Marisa López cuida a Martita y Felipe Fort desde que los mellizos eran bebés y por eso, ellos le prepararon un gran regalo para su cumpleaños. Además, compartieron el video en el que se lo entregan, pero misteriosamente horas después lo borraron de sus redes sociales.
Los hijos de Ricardo le obsequiaron a quien fuera su niñera una camioneta Peugeot 3008. El SUV de color gris cuenta con tapizados de cuero, acceso y arranque sin llave, climatizador bizona, sensor de luces y lluvia, techo panorámico, control crucero y asistente de estacionamiento.
“Regalito de cumple adelantado”, escribió Felipe Fort en su cuenta de Instagram y en el video se lo escucha decir: “Mari, ¿cómo va la del cumpleaños? Uhhh”. Luego, ella mira asombrada el vehículo y les agradece por los saludos de cumpleaños.
“Mi papá es Ricardo Fort y después tengo a Gustavo y a Marisa que nos cuidan. Otra persona no me interesa. No hace falta la genética para ser familia”, dijo alguna vez Martita al enumerar a “su familia” y por supuesto en su acotada lista incluyó a su niñera, quien la cuida desde que tenía meses.
Quien fuera jugadora de hockey llegó a la casa de Ricardo por recomendación de su amiga Karina Antonualli, ex esposa de Eduardo Fort, muy allegada al mediático y tía de los mellizos. Su conexión con los chicos fue inmediata.
Ella venía del mundo del deporte, había jugado al hockey y participado en la Selección, antes de que esta fuera bautizado con el nombre de Las Leonas. Junto con Magdalena Aicega y Vanina Oneto, alzó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata de 1995. Un año después de aquel logro, dejó el equipo, según dijeron en El Gráfico porque se le complicaba coordinar los horarios para entrenar.
Marisa había llegado al seleccionado de Hockey en 1983, jugó en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 donde por primera vez participó la selección argentina obteniendo el puesto número 7 y en 1995 decidió retirarse tras haber llegado a ser capitana. En algunas crónicas de la época la describen como un “genio” que ya hacia sus trece años se perfilaba como una gran deportista: nadaba y jugaba al tenis hasta que se enamoró del palo y la bocha. “Era técnicamente perfecta y descollaba en todos los puestos, hasta de arquera. Pero especialmente era valiosa en defensa, porque a todo lo demás le agregaba su gran visión de cancha y una velocidad mental”, la describía el diario La Voz.
Quienes frecuentaron la casa de Fort dijeron a Teleshow que ella era “una imagen materna para los mellizos” a quienes “quiere como si fueran sus hijos” y que estaba junto con Gustavo “pendiente de todo”, no solo de Martita y Felipe, sino también de los detalles del hogar y del propio Ricardo. “Vivía cuidando a todos y él tenía agradecimiento por su labor”, aseguraron, sobre todo en los últimos tiempos en los que él estaba mal de salud.
En febrero de este año los chicos, que estuvieron bajo la tutela de Gustavo Martínez y luego de César Carozza, ya no necesitan niñera, pero Marisa será siempre su familia por eso el vínculo no termina con su mayoría de edad. Ella por el momento sigue viviendo en el departamento de Belgrano que compartían y ayudándolos y acompañándolos como cuando eran chicos.
Siempre de perfil bajo, habló muy pocas veces con la prensa y una de ellas fue en febrero, tras el suicidio de Gustavo Martínez. “Yo voy a estar bien por los chicos”, dijo la mujer que nunca dejó de cuidarlos como si fueran sus hijos y agregó: “La verdad que es muy duro para todos, fue una muerte violenta, y el tema y el problema, ¿sabés cuál es? El castigo a los chicos”.
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