que llegaron hasta acá. Sabemos que tiene que haber un ganador, y trato de ser lo más objetivo posible al apretar el botón, dado el momento crucial en el que estamos.

En el palco de los
En el palco de los jurados, disfrutando de una de las presentaciones de los talentosos participantes de Canta Conmigo Ahora (Ramiro Souto)

—Cuando le hablás a un participante comentás su calidad vocal o interpretativa, pero no caés en el elogio ni en el chiste

—Es algo que medité mucho: cómo darme a conocer frente al público. Siento que a veces el humor vulgar se asocia a los drags, pero está claro que sería para otro contexto. Yo me ubico en el programa en el que estoy, que es para toda la familia, donde me están pidiendo la devolución de un cantante. En cambio si estuviera en un boliche o en un pub podría cambiar totalmente el discurso. No me gustaría que caigan en el prejuicio o le falten el respeto a la comunidad LGTBIQ+.

—Se han vivido momentos muy emotivos en cuanto a la visibilidad de la comunidad LGTBIQ+

—Es que es realmente una maravilla tener un trabajo donde podamos ser nosotros mismos y brindar nuestro arte. Hay que seguir trabajando a nivel social para comunicar desde el respeto. Sigue pasando que algunos piensan que si sos gay te gustan todos los hombres, y si sos lesbiana, todas las mujeres. No es así. Con el tiempo entendí también que uno mismo puede ser su peor enemigo, y hoy tengo herramientas para abrazar mi historia. Una historia que no tiene que ver con mi sexualidad, sino con ser artista.

—¿Qué proyectás para tu futuro?

—En lo que respecta a mis sueños trato de no pedir nada. Me gustaría cantar adentro de una iglesia, por lo que representa la fe en mi vida, y esa acústica increíble que tiene, pero si algo tiene que llegar, llegará. Creo en la ley de atracción. Lo que yo pido es muy poco: seguir trabajando de esto, que es lo que me da vida.

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