Conecta, organiza. Sale de una llamada y se mete a otra. La agenda no le da ni un segundo: apenas puede despegarse de la computadora. Influencers, modelos, músicos, todos dependen de ella, todos clientes de su propia empresa, la misma que fundó con solo 28 años, y conecta líderes empresariales y creadores de contenido. Hay días agotadores, pero todo vale la pena cuando llega a un set de grabación, a un estudio o a una premier. Esos son los momentos que hacen que todo valga la pena, la razón por la que la argentina llegó a Estados Unidos a conquistar Hollywood. Ningún día en la vida de Kathy Schenfelt es igual a otro.
Nacida en Río Gallegos, se mudó a EEUU con 22 años. Sin ningún plan en concreto pero con un objetivo claro: poder trabajar y vivir en Los Ángeles. Así comenzó a estudiar en la Universidad de California y pronto armó su propia empresa, SCH Entertainment, que reúne diversos emprendimientos. Uno de ellos, The W-List, la cual será catalogada como una de las agencias top de comunicaciones digitales con sede en esa ciudad. La otra, Missmanaged, compañía de representación de artistas y músicos que tiene casi 40 clientes en todo el mundo.
Kathy no conoce límites, decidida, entusiasta y determinada, piensa que nada es imposible. Con esa mentalidad llegó al país para hacer realidad su sueño y conectar con estrellas, pero más allá de las luces explica qué es lo que más le atrae de su trabajo: “La posibilidad de saber que no hay límites en lo que es la profesión, de que si mañana viene una de mis clientas y me dice: ‘Mira, yo quiero sacar un disco’, le decimos: ‘Genial, lo hacemos’. Tenemos clientes que están por irse de gira, algunas que están actuando, otros que hacen modelaje, cada uno está haciendo lo suyo y a mí me encanta poder ser parte de alguien, de su trabajo, de su carrera y la trayectoria, y decir: ‘Yo estuve ahí desde el principio, los ayude a llegar acá’”.
La empresa de la argentina, quien recientemente fue nombrada Culture Council por Rolling Stone USA, es la mente detrás de la estrategia comunicacional y de marketing de influencers como Brynn Rumfallo (bailarina con 3 millones de seguidores en redes), Spencer Barbosa (un millón), Annabelle Gesson (383 mil), Sahar Dahi (171 mil) y Alexis Williams (101 mil).
Pero antes de convivir entre las estrellas, Kathy admiraba este mundo como una fanática más. Con solo 16 años se desvivía por los personajes de la saga de Crepúsculo. Así explotó su pasión y creó una página para otros admiradores como ella. Schenfelt lanzó el proyecto The Twilight Saga’s Breaking Dawn Part I y II (2011), el cual poco a poco fue creciendo al punto de tener más influencia que la cuenta oficial de la película. El proyecto acumuló más de un millón de seguidores, dos sitios web, nueve miembros trabajando en pro del fans club. En paralelo, mientras la mayoría de los chicos vivían a pleno la secundaria, Kathy ponía en juego toda su curiosidad y pasaba noches en su notebook aprendiendo a codificar y a diseñar. Así, sin darse cuenta, comenzó una idea que iba a lanzar su carrera.
—¿Cómo fue el comienzo de tu proyecto?
—Yo era fan de Crepúsculo, como hay fans de mil cosas, y a esa edad me llamaban mucho las redes sociales, a full con Twitter; creo que Tumblr era otra. Gracias a eso me empecé a conectar con gente que estaba en Estados Unidos, gente de Europa y decidí lanzar este proyecto como fan de la saga. Así aprendí sola a codificar porque era curiosa y porque quería saber cómo funcionaban las cosas. Siendo hija única, aparte viviendo en Gallegos, no había mucho para hacer. Así que me pasaba mucho tiempo en la compu, viendo cosas diferentes, tratando de aprender cosas, aprendiendo inglés.
—¿Y una vez que ya formabas parte de las productoras?
—Me invitaron a sumarme a lo que era la campaña, ellos mandaban banner, trailer, cuándo iban imágenes, por ahí conceptos de cómo alcanzar más público, cómo tener más reacciones. También qué podía hacer para que la gente se enganche con las diferentes metas que había para crear el marketing antes de que salieran las películas. La verdad que estuvo buenísimo, fue una experiencia relinda, en ese momento yo no me daba cuenta de que estaba sembrando la semillita que iba a hacer que saliera todo el resto. Ese fue el comienzo en sí porque fue la experiencia que me hizo darme cuenta de que realmente se puede vivir de esto, que hay un mundo enorme acá.
—¿A partir de entonces empezó a tomar forma un sueño?
—La idea de Hollywood, de las películas, del cine, el ámbito en sí de entretenimiento, me encantó. Dije que realmente se puede, porque veía gente que trabajaba de eso y yo decía “¡Wow!”, o sea, yo quiero trabajar, vivir promocionando esta película que me encanta, sería un sueño, ¿no? Ese fue el empuje que hizo que pasara todo lo demás.
—Ahí ya picó el bichito de ir a Estados Unidos. ¿Cómo lo tomaron tus papás?
—Su prioridad era que terminara el secundario. Decían: “Bueno, vas a tener que ir a estudiar a Buenos Aires”. Pensaban que si no estudiaba una carrera universitaria no había futuro y yo, que era cabeza dura, decía: “¿Pero para qué voy a ir a estudiar cuatro años para aprender todo lo que vengo haciendo hace dos años?”. En realidad yo estaba súper equivocada, porque obviamente que al ir a estudiar una carrera hubiera aprendido un montón más, pero yo en ese momento caprichosa decía: “No, no”.
Así, los dos años siguientes Schenfelt siguió su crecimiento exponencial y fue contratada en modo freelance para compañías como Lionsgate, Warner Bros. Pictures y LifeTime. Al mismo tiempo brindó consultorías para amigos de la industria que estaban en las primeras etapas de posicionamiento de su presencia online. Toda esa experiencia y creatividad la puso en práctica cuando creó una agencia de digital y redes sociales llamada The W-List, todo desde su ciudad natal, Río Gallegos. La empresa creció a pasos agigantados y prestó servicios a cientos de marcas mundiales como Disney Channel, Nike, Johnson & Johnson, y así como a clientes de alto nivel de talento como Maddie Ziegler y Mackenzie Ziegler, y también para diversas ONG´s.
Llegado 2016 el molde parecía chico, a su empresa le estaba yendo tan bien que Kathy buscaba pegar el salto. Así, ya con algunas amistades hechas a través de las redes y sin que sus padres estuvieran del todo convencidos, viajó a Estados Unidos con la idea de probar suerte y ver cómo se adaptaba a otro país. En un principio la idea era probar tres meses, gracias a la visa de turista, pero las ganas de conocer más la llevaron a renovar el documento por otros tres meses, luego seis, y así se terminó quedando un año entero.
Y si bien quería seguir en el país, ese fue el punto límite que la obligó a volver a Argentina. No demoró mucho en regresar, ya que inmediatamente tramitó la visa de estudiante para definitivamente a cumplir su sueño. El primer paso fue graduarse de UCLA con un certificado en Music Business y el siguiente, fundar SCH Entertainment como empresa paraguas que albergara varios emprendimientos, entre ellos The W-List (que pronto será catalogada como una de las agencias top de comunicaciones digitales con sede en Los Ángeles) y al mismo tiempo Missmanaged.
—¿Cómo adquiriste esa mentalidad?
—Crecí sola, hija única, mis papás siempre laburaron a full. Mamá, maestra jardinera, papá siempre empresario, cambiando de trabajo, agarrando empresas diferentes. Mi mamá trabajó siempre y me inculcó esa cosa de “es trabajar o trabajar”. Jamás se me cruzó por la cabeza decir: “Mis papás me van a ayudar”. Yo sabía que incluso si hubiese ido a estudiar a Buenos Aires ellos tampoco me hubieran podido ayudar. Así que imaginate menos que menos cuando me tuve que venir a estudiar acá.
—¿Te quedan sueños por cumplir?
—Sí, aunque creo que siempre mi respuesta cambia porque a medida que voy cumpliendo metas y sueños siempre sale algo más. Imagino que tendré metas el resto de mi vida, porque aparte soy muy inquieta y me gusta, me gustan los desafíos de poder decir que es difícil, siempre me ha llamado la atención las cosas que el resto dice que son medio imposibles y bueno, no imposible, no.
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